Una vez más el mito de don Juan vuelve a estar de actualidad. Es una figura que ha resistido el paso de los años y las múltiples revisiones que sobre él han hecho literatos y dramaturgos. Individualista, desengañado, vanidoso, caprichoso… todos estos calificativos definen a este personaje que llega a Almería encarnado en Fran Perea, con la obra ‘Don Juan, el burlador de Sevilla’. La cita es este viernes y este sábado, a las 21 horas, en el Auditorio Maestro Padilla.
La producción cuenta con un cuerpo actoral con caras conocidas. Un don Juan encarnado por Fran Perea y un Catalinón, del que se encarga Jorge Roelas; estos rostros conocidos por la pequeña pantalla se acompañan de Isabel Pintor, Manuel Tejada, Juan Fernández, Enrique Arce, Lluvia Rojo, Marina San José y Ana Salazar. Esta obra toma el texto de Tirso de Molina y está dirigida por Emilio Hernández.
Una España en decadencia política y moral da nacimiento al mito de Don Juan. Es la otra cara del que años atrás, derrotado y cansado, enterrara Cervantes. El ideal de humanidad, el quijotismo español tiene un feroz reverso de la medalla en el Don Juan individualista y asocial: un hombre español y cosmopolita, desengañado de un ideal por el que luchar, y que lucha por su capricho, por los dictados de su real gana. Es la afirmación ciega y estéril de su propio yo, de su egoísmo.
A Don Juan no le interesa el amor, no le interesan las mujeres ni la sexualidad, sino probarse a sí mismo que es capaz de vencer. Don Juan es un exponente de la impunidad y la corrupción en una España monárquica.Don Juan es el poder. Es el afán de dominio, la sublimación del ego: nada ni nadie por encima de él. Es producto de una monarquía corrompida, una nobleza ociosa, viajera y cosmopolita: eran de dominio público, y probablemente celebradas, las galantes aventuras del Rey.