Las carreras con menos paro

estudiantes-de-la-ualLas de ingeniería y las de ciencias de la salud son las titulaciones con mayor tasa de empleo de toda la universidad española. La tecnología marca la pauta en un mercado laboral muy cambiante. Las humanidades siguen a la cola en ofertas de empleo.

La economía de este país parece levantar el vuelo tras el batacazo que se dio en 2008. Las cuentas empiezan a salir, los números ya han dejado de estar tan rojos y el país cuenta ahora con la confianza de los mismos mercados que hace tan solo unos años le habían puesto la soga al cuello.

Sin embargo, hay algo que no se ha cambiado todavía y es el empleo. A pesar de que la última Encuesta de Población Activa da datos de generación de puestos de trabajos no vistos en estos años de crisis, la tasa de desempleo es todavía insostenible, de un 20,9 por ciento de la población, o lo que es lo mismo, 4,8 millones de personas que todavía están sin trabajo.

Vistos los datos se entiende que el paro figure como el principal problema para los españoles en las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, y más entre la población joven, uno de los grupos más castigados. De todos los parados registrados por los servicios públicos de empleo en su sondeo de diciembre, cerca de 719.000 son jóvenes menores de 30 años, es decir, la franja en la que se mueven muchos de los estudiantes que recientemente han finalizado sus estudios universitarios y que pelean por entrar en el mercado laboral.

España se ha acostumbrado a aguantar un paro estructural anormalmente elevado en comparación con otros países de nuestro entorno. En la época de bonanza alcanzada al calor del labrillo, España llegó a tener un 8 por ciento de paro, prácticamente el doble de la cifra de desempleo que habitualmente se registra en países como Reino Unido o Alemania.

Un estudio del BBVA pone sobre la mesa que una vez que la situación económica se normalice y la recuperación sea una realidad palpable, el paro estructural rondará el 17 ó el 18 por ciento, una cifra muy dura para una economía como la española, donde el sistema de bienestar y, sobre todo, las pensiones están en peligro por la falta de cotizantes y la cantidad de prestaciones sociales que el Estado está obligado a sufragar. El jefe de Economías Desarrolladas de esta misma entidad, Rafael Doménech, aseguró en un desayuno informativo que España tiene que “cerrar la brecha cíclica, pero sobre todo la estructural en empleo y productividad con las economías más avanzadas”, y para ello recomendó no dejar pasar el tren de la tercera revolución industrial que supone la transformación digital. Éste es uno de los campos más interesantes para la economía española y también para el empleo. La transformación digital de los diferentes sectores traerá consigo nuevas reestructuraciones, pero también oportunidades nuevas para jóvenes emprendedores y la apertura de nuevos nichos de mercado, surgidos por la expansión de las nuevas tecnologías y con los que se cubren las necesidades que se van generando en la nueva etapa digital.

Los universitarios son conscientes de que las nuevas tecnologías van a marcar sus empleos y desde los campus se emprenden acciones para ofrecerles la mejor formación posible para este escenario. En este escenario tecnológico, los graduados que salen al mercado laboral “deben ser personas que estén concienciadas en que van a tener que continuar formándose durante toda su vida laboral y que van a tener que destacar en una serie de competencias genéricas que demanda el mercado laboral, como la capacidad de liderazgo, las habilidades comunicativas y sociales”, dice la vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Almería, María Isabel Ramírez.

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Todo está cambiando. Las empresas tradicionales encontrarán en la economía digital nuevas fórmulas de comercialización y producción, así como maneras diferentes de trabajo, como el trabajo en la nube. Y, por supuesto, los nuevos canales que para el márketing suponen todo el conjunto de plataformas de la web 2.0.

En este nuevo escenario dominado por las TICs, las empresas tienen más oportunidades para globalizarse, llegar a nuevos clientes gracias a los canales de venta que se abren, incluso pueden mejorar sus productos con la información que se ofrece en la red que es ahora más asequible.

