Especies invasoras: también hay algunas beneficiosas para el medio ambiente

Compartir

La tradición científica en torno a la conservación del medio es tajante con las especies invasoras. Las considera una amenaza para los entornos que las acogen y responsables de desequilibrios en la convivencia de los diferentes ejemplares de flora y fauna que habitan en un mismo espacio. Sin embargo, no siempre es así, tal y como ha comprobado un equipo internacional en el que participa la Estación Biológica de Doñana – CSIC, que ha descrito los beneficios para el medio de algunas no nativas.

La Tortuga Aldabra es una especie que se ha introducido desde Seychelles a las Islas Mascareñas al este de Madagascar para restaurar las funciones de dispersión de semillas de especies recientemente extintas y cuyos impactos positivos han sido evaluados con EICAT+.

Así, han creado un nuevo marco para clasificar los impactos positivos de las especies no nativas, que permitirá al sector de la conservación, la gestión y la justicia tomar decisiones de manejo de la biodiversidad mejor informadas. El trabajo ha sido liderado por GIovanni Vimercati de la Universidad de Friburgo (Suiza) y han participado Montserrat Vilà de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y Belinda Gallardo del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC).

La Clasificación de Impacto Ambiental para Taxones No-nativos, o EICAT, desarrollada en 2014 y adoptada formalmente por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2020 es un estándar global para evaluar el impacto de especies no nativas. Originalmente, el marco solo evalúa los impactos negativos en las especies nativas.

Las especies invasoras pueden causar impactos positivos

“Sin embargo, las especies no nativas también pueden tener impactos positivos en la biodiversidad nativa donde se introducen. Pueden proporcionar nuevas fuentes de alimento o hábitats que aumenten la población de especies nativas o eviten su declive y extinción”, explica Montserrat Vilà, Profesora de Investigación de la Estación Biológica de Doñana – CSIC.

Para alcanzar una comprensión más completa de los impactos causados por las especies no nativas, el equipo científico ha desarrollado un marco paralelo para evaluar sus impactos positivos en la biodiversidad nativa, llamado EICAT +. Este nuevo protocolo evalúa especies no nativas utilizando cinco escenarios, según la magnitud de los impactos positivos. El marco también considera los mecanismos que sustentan estos impactos y la rapidez con que sus efectos podrían revertirse si se erradicaran estas especies.

Cómo se aplica el nuevo protocolo para evaluar el impacto de las especies no nativas

El marco EICAT+ se puede aplicar a diferentes escalas espaciales, desde locales hasta globales, y diferentes niveles de organización, desde individuos hasta poblaciones, así como todos los grupos taxonómicos. Según Belinda Gallardo, del Instituto Pirenaico de Ecología este nuevo marco “puede ayudar a identificar las brechas de conocimiento y ampliar la comprensión científica de las consecuencias de las invasiones biológicas”.

Además, el marco también puede “mejorar las tomas de decisiones en conservación al resaltar los posibles efectos no deseados de las medidas planificadas de control o erradicación que se dirigen a las especies no nativas”, añade la investigadora.

“Al reconocer que las especies no nativas tienen impactos múltiples en la biodiversidad nativa, desarrollamos un nuevo marco estandarizado basado en la evidencia científica para los impactos positivos que antes no estaba disponible”, agrega Montserrat Vilà. “EICAT + llena, por tanto, un vacío crítico en el campo y se puede utilizar, entre otros, para evaluar cómo las plantas o los animales no nativos utilizados en el biocontrol y la restauración contribuyen a los objetivos de conservación.”