La pandemia ha supuesto un «cambio de imaginario» respecto al mundo rural

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La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) explora estos días en su sede de Baeza la gestión del patrimonio cultural frente a las prioridades del desarrollo sostenible y la Agenda 2030. La investigadora en cultura y educación Gemma Carbó, directora del Museo de la Vida Rural y profesora del curso Patrimonio cultural y Agenda 2030: desarrollo, capacidades y derechos, dirigido por Joaquín M. Revert, investigador de la Universidad de Valencia (UV), ha reivindicado su valor ante el desafío de construir una sociedad más sostenible en lo social y medioambiental. Asimismo, ha incidido en la necesidad de “compensar la gestión del territorio rural con una garantía de sostenibilidad”, y poner su patrimonio “al servicio de la creatividad contemporánea”, conectando estos espacios con la sociedad urbana.

Gemma Carbó.

Carbó es historiadora y gestora cultural, además de doctora en Políticas culturales y educación. Desde 2018 está al frente delMuseo de la Vida Rural, centro de la Fundación Carulla en el municipio de L’Espluga de Francolí (Tarragona) para la interpretación y difusión del legado inmaterial del mundo rural mediterráneo, clave para una transición hacia un desarrollo sostenible. Durante su intervención ha explicado que las capacidades en el mundo rural remiten “a la memoria, la herencia y el conocimiento aprendidos”. La experta reivindica la importancia de esta herencia, por tratarse de saberes prácticos “que nos permiten avanzar y empoderarnos”, y de los que podemos aprender para “hacer frente a retos presentes y futuros”.

En el marco del curso, la especialista ha recordado que “cuando hablamos de patrimonio no lo hacemos únicamente de algo material, como el patrimonio arquitectónico, sino también de lo intangible: saberes y conocimientos” que, en el caso de lo rural, “pueden hacernosrepensar nuestro futuro desde la sostenibilidad”.

En relación a lascomunidades rurales, Carbó ha resaltado que “en España son pocas las personas que viven en el mundo rural, pero sin embargogestionan una gran parte del territorio. Y hablar de sostenibilidad desde la gestión cultural pasa por hablar de territorio”. Ante esto, reflexiona, es importante plantearse cómo abordar el derecho al acceso a la cultura, además de “cómo compensar la gestión del territorio rural como garantía de sostenibilidad”, desde un enfoque que alcance a las ciudades, “conectando esta ruralidad con la sociedad”.

El campo como respuesta

Un mundo con frecuencia relegado al olvido que la pandemia, como crisis sanitaria pero también en cierto modo existencial, ha rescatado. Carbó cree quela Covid “nos ha abierto los ojos”, si bien alberga dudas de que este cambio se mantenga a largo plazo. Hoy por hoy, afirma, “ha supuesto un cambio de imaginario sobre lo rural”. El aislamiento y la obligación de frenar y evaluar los ritmos de vida modernos habría posibilitado “una puesta en valor dehechos culturales asociados a la ruralidad, que hasta ahora pasaban desapercibidoso eran incluso denostados”.

La directora del Museo de la Vida Rural considera que, lejos de estar amortizados, el bagaje y legado de los pueblos goza de plena actualidad, ya que este patrimonio “nos habla ya de temas como la economía circular, la gestión sostenible de recursos naturales como el agua, o cuestiones relativas al género y relaciones de poder no demasiado equitativas”. Un tesoro que “poner al servicio de la imaginación y creatividad contemporáneas, para aprender de lo que nos sirve y descartar aquello que no queramos repetir”.

Las oportunidades del mundo rural como esperanza para un desarrollo más sostenible e inclusivo son uno de los ejes que atraviesan el curso Patrimonio cultural y Agenda 2030: desarrollo, capacidades y derechos, que la UNIA celebra estos días en la Sede Antonio Machado de Baeza. En la programación tienen cabida también sesiones dedicadas al papel de los museos como impulsores de esta sostenibilidad, la diversidad cultural o los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La ciudad monumental sirve de escenario a un curso que aborda cuestiones que conectan ruralidad y desarrollo sostenible, como la construcción de una identidad local desde el arraigo de lo local, el papel de las instituciones y el marco europeo. A ello se suma el compromiso de la Agenda 2030 con un desarrollo más inclusivo, que pasa porincluir voces tradicionalmente invisibilizadas y, en suma, identificar las capacidades de desarrollo desde el patrimonio.

El curso busca capacitar al alumnado en el uso de herramientas de gestión y medición del patrimonio, así como sus políticas institucionales y propuestas de participación orientadas a un desarrollo más sostenible en línea con la justicia social y el contexto de crisis climática.

El profesorado está formado por una decena de profesionales vinculados a la gestión del patrimonio y la promoción del desarrollo sostenible: acompañan a Revert y Carbó, el pedagogo especializado en innovación educativa, Federico Buyolo; la coordinadora de proyectos de la Red Española de Desarrollo Sostenible, Lucía Vázquez; la investigadora doctora del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), Blanca del Espino, o el director de operaciones de Stoa, Manel Miró, especializado en planificación, comunicación y presentación del patrimonio. Completan este elenco investigadores en patrimonio como la doctora en Historia del Arte de la UV, Ester Alba; el doctor en Antropología Social de la Universidad de Granada (UGR) y profesor en la Universidad de Córdoba (UCO), Juan de Dios López, y el técnico del Centro Especializado de Apoyo a la Investigación (CEAI-UNIA), Antonio Ortega.