La nueva economía da entrada a nuevos materiales y energías; abre la puerta a un material no tangible como son los datos, la información manejada con aplicaciones de Big data, con las que se consiguen mejorar las estrategias y definir los productos con mucha mayor efectividad. El inmenso volumen de información que está disponible se puede traducir en nuevas oportunidades y está muy relacionado con otra de las características  que deben tener las empresas en este nuevo contexto, como la capacidad de respuesta ágil y la flexibilidad, para adaptarse al entorno tan cambiante que se ha creado en este mundo globalizado.

Todo este avance hacia el digital está condicionando también el empleo de los titulados universitarios. El mercado necesita profesionales cada vez más especializados y capaces de adaptarse a un escenario tan cambiante. Necesita expertos capaces de liderar la transformación digital de las empresas y de los sistemas de producción, con los que las empresas sean capaces de aumentar su productividad y su capacidad de respuesta. Y también está demandando profesionales que den el paso a montar su propia empresa y pongan en valor sus conocimientos en nuevas tecnologías, uno de los mayores nichos de trabajo autónomo para los nuevos titulados.

El problema reside en que no hay suficientes profesionales con las competencias adecuadas para cubrir los puestos de trabajo que necesitan las empresas tecnológicas. Programadores, expertos en datos, especialistas en ciberseguridad… son algunos de los perfiles para los que las grandes empresas no encuentran los candidatos adecuados. Y las áreas de Ciencias y Tecnología de las universidades son ahora más necesarias que nunca para el avance de una economía apoyada en las nuevas tecnologías.

Desde los campus explican que hay una falta de vocación por las carreras técnicas. “Quizás se tiene la percepción de que las carreras técnicas y de ciencias son más difíciles”, explica la responsable de Estudiantes y Empleo de la UAL, algo en lo que también coinciden sus homólogos de las universidades de Jaén y Murcia, Juan R. Lanzas y Francisca Tomás.

En el informe europeo e-Skills for Jobs se recalca esta realidad, al mismo tiempo que se hace referencia de las dificultades en la formación de los nuevos expertos. Pone de relieve que algunas de las competencias tecnológicas quedan obsoletas en tan solo unos tres años, lo que se traduce en que muchas veces no se está seguro en qué campos formarse. Por tanto, se impone la flexibilidad como una de las condiciones más valoradas en los nuevos profesionales que buscan un hueco en el mercado laboral de las nuevas tecnologías.

Este informe advierte, por otro lado, que el peso de la capacitación se ha trasladado a los propios profesionales, en lugar de a las empresas o las instituciones públicas. Esta tendencia pone en peligro la transformación digital, ya que los trabajadores no están invirtiendo en mantenerse a la vanguardia de los conocimientos en nuevas tecnologías. Del mismo modo, según este mismo documento, el sistema educativo no está enseñando las competencias adaptadas a un mundo en el que la tecnología está en una evolución constante.

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Esta tendencia en el campo del empleo queda reflejada en el primer estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), con el que se ha realizado una fotografía de la empleabilidad de los universitarios titulados en 2010 y de su situación en 2014. Es la primera vez que el INE realiza un estudio de este tipo, con el que se puede conocer en profundidad cómo ha sido la trayectoria en el mercado laboral de los últimos licenciados y diplomados del sistema universitario español, y que vale para sacar algunas conclusiones sobre qué carreras y qué áreas de conocimiento son las más demandadas por el mercado laboral.

Como no podía ser de otra manera, los titulados en el ámbito digital y tecnológico son los que menos problemas han tenido para encontrar trabajo después de finalizar sus estudios universitarios. Los titulados en ingeniería son profesionales que apenas conocen lo que es estar en el paro, según refleja esta encuesta, porque las empresas necesitan profesionales como ellos para liderar la transformación tecnológica de los sectores productivos. Además, los ingenieros son profesionales con una visión amplia, capaces de adaptarse a entornos cambiantes y con una formación que los capacita para idear soluciones innovadoras a los problemas con los que se encuentran las empresas de hoy día.

