Un porcentaje pequeño de jóvenes en exclusión consigue salir adelante por su cuenta

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Lluis Ballester.
Lluis Ballester.

Con la ponencia del sociólogo y profesor de pedagogía y didácticas específicas de la Universidad de Illes Balears, Lluis Ballester, ha finalizado el curso de verano sobre “La intervención, tratamiento y emancipación de jóvenes en conflicto social” que comenzaba el pasado lunes 13 de julio en el hotel NH. Ballester, que ha hablado sobre el complicado tránsito a la vida emancipada y activa de jóvenes en situación de exclusión social ha asegurado que “un porcentaje medio, en torno al 40%, de los jóvenes en esta situación consiguen independizarse aunque dependiendo de alguien del sistema familiar y se dilata más que un chaval normal. Sólo un porcentaje muy pequeño, a veces con trabajos precarios, consiguen buscarse la vida por su cuenta”.

Aún es más preocupante el caso de las chicas “porque tienen hijos muy rápido y se vinculan a una pareja con una falta de madurez previa que suele acabar en ruptura”.

Actualmente alrededor de 1.500 jóvenes españoles están en proceso de tutela judicial “con un nivel de apoyo muy bajo y en situaciones muy precarias”, lo que ha motivado, según Ballester, que “desde hace años un grupo de investigadores estemos estudiando las mejores experiencias europeas para emanciparse”. El también director del máster en Intervención Socioeducativa sobre Menores y Familia, también ha asegurado que “la mayoría de estos jóvenes son españoles con dificultades diversas que abandonan a los 18 años los Centros de Menores pero siguen en acogimiento familiar pero sin apoyo de las administraciones”.

En su ponencia ha resaltado que “la normativa estatal está cambiando y que en algunas comunidades autónomas como Galicia y las Islas Baleares, los jóvenes en riesgo de exclusión social tienen apoyo hasta los 25 y 23 años, respectivamente”. No obstante, en gran parte de España se está aplicando, con resultados muy positivos, un programa de mentoria llegado de Estados Unidos, en el que un adulto con vida normalizada asume realizar un apoyo continuado al joven para seguir con sus estudios, a buscar vivienda; pero sobre todo, a confiar en alguien.

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