El estudio internacional, publicado en la revista Human Reproduction Update, en el que colabora la Universidad de Murcia, establece un riguroso análisis de tendencias de los últimos cuarenta años que muestra que la concentración espermática ha disminuido más de un 50% en hombres occidentales.
La investigación, realizada con estudios entre 1973 y 2011, además no presenta signos de estabilizarse en los últimos años. Estos resultados sugieren un importante descenso de la salud reproductiva masculina que presenta serias implicaciones más allá de la fertilidad y la reproducción, dada la evidencia que conecta la baja calidad seminal con un mayor riesgo de hospitalización y muerte.
Por zonas
Este proyecto, encabezado por la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria Hadassah Braun de la Universidad Hebrea y la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, informa de una disminución significativa del 52,4% en la concentración espermática, y un descenso del 59,3% en el recuento total, entre hombres de América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda que no fueron seleccionados por su estatus de fertilidad. Sin embargo, no se observó esta reducción en América del Sur, Asia y África, donde la cantidad de estudios ha sido menor. Todo ello se ha realizado mediante un cribaje de 7.500 estudios y la realización de un análisis de meta-regresión en 185 estudios.
Asimismo, también indica que la tasa de disminución no está decreciendo entre los hombres occidentales: la pendiente es muy inclinada y significativa, aun cuando los análisis se restringen a estudios que recolectaron muestras entre 1996 y 2011.
Colaboración de la universidad murciana
Entre los equipos internacionales colaboran el grupo Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Murcia, cuyo investigador principal es el profesor Alberto Torres, y el profesor Jaime Mendiola. El proyecto ha sido liderado por el Dr. Hagai Levine, Jefe del Área de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria Hadassa Braun de la Universidad Hebrea de Jerusalén, junto a Shanna H Swan, Profesora del Departamento de Salud Ambiental y Salud Pública de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai en Nueva York, junto a investigadores de Brasil, Dinamarca, Israel, España y Estados Unidos.
Disminución fuerte y continuada
“Se conoce la disminución en la concentración espermática desde 1992, pero el tema sigue siendo controvertido debido a las limitaciones de los estudios anteriores. Sin embargo, este nuevo estudio tiene un alcance más amplio y utiliza rigurosos métodos de meta-regresión, lo cual permite abordar adecuadamente la fiabilidad de las estimaciones de los estudios, pudiendo además tener en cuenta otros factores que podrían explicar dicha disminución, como edad, tiempo de abstinencia, y selección de la población de estudio” explica Mendiola. Este estudio concluyente muestra, por primera vez, que esta disminución es fuerte y continuada. El hecho de que este descenso se evidencie en los países occidentales sugiere que los químicos comercializados tienen un papel causal en esta tendencia.
“Dada la importancia de la concentración espermática para la fertilidad masculina y la salud humana, este estudio es una llamada de atención urgente para que los investigadores y las autoridades sanitarias de todo el mundo investiguen las causas de este pronunciado descenso, con el fin de la prevención,” explica Hagai Levine, autor principal y Jefe del Área de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria Hadassa Braun, de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Implicaciones para la salud
“Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública. En primer lugar, demuestran que la proporción de hombres con un recuento espermático por debajo del umbral de la subfertilidad o infertilidad está aumentando” comenta Torres, profesor de la UMU. Además, dados los resultados de estudios recientes que muestran la relación entre una concentración espermática reducida y una mayor morbilidad y mortalidad, esta disminución continua indica serios riesgos para la salud y fertilidad masculina.
Pese a que esta investigación no valora las causas de la disminución observada. Según trabajos anteriores, este recuento está probablemente asociado con influencias medioambientales y estilos de vida, incluyendo la exposición prenatal a químicos, y la de los adultos a plaguicidas, tabaquismo, estrés y obesidad. Por lo tanto, podría reflejar con precisión el impacto del medio ambiente moderno sobre la salud masculina a lo largo de la vida.