Esta realidad es ratificada por los campus de Almería, Granada, Jaén y Murcia, cuyos titulados de las áreas técnicas, junto a los de los campos de la salud, son los que menos dificultades tienen a la hora de encontrar trabajo. Por ejemplo, como explica Francisca Tomás, en la Universidad de Murcia, los titulados en alguna ingeniería tardan de media tres meses en encontrar un empleo, si no lo tienen antes incluso de finalizar la carrera, algo similar a lo que ocurre con titulados de Ciencias de la Salud. Y es más, estos titulados encuentran un panorama laboral más favorable que los de otras carreras, según explica Juan Ramón Lanzas, que explica que el grado de ajuste a sus estudios llega a una tasa del 90 por ciento, en el caso de los de la rama de Salud; y del 60, para los de las ingenierías; frente a un 40 por ciento, al que se enfrentan los titulados del resto de grados de la Universidad de Jaén. Por su parte, el vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad de la Universidad de Granada, José Antonio Naranjo, coincide con sus colegas de las universidades del Sureste al destacar las carreras del área de salud como las que más salidas tienen, y recalca el caso de Medicina, que registra un pleno empleo.

A nivel general, la Encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios 2014, realizada por el INE, los licenciados en 2010 con mayores tasas de empleo fueron los que estudiaron Ingeniería Electrónica, Ingeniería Automática y Electrónica Industrial, Ingeniería Aeronáutica e Ingeniería Naval y Oceánica. Las tasas de empleo para estos titulados supera el 90 por ciento, y son profesionales que se pueden permitir el lujo de rechazar empleos, porque no tienen problemas en encontrar trabajos bien remunerados en sectores con mucho potencial de crecimiento.

De la misma manera, este estudio pionero en nuestro país y que de alguna manera normaliza los análisis similares que realizan algunas universidades, destaca a los titulados en Medicina como otros profesionales con un encaje en el mercado laboral excelente, tanto que se trata de la segunda titulación con la mayor tasa de empleo entre los universitarios participantes en este estudio.

En contraste, los títulos del ámbito de las Humanidades son los que menos encaje tienen en el mercado laboral actual. Destacan negativamente titulaciones como Filología Francesa, la Diplomatura en Navegación Marítima, Filología Árabe e Historia del Arte, cuyos titulados en 2010 cuentan con menores tasas de empleo en 2014, una realidad que se puede relacionar con los recortes públicos, ya que muchos de los titulados en estas áreas encuentran trabajo en la Administración pública.

El 75,6 por ciento de todos los titulados en 2010 estaban ocupados en 2014. Las mayores tasas de empleo se corresponden con los universitarios que tienen 35 años o más (78,9%), seguidos de los que están entre los 30 y 34 años (76,1%) y de los menores de 30 años (74,5%). Por sexo, la encuesta realizada por el INE revela que la tasa de empleo en 2014 era superior en los hombres (78%) que en las mujeres (74,1%).

La tasa de desempleo cuatro años después de titularse se situó en 2014 en el 19,2 por ciento, y aumenta hasta el 20,1 en el caso de los menores de 30 años, en contraposición con el grupo que tienen 35 o más años, cuya tasa de paro se sitúa en el 15,1 por ciento.

Desde la Universidad de Granada se ha observado un cambio de tendencia en el empleo de los egresados, tras comprobar cómo un incremento en la tasa de ocupación en el año posterior al egreso entre titulados en 2013, al comparar los datos de su último estudio de ocupación de egresados, centrado en la situación laboral en 2014, con los realizados en años anteriores. Y fija la tasa de inserción laboral tras un año de la titulación de sus alumnos en un 42,5 por ciento.

Y llama la atención sobre, “las diferencias o brechas entre determinadas áreas de conocimiento en cuanto a las tasas de inserción, paro y desempleo alcanzadas, al grado de adecuación con los estudios o estabilidad en el empleo obtenido”.

Estos datos recogidos por la UGR también son manejados por el resto, pero sin embargo, la actuación de los campus no se hace notar en reestructuración de mapa de titulaciones, que a la postre depende de las administraciones autonómicas, o del número de plazas ofertadas en según qué carreras.

