La pandemia de las cesáreas

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Aunque la OMS recomienda que sean entre el 10 % y el 15 % de los partos, en Argentina son alrededor del 50 %. No hay evidencia científica de los beneficios médicos del parto por cesárea cuando resulta innecesario.

Cesarea.

Beatriz Cano, que participa en la organización Parto vaginal después de cesárea (PVDC), ha analizado la situación en el medio argentino Unidiversidad. Fue una césarea evitable y plagada de violencia obstétrica, la que la condujo por este camino. Tras esta experiencia, empezó a observar que lo que ella había vivido no era excepcional, ya que se repetía incontables veces en otros relatos.

La idea de que un parto vaginal es arriesgado después de haber atravesado esta intervención quirúrgica “se reproduce cuando una va al médico, es lo que opina la mayoría de los profesionales”. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice todo lo contrario, explica la docente: “Recomienda siempre intentar un parto vaginal después de una o más cesáreas”.

¿A qué se debe esta plaga de cesáreas?

Uno de los factores importantes es el económico. Es que, aunque en términos financieros tienen costos similares, la cantidad de cesáreas que se pueden programar en una agenda siempre es mayor a la de partos, ya que estos son procesos fisiológicos que dependen de cada cuerpo y cada circunstancia.

Recreación de un parto por cesárea.

De todas formas, en las instituciones “no esperan ni los tiempos fisiológicos de la mujer ni los del bebé, que es quien desencadena el trabajo de parto”. Pensando en la semana de gestación como único factor, asegura Beatriz Cano, realizan intervenciones, programan inducciones que, si son insuficientes o fallan, derivan directamente a una cesárea. Y así, incluso nacimientos que se esperaban vaginales terminan sucediendo mediante una operación.

Son múltiples los argumentos a los que ginecólogos recurren para sugerir cesáreas que, la mayoría de las veces, no están relacionados con causas reales de salud: estrechez de cadera, embarazos gemelares, cesáreas previas, riesgos generales. De hecho, son las mismas personas embarazadas las que deciden parir por cesárea, pero muchas veces conducidas por un miedo instalado por profesionales de la salud.

El derecho a decidir contra la hegemonía de las cesáreas

La Ley de Parto Humanizado en Argentina parece ir contra el paradigma médico hegemónico, así como contra los protocolos de hospitales e instituciones que no esperan los tiempos fisiológicos de las mujeres y otras personas gestantes, ni respetan sus decisiones.

Ya en 1985, la OMS advirtió que las cesáreas deben ser entre el 10 % y el 15 % del total de los partos, algo que no se respeta a nivel mundial. En Argentina, por ejemplo, siempre la tasa de cesáreas es más alta en el sistema privado –alrededor del 60 %, asegura Cano– que en el público –alrededor del 40 %–.

Las situaciones por las que sugieren realizar una cesárea son pocas: por ejemplo, posición transversa del bebé, placenta previa oclusiva total, sufrimiento fetal o una afección ocular específica. Ser joven, de cuerpo pequeño o tener poca dilatación no son argumentos médicos.

Además, hay que tener en cuenta que la cesárea no solo trae consecuencias a nivel físico, sino también emocional. Puede suceder que la cirugía, la anestesia y el dolor dificulten el vínculo entre quien acaba de parir y su bebé.