¿Cómo afecta la violencia de pareja a la sexualidad?

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La violencia ejercida por la pareja causa daño físico y psicológico. Su prevalencia, especialmente alta en mujeres, ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a considerar este tipo de violencia un problema global de salud pública. Sus consecuencias se han relacionado con efectos adversos en la salud sexual.

Con el objetivo de aportar un mayor conocimiento sobre la asociación entre la violencia de pareja y la sexualidad, Juan Carlos Sierra, Ana I. Arcos-Romero, Ana Álvarez-Muelas y Óscar Cervilla llevaron a cabo un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health en el que se analizaron cómo difieren aspectos relevantes de la salud sexual entre personas que habían sufrido abuso en el contexto de pareja heterosexual y aquellas que no habían experimentado violencia de este tipo.

En este estudio participaron 3.394 adultos españoles (1.628 hombres y 1.766 mujeres) de 18 a 81 años. Las variables evaluadas en relación con la salud sexual fueron actitudes sexuales (erotofilia y actitud positiva hacia las fantasías sexuales), asertividad sexual y dimensiones del funcionamiento sexual (deseo, excitación, erección, orgasmo y satisfacción sexual). Se examinaron grupos de hombres y de mujeres en función de si habían experimentado abuso en el contexto de pareja de tipo psicológico o físico.

Los resultados indicaron que hombres y mujeres que habían sufrido abuso (psicológico o físico) mostraban menor asertividad sexual para iniciar actividades sexuales deseadas o rechazar las no deseadas. Además, los hombres con experiencia de abuso físico reportaron menor asertividad para la prevención de infecciones de transmisión sexual.

Por su parte, se encontraron actitudes menos positivas hacia las fantasías sexuales en las mujeres que habían sufrido abuso (psicológico o físico) en comparación con aquellas sin experiencia de abuso. Que esto se haya observado solo en las mujeres podría explicarse porque, de forma general, los hombres suelen informar de actitudes más positivas hacia las fantasías sexuales que las mujeres.

En cambio, no se encontró asociación de la experiencia de abuso con la erotofilia, por lo que esto parece indicar que actitudes específicas, como las actitudes positivas hacia las fantasías sexuales, en lugar de actitudes más generales (por ejemplo, la erotofilia), podrían ser más sensibles para examinar la salud sexual.

Con respecto al funcionamiento sexual, el deseo sexual hacia la pareja era menor en hombres y mujeres que habían sufrido abuso (psicológico o físico). Sin embargo, se encontró mayor deseo sexual hacia una persona atractiva en los grupos de hombres con experiencia de abuso físico y de mujeres con experiencia de abuso psicológico y físico.

Esto sugiere que tener experiencias de abuso en la pareja no significaría la perdida de deseo sexual sino el fomento del interés sexual en otras personas fuera de la relación de pareja.

En cuanto al deseo sexual en solitario, este estudio mostró un mayor deseo sexual en los hombres que han vivido abuso físico en pareja frente a los que no han experimentado abuso.

Estos resultados avalan las diferencias entre hombres y mujeres ante este tipo de deseo, como por ejemplo la mayor frecuencia de masturbación de los hombres y los roles tradicionales de género. Por otro lado, exclusivamente en las mujeres con experiencia de abuso (psicológico o físico) se observó menor excitación sexual y menor capacidad orgásmica.

Esto refleja que la experiencia de abuso tiene una mayor repercusión en dimensiones del funcionamiento sexual en las mujeres que en los hombres. De hecho, en los hombres abusados se ven afectados únicamente los componentes subjetivos del funcionamiento sexual (deseo y satisfacción sexual), y no los más objetivos, como la erección o el orgasmo.

Por último, hombres y mujeres que habían sufrido abuso (psicológico o físico) reportaron menor satisfacción sexual que aquellas personas que no lo habían sufrido. En conclusión, la experiencia de abuso tanto psicológico como físico va acompañada en hombres y en mujeres de una clara afectación de variables relacionadas con la salud sexual, como son las actitudes sexuales y las dimensiones del funcionamiento sexual.

Sierra, J. C., Arcos-Romero, A. I., Álvarez-Muelas, A. y Cervilla, O. (2021). The Impact of Intimate Partner Violence on Sexual Attitudes, Sexual Assertiveness, and Sexual Functioning in Men and Women. International Journal of Environmental Research and. Public Health, 18, Artículo 594. https://doi.org/10.3390/ijerph18020594

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