En este sentido, la vicerrectora de Transferencia, Emprendimiento y Empleo de la Universidad de Murcia explica que estos datos no son usados para realizar cambios drásticos en las titulaciones, sino que les sirven para mejorar la formación que se ofrecen en los grados, y también remarca la actuación que realiza su Área en la reforzar “competencias transversales, que los estudiantes sepan crearse una imagen de marca, que sepan venderse… y somos conscientes de que los graduados de carreras con menos salidas compensan esa falta de oportunidades con motivación, que les hace llegar donde ellos desean”.

Lo que sí pueden hacer los campus, explica Juan Ramón Lanzas, es especializarse, como una estrategia para ofrecer al mercado laboral profesionales mejor formados, capaces de hacer frente a las exigencias de un entorno cambiante, en el que la competencia es cada día mayor.

“Hay carreras cuya salida natural no es la empresa privada, sino la administración pública”, explica la vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Almería, y añade que  “ponemos en valor a las personas de estas titulaciones, que normalmente suelen ser las que estudian titulaciones relacionadas con las Humanidades y las Ciencias Sociales, destacando su capacidad de abstracción y su habilidad comunicativa y social, que les es muy útil a la hora de ocupar puestos que conllevan relación con clientes y comercialización de productos o servicios”.

La crisis ha cambiado el mapa del empleo. Ha introducido una figura que antes era prácticamente inexistente, como es la del emprendedor. Desde los campus explican que se necesitan empresas y jóvenes dispuestos a crear su propio negocio, pero al mismo tiempo reconocen que los recién egresados lo tienen muy complicado para crear una empresa y que debe pasar un tiempo para que den ese paso.

Son muchos los riesgos que comporta crear una empresa y, es más, la financiación necesaria para montarla no siempre está al alcance de los recién egresados. De ahí que la tasa de estudiantes que decidan crear su propia empresa sea escasa. Por ejemplo, un 6 por ciento en la Universidad de Jaén; el 13, en Granada y Almería; o solamente de un 3 por ciento en la Universidad de Murcia. Sin embargo, el índice aumenta a medida que pasan los años. Por ejemplo, en Murcia, del 3 por ciento se pasa al 15, tres años después del egreso. Y Francisca Tomás explica este crecimiento por la experiencia que el titulado ha adquirido en el mercado laboral y también porque ya cuenta con más posibilidades para conseguir financiación.

La situación del mercado laboral en los últimos años ha propiciado un cambio de mentalidad en los estudiantes universitarios, que hace uno años aspiraban a convertirse en funcionarios en un gran porcentaje. Por ejemplo, en la Universidad de Jaén han visto cómo desde 2008 ha incrementado de manera ininterrumpida la tasa de emprendedores; y desde la Universidad de Almería explican que según el análisis realizado en 2010, “solamente el 2’6% de los que finalizaron sus estudios en el curso 2008-2009  optaron por esta fórmula”, afirma la vicerrectora.

No todo el mundo vale para emprender, “es algo que va en la persona”, dice Juan Ramón Lanzas, pero sí es cierto que los diferentes campus vienen desarrollando una política de fomento del espíritu emprendedor que se incrementó con la llegada de la crisis, y que está dando resultados en cuanto a número de estudiantes que dan el paso para crear su propia empresa.

El escenario que se encuentran no es el más propicio y desde campus como el murciano se considera que simplificar los trámites administrativos, así como contar con un órgano que haga de mediación entre las universidades y las empresas, para captar inversores, harían que aumentara el número de egresados que den el paso a crear su propio negocio.

El mercado laboral actual es uno de los más competitivos de la historia, en el que contar con una carrera universitaria abre muchas posibilidades. Las empresas se han dado cuenta de que el conocimiento es clave para destacar en su entorno, ya que son las personas formadas las que son capaces de acometer programas innovadores, son capaces de adaptarse a un entorno cada vez más cambiante.
En este ecosistema laboral la elección de la carrera universitaria es crucial; pero no lo es todo, porque si bien las titulaciones técnicas tienen ventajas sobre el resto, el esfuerzo, la capacidad de superación y el saber potenciar la marca personal son capaces de compensar las dificultades del entorno.

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