¿Tienen algo especial las personas voluntarias para estudios en un laboratorio de sexualidad?

Artículo de
Óscar Cervilla, Ana Álvarez-Muelas, Ana Isabel Arcos-Romero y Juan Carlos Sierra
Laboratorio de Sexualidad Humana-LabSexUGR

¿Hay diferencia entre las personas que se prestan a participar en estudios sobre sexualidad y las que no? Investigadores del Laboratorio de Sexualidad Humana LabSex de la Universidad de Granada (UGR) firman uno de los pocos estudios sobre este asunto, del que obtienen conclusiones esclarecedoras sobre el sesgo que puede darse en estas investigaciones.

Las investigaciones en sexualidad humana son necesarias por su impacto sobre la salud y bienestar sexual de las personas, siendo percibidas en ocasiones como innovadoras, diferentes o poco convencionales. Como consecuencia, formar parte de estudios de sexualidad podría implicar que solo determinadas personas, con ciertas características, mostrasen interés en participar, lo que supondría un sesgo metodológico importante al carecer de representatividad las muestras.

Este sesgo sería más intenso en estudios que incluyen medidas psicofisiológicas de la respuesta genital (por ejemplo, registro de la erección peniana o de la amplitud del pulso vaginal), al percibirse como métodos intrusivos en la intimidad de las personas. A pesar de esta evidencia, hay pocos estudios que hayan abordado este posible sesgo.

Los investigadores del Laboratorio de Sexualidad Humana LabSex UGR, Ana Isabel Arcos-Romero, Ana Álvarez-Muelas, Óscar Cervilla y Juan Carlos Sierra, han publicado una trabajo en Sexuality & Culture en el que se comparan diferentes características psicosexuales (erotofilia, propensión a la excitación/inhibición sexual y experiencia orgásmica subjetiva) entre personas que se ofrecen como voluntarias para participar en estudios de sexualidad, que incluyen registros de la respuesta genital, y la población general.

Qué diferencias se han encontrado entre personas que se prestan para estudio sobre sexualidad y las que no

Los resultados revelaron que las mujeres voluntarias informaban mayor erotofilia (es decir, una actitud más positiva hacia la sexualidad), mayor propensión a la excitación sexual, menor propensión a la inhibición sexual y menor intensidad en las dimensiones afectiva, sensorial e íntima de la experiencia subjetiva del orgasmo, en comparación con las mujeres de la población general.

Los hombres voluntarios solo se diferenciaban de la población general en la experiencia subjetiva del orgasmo, experimentando orgasmos menos intensos. La comparación entre hombres y mujeres con interés en participar en estudios de laboratorio indicó que ellas reportaron puntuaciones más altas en erotofilia y en inhibición sexual debido al miedo al fracaso en el desempeño sexual, y mayor intensidad del orgasmo en la dimensión sensorial.

Concretamente, se comparó a 525 adultos jóvenes (205 hombres y 320 mujeres), interesados en participar en estudios en los que se les registraría la erección o la amplitud del pulso vaginal mientras veían un vídeo de contenido sexual explícito, con jóvenes de su misma edad y sexo de la población general.

Qué conclusiones extraen los investigadores

Estos resultados podrían reflejar, por un lado, un cambio hacia guiones sexuales más positivos en las mujeres y, por otro, que los voluntarios a participar en estudios de laboratorio de sexualidad podrían presentar mayor conciencia de su experiencia sexual y un deseo por aprender más sobre su respuesta sexual, dada la percepción menos intensa de su experiencia orgásmica.

En definitiva, las personas que se ofrecen como voluntarias para estudios en los que se registra la respuesta genital mediante técnicas psicofisiológica pueden presentar características psicosexuales diferentes a las personas de la población general, lo que podría afectar a la generalización de los resultados obtenidos a la población general.