El Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia (UMU) analiza los desajustes entre el reloj biológico y el natural y recomienda implantar el horario de invierno durante todo el año. Sus expertos apoyan la idea de la Unión Europea de acabar con el cambio de hora.
Son casi las diez y media de la noche. La mayoría de las cadenas de televisión generalistas emiten programas que anticipan su producto estrella del día, lo que los programadores llaman la franja de prime time y todo se retrasa, como la hora de irse a la cama, a pesar de que el despertador va a sonar a la misma hora de cada mañana, es decir, muy temprano para la hora a la que se acuesta la mayoría de la gente de este país.
España tiene un problema con los horarios o, al menos así lo consideran muchos expertos, que observan cómo cada vez la población es más vespertina y desafía a los ritmos circadianos constituidos biológicamente.
Tendencia a ser vespertinos
Desde el inicio de la evolución, los humanos ha sido una especie matutina, que se activaba con la luz solar y se retiraba a descansar cuando ésta cesaba.
Hoy día es diferente. La posibilidad de contar con luz artificial durante las 24 horas del día y poder reproducir un espacio lumínico a nuestro antojo, ha desafiado el reloj biológico que regula la actividad del organismo. Y el cambio de hora lo favorece.
Unos hábitos adquiridos socialmente, que están detrás de muchos problemas de salud y también otros tantos para conciliar el sueño. Ahora, a finales de este mes de octubre se introduce un factor más que desajusta este ya, de por sí, complicado equilibrio, como es el cambio de hora al horario de invierno. Y el debate está servido.
Fin al cambio de hora
¿Es razonable seguir con estos cambios horarios? ¿Cuánto se ahorra con ellos? ¿De qué manera afectan a la salud? El cruce de opiniones está ahí y más después de que este verano, la Comisión Europea realizara un estudio para conocer la opinión de los ciudadanos de la Unión sobre el cambio horario estacional, del que se desprendió que el 84% de la población europea está de acuerdo con tener un horario fijo.
La Unión Europea está dispuesta a acabar con el cambio de hora, algo que de aprobarse definitivamente no se pondría en marcha hasta 2020. Pero la cuestión es saber qué horario es mejor, si el de verano o el de invierno.
En esa encuesta, la mayoría de los participantes se ha decantado por el horario de verano, sin embargo ésta será una decisión que tendrá que adoptar cada país miembro, en función de su posición en el mapa.
Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia
La Universidad de Murcia alberga el Laboratorio de Cronobiología, donde expertos de la rama de Ciencias de la Salud estudian los ritmos biológicos naturales y las consecuencias que tienen sobre éstos las imposiciones propias de una sociedad dominada por el reloj, con unos horarios que poco se ajustan a lo saludable.
María de los Ángeles Rol es una de las investigadoras de este laboratorio. Ha centrado su trabajo en la parte más aplicada de la cronobiología y tiene una opinión clara sobre los cambios de hora. Ella defiende mantener un horario fijo y, en España, el de invierno.
En España, el horario de invierno
No lo dice por capricho, sino que lo afirma consciente de la necesidad de “repensar” los horarios de este país, donde se empieza a cenar casi a la misma hora a la que más de media Europa se va a la cama.
“Hemos estado haciendo simulaciones en laboratorio y si me preguntas por el cambio horario, el de invierno es más adecuado en conjunto que el de verano”, afirma esta investigadora.
Adoptar el horario de verano durante todo el año implicaría unas “mañanas muy oscuras” en las zonas del país ubicadas más al Oeste, donde amanecería pasadas las nueve y media de la mañana. Se tendría unas mañanas muy cortas y los centros educativos iniciarían su actividad con noche cerrada.
Adolescentes, mejor con horario de invierno
Un caso paradigmático, los institutos, donde las clases comienzan sobre las 8,30 de la mañana. Estos alumnos iniciarían su actividad diaria casi dos horas antes de la salida del sol y esto tendría consecuencias muy negativas para su ritmo vital.
“La adolescencia es una etapa conflictiva para quitar la luz de la mañana. Esta tendencia a retrasar horarios está muy acentuada en la adolescencia, por eso tienden a ser muy vespertinos, se acuestan muy tarde y también se levantan tarde. Con el tiempo es una tendencia que cambia y se vuelven más matutinos”, afirma la investigadora de la Universidad de Murcia.