La frecuencia sexual mejora la calidad de los espermatozoides
Por otro lado, la ciencia ha confirmado que la frecuencia sexual mejora la fertilidad. Hacer el amor con más frecuencia mejora la calidad del ADN de los espermatozoides, “que es peor en los hombres que eyaculan poco”, según el doctor Jan Tesarik, especialista en fertilidad humana.
El equipo de expertos de la Clínica MARGen de Granada, dirigido por Jan Tesarik ha publicado recientemente un artículo científico en la revista especializada Translational Andrology and Urology, en el que revisan todos los métodos del diagnóstico y del tratamiento del daño al ADN de los espermatozoides disponibles en la actualidad y elaboran un algoritmo del uso de cada uno de ellos según la gravedad del daño y la situación general de la pareja infértil, tomando en cuenta también la condición de la mujer.
Estudio
Según Tesarik, desde hace años se publican artículos científicos que alertan sobre el deterioro de la calidad de los espermatozoides. Sin embargo, esta conclusión necesitaría un estudio realizado en un periodo de tiempo suficientemente largo, sobre hombres de la misma edad, elegidos aleatoriamente y no condicionados por factores externos (como por ejemplo problemas de fertilidad) y utilizando los mismos métodos de análisis.
Esta combinación de requisitos no se da en la práctica ya que, normalmente, la calidad de los espermatozoides se analiza en casos de problemas de fertilidad, la edad media de pacientes cambia con el tiempo y los métodos de análisis evolucionan.
Sin embargo, si se pueden comparar determinadas características que influyen en la calidad de los espermatozoides, como es la integridad del ADN. El equipo del doctor Tesarik ha recogido y evaluado sistemáticamente y desde hace más de 20 años el ADN de los espermatozoides de pacientes con problemas de fertilidad, “y los datos demuestran que hoy los hombres de la misma edad sufren más daño en el ADN de los espermatozoides que los de hace 20 años. Se trata de un deterioro progresivo, lento pero evidente”.
Múltiples factores
El daño del ADN de los espermatozoides tiene un origen multifactorial. Tiende a ser más alto en fumadores y en hombres expuestos profesionalmente a diferentes substancias tóxicas. También se deriva de las condiciones ambientales, como la contaminación del aire, agua y alimentos, el consumo de alcohol y drogas, la temperatura testicular elevada, varias patologías como la criptorquidia, varicocele, procesos inflamatorios o infección del tracto genital, cáncer, episodios febriles y estrés, entre otros. Hábitos personales aparentemente irrelevantes, como el uso regular de baños calientes o de la sauna, la ropa ajustada y práctica de ciertos deportes, pueden también contribuir al deterioro.
Hay cosas que todos los hombres pueden hacer para mejorar el ADN de sus espermatozoides, como estresarse menos, comer alimentos ricos en vitamina C u otros antioxidantes y hacer el amor con más frecuencia, “ya que está demostrado que la calidad del ADN de los espermatozoides es peor en hombres que eyaculan poco. Un buen consejo para el periodo de vacaciones”, añade Tesarik.
Tratamientos médicos
Además de estos métodos “naturales”, que no son suficientes en todos los casos, existen tratamientos médicos de diferentes categorías, desde tratamientos orales hasta el recurso a técnicas de reproducción asistida. “Con los métodos actualmente disponibles –concluye Tesarik- es posible tener un hijo en la gran mayoría de los casos con el ADN de los espermatozoides dañado, sin o con el recurso a la reproducción asistida” concluye Tesarik.
Aunque no existe un consenso general, diferentes estudios aseguran que la fragmentación del ADN de los espermatozoides puede reducir la fertilidad de los hombres, provocar abortos en embarazos y generar problemas de salud en los recién nacidos. La mayor o menor incidencia de estas variables está relacionada con los genes afectados por la fragmentación, de manera que en unos casos puede tener consecuencias negativas y en otros ninguna.