Una investigación inédita, liderada por investigadores de Hispanoamérica, revela alarmantes pérdidas de colonias de abejas melíferas y sin aguijón en la región. Andrés Vargas, médico veterinario de la Universidad de Chile y uno de los autores del estudio, advierte sobre las graves implicaciones de estas pérdidas para la biodiversidad y la producción agrícola, destacando la necesidad urgente de políticas públicas y apoyo a los apicultores
Una investigación inédita, liderada por investigadores de Hispanoamérica y publicada en Nature Scientific Reports, revela alarmantes pérdidas de colonias de abejas melíferas y sin aguijón en la región. Andrés Vargas, médico veterinario de la Universidad de Chile y uno de los autores del estudio, advierte sobre las graves implicaciones de estas pérdidas para la biodiversidad y la producción agrícola, destacando la necesidad urgente de políticas públicas y apoyo a los apicultores.
El primer estudio a gran escala sobre la pérdida de colonias de abejas manejadas en América Latina, publicado en la revista Nature Scientific Reports, ha puesto en evidencia una realidad preocupante para la apicultura y la biodiversidad de la región. Liderado por un equipo internacional de investigadores, entre los que se incluye Andrés Marcelo Vargas Fernández, médico veterinario de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile e investigador doctorante del Campus Sur de la Casa de Bello, el estudio detalla la alarmante pérdida de colonias de abejas melíferas y abejas sin aguijón, y sus implicancias para la agricultura y la seguridad alimentaria.
Según Vargas, quien también está comenzando el Magíster en Innovación y Emprendimiento en Ciencia y Tecnología de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) del plantel, este estudio es fundamental porque aporta datos que antes no estaban disponibles: «Si no hay datos, no pueden haber políticas públicas», subraya. Hasta ahora, la mortalidad de las colmenas en Hispanoamérica no se había documentado con la rigurosidad suficiente, lo que limitaba la capacidad de los gobiernos para tomar medidas frente a este problema. El estudio reveló que, en promedio, se pierden un 30,4% de las colonias de abejas melíferas y un 39,6% de las abejas sin aguijón cada año en la región, lo que pone en riesgo la polinización de cultivos y la producción agrícola.
Impacto en la biodiversidad y la agricultura
La pérdida de colmenas tiene consecuencias devastadoras para los ecosistemas agrícolas. «La apicultura sirve como un paraguas para saber lo que está ocurriendo en el entorno», comenta Vargas. La desaparición de polinizadores como las abejas implica una disminución en la producción de alimentos, ya que muchas especies vegetales dependen de la polinización para reproducirse. «Si las colmenas empiezan a disminuir, se afectará directamente la producción de alimentos», advierte el investigador, quien resalta la importancia de mantener a las colmenas saludables para cumplir con las cuotas de polinización requeridas por los cultivos.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue que las pérdidas de colonias se incrementan durante el verano. Esto se debe, en parte, a que los apicultores no pueden aplicar ciertos productos químicos para controlar plagas como el parásito Varroa destructor debido a la producción de miel en esa época. «En verano se incrementa la producción del parásito y eso debilita las colmenas, que llegan en malas condiciones al invierno, donde ocurre la mayor mortalidad», explica Vargas. Además, la falta de acceso a tecnología avanzada y tratamientos orgánicos agrava la situación de los apicultores en la región.
La importancia de apoyar a los apicultores
Vargas también subraya que es fundamental que los gobiernos apoyen a los apicultores, no solo con políticas que regulen el uso de pesticidas, sino también con incentivos que permitan mejorar las condiciones de trabajo. «Lo más difícil de perder una colmena es conseguir otra para reemplazarla», señala, destacando la necesidad de alianzas gremiales que permitan la reposición de colmenas perdidas y el acceso a suplementos nutricionales para mantener la salud de las abejas.
El cambio climático también está afectando gravemente a la apicultura. Según Vargas, «los apicultores se están desplazando hacia el sur porque hay lugares donde ya no hay flores», lo que provoca una migración forzada en busca de mejores condiciones para las colmenas. Esto aumenta la incertidumbre en una actividad que ya enfrenta múltiples desafíos.
La investigación deja en claro que la situación de la apicultura en Hispanoamérica es crítica, y Vargas hace un llamado urgente a las autoridades: «Los apicultores necesitan apoyo, no solo para su subsistencia, sino para garantizar la seguridad alimentaria del país». Además, resalta la importancia de que el público general se sensibilice con la situación de las abejas, ya que su bienestar está directamente ligado a la vida humana.
Este primer estudio a gran escala marca un hito en la investigación sobre la apicultura en la región, proporcionando datos clave para futuras políticas y medidas de conservación.