Las pedanías de Murcia evitaron el fenómeno del chavolismo

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Una tesis de la UPCT, del profesor de la Escuela de Arquitectura y Edificación, Fernando García, plantea el papel jugado por las pedanías de Murcia, a la hora de atraer población obrera que emigraba del campo a la ciudad a mediados del siglo pasado. Estas pedanías, permitieron alojar a un gran número de nuevos habitantes, evitando la aparición de grandes suburbios no planificados y sin servicios urbanos, como ocurrió en otras ciudades en las que se dieron abundantes fenómenos de chabolismo.

“Es una prueba de que las pedanías forman parte de la estructura urbana de Murcia desde hace décadas, aunque muchas veces se las contempla como núcleos independientes», afirma García. “Este papel se mantiene en la actualidad, pese a que muchas de ellas no han sido absorbidas por el crecimiento de la ciudad».

El Palmar, Puente Tocinos, Espinardo o La Alberca fueron algunas de las poblaciones que más crecieron durante el periodo estudiado, pero la población obrera también se ubicó en las pedanías al oeste de la ciudad y otras más lejanas, como El Raal. “Frente a la falta de servicios y los problemas urbanos de insalubridad y marginalidad que caracterizaron los barrios informales que crecieron en aquellos años, las pedanías dieron refugio a los nuevos habitantes y dispersó la tipología de vivienda precaria”, explica el miembro del Laboratorio de Investigación Urbana de la UPCT.

Hoy día, “las pedanías más grandes, mejor equipadas y con núcleos industriales próximos, son muy autónomas, frente a otras que actúan como barrios dormitorios de la ciudad”, analiza el investigador, que también observa “cada vez mayores conexiones entre las localidades de las costeras Norte y Sur de la ciudad”.

En la segunda mitad del siglo, continúa la tesis, el desarrollo del área urbana central «superó el área prevista de crecimiento», por lo que se completó con la creación de los polígonos de La Paz, la Fama e Infante Don Juan Manuel y se expandió hacia el exterior «con un perfil irregular propio de la acumulación de viviendas no planificadas sobre las vías de acceso a la ciudad». Con la llegada de la democracia, el plan de Ribas i Piera destacó por la construcción de varios sectores al norte de la ciudad que, a partir de su forma urbana, consiguieron organizar la estructura de la ciudad, «un logro que en las otras ciudades no pudo alcanzarse», advierte el docente de la ETSAE.

El trabajo profundiza en el conocimiento de las características espaciales que permitan clasificar y comparar los entornos urbanos residenciales construidos durante el siglo XX. García se ha centrado en el estudio de la periferia de ciudades de un tamaño medio en España. En concreto, ha comparado los procesos de construcción de la periferia de Málaga, Valladolid y Murcia.

Fernando García añade que con el trabajo se ha elaborado una clasificación  morfológica que puede ayudar a mejorar el conocimiento del funcionamiento de las ciudades, permitiendo establecer relaciones entre las características espaciales y otras variables. La clasificación elaborada pretende «servir de apoyo para investigadores de otros campos que necesiten contemplar las características espaciales de los entornos urbanos en sus trabajos». Especialmente novedosos son los resultados obtenidos de «las aproximaciones interdisciplinares a temas como la salud, la contaminación, el ruido o el consumo energético», añade.

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