Si estos estudiantes dejan de recibir la luz a primera hora de la mañana incrementan sus hábitos vespertinos. “Se puede entrar en un círculo vicioso, en el que los horarios se van retrasando: un día te acuestas más tarde y te cuesta más levantarte por la mañana y así continuamente. Se potenciarían mucho los hábitos vespertinos en este colectivo y eso no sería bueno”, matiza.
Debate sobre el cambio de hora
El debate sobre el cambio de hora estacional se produce en un momento en el que también se había cuestionado cuál debería ser el huso horario de España, matener el actual, ajustado en 1940 por la dictadura franquista como gesto de apoyo a la Alemania nazi; o volver al que corresponde por situación geográfica, la hora de Gran Bretaña y Portugal.
Para ello, el Gobierno plantea crear una comisión de expertos, que analizarán todas las cuestiones sobre la mesa y tendrán en cuenta factores de salud, económicos y sociales, que son los que están implicados en esta cuestión que es mucho más de fondo que adelantar o retrasar una hora en el reloj.
Poco contraste en la luz entre el día y la noche
Uno de los mayores enemigos del reloj biológico es el poco contraste en la luz entre el día y la noche, debido a que se pasa mucho tiempo durante el día en interiores, con una iluminación que en algunos casos es insuficiente, y extendemos la iluminación durante la noche.
“La melatonina, que es la hormona que marca la oscuridad química, mantiene una secreción elevada durante la noche y es la señal que le permite al cuerpo identificar que es de noche. La melatonina está presente en todos los organismos y, aunque su función primitiva fue la de neutralizar radicales libres, ha permanecido en las distintas especies para poder anticipar la llegada del día y de la noche, como señal temporal para el organismo de la llegada del día y de la noche”, explica la investigadora del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.
Homeóstasis predictiva o la capacidad para anticiparse
Los relojes biológicos se basan en lo que los expertos llaman homeóstasis predictiva, que es la capacidad del organismo para anticiparse a lo que va a ocurrir, y para que esta función se realice sin alteraciones es fundamental mantener cierta higiene del sueño.
“Los aparatos electrónicos deben salir del dormitorio. El móvil, no solo que te estimule por la noche con los juegos o la conversación que estés manteniendo, sino por la luz azul que desprende la pantalla y que activa el sistema circadiano”, argumenta María de los Ángeles Rol.
Exposición a la luz del Sol
Y por su puesto, recomienda esta experta de la Universidad de Murcia, es necesario exponerse a la luz brillante durante el día. “Para que el reloj biológico se ponga en hora necesita exposición a la luz natural, y nos pasamos el día en interiores, en muchos casos mal iluminados”.
El reloj biológico, sin embargo, es discreto a la hora de notificar los desajustes. Se encuentra albergado en el cerebro y para saber cómo funciona, los especialistas del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia se fijan en lo que llaman “las manecillas”, que son los cambios en los propios ritmos fisiológicos, con los que se puede conocer si el reloj funciona de manera adecuada.
Señales fisiológicas del reloj biológico
“Todas las variables vitales cambian a lo largo del día. Por ejemplo, la presión arterial baja por la noche, y tiene que ser así. Entonces, lo que hacemos es ver cómo están esos ritmos y tratar de indagar qué le está pasando al reloj”.
Los desajustes en el reloj biológico, llamados cronodisrupciones, son un asunto más serio de lo que se piensa. El mayor exponente de este desorden son los trabajadores a turnos, especialmente los que hacen el turno de noche, una población más propensa a sufrir “tienen alteraciones como desórdenes metabólicos, cognitivos, alteraciones reproductoras, cardiovasculares, envejecimiento prematuro o mayor incidencia a algunos tipos de cáncer”.
El reloj biológico es una maquinaria muy bien engrasada, que se ha ido afinando con la evolución, sin embargo el ritmo de vida actual puede desajustarlo, a no ser que se pongan cartas en el asunto y se busquen unos horarios más adecuados. Por cierto, el próximo 28de octubre hay un nuevo cambio de hora, a las tres serán las dos.