Los 150 años de Paco de Lucena

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    En el ámbito internacional del flamenco, este año pasará a la historia por ser el centenario del nacimiento de dos monstruos de este arte: Manolo Caracol y Antonio Mairena. Dos titanes que curiosamente fueron mutuos detractores a lo largo de su trayectoria profesional, pero que se erigieron para este universo artístico como piezas fundamentales de su desarrollo.

    Ante la incuestionable importancia de estos dos cantaores y la proliferación de homenajes, publicaciones y congresos que abarrotan agendas y estanterías, llama la atención la reprobada actitud de los aficionados que olvidan reconocer que también es el centenario del nacimiento de otro gran artista llamado Antonio Pérez Guerrero, Antonio el Sevillano para el arte.

    Y es de suponer que a partir de ahora se sucederán año tras año centenarios múltiples que convertirán el panorama nacional en un hervidero de homenajes y reconocimientos. En cambio, hasta el momento sigue siendo difícil celebrar el 150 aniversario de una figura del flamenco. Por eso, desde estas líneas quiero destacar que entre las efemérides dignas de realce en este 2009, se encuentra la del 150 aniversario del nacimiento de Paco de Lucena, uno de los guitarristas más relevantes de la generación anterior al gran Maestro Ramón Montoya, y que fue precursor de una estética del toque flamenco que llega  hasta nuestros días a través de sus alumnos José María Alvarez y Pepe Naranjo, los cuales ejercerían maestría más tarde con el extraordinario Diego del Gastor. Ahí es nada.

    Gracias a estos datos y a las cuatro falsetas por soleá que se han podido recuperar de su toque (dos anotadas por Juan Navas y otras dos por Andrés Segovia), además de las falsetas del método de Rafael Marín, también alumno de Paco de Lucena, sabemos que su técnica se basaba en el rasgueo y el uso virtuoso del pulgar, además de hacer gala de un concepto musical conciso, breve y rotundo, con marcados acentos y desarrollado sentido del ritmo, lo que sin duda viene a describir el toque desarrollado en la escuela de Morón, haciéndonos pensar que podríamos encontrarnos ante el padre de esta criatura.

    Lo cierto es que son numerosos los testimonios que confirman a Paco de Lucena como uno de los principales artífices del toque de la guitarra flamenca. El mismo Don Antonio Chacón, en una entrevista que Luis Bagaría publicó en el diario La Voz de Madrid el 28 de junio de 1922, y que Manuel Bohórquez ha rescatado del olvido hace unos días, cuando le preguntan su opinión sobre los tocaores, responde:
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    El investigador que más ha trabajado en la figura de Paco de Lucena ha sido D. Eusebio Rioja, malagueño especializado en la guitarra flamenca que también ha biografiado a Julián Arcas, entre otros. Rioja, que me aportó la fotografía que acompaña este artículo, asegura en un artículo publicado este mismo año en www.jondoweb.comque “Además del brillantísimo historial artístico desarrollado que lo encumbraría a la cabeza indiscutible de los guitarristas flamencos decimonónicos, Paco Lucena relumbró en otras vertientes. Su personalidad fue reconocida como pletórica de virtudes humanas, su vida sentimental fue intensa y llegó a destacar incluso como empresario, regentando el Centro de Recreo, de Córdoba.”.

    Sirva este pequeño homenaje a Francisco Díaz Fernández, conocido como “Paco de Lucena” que nació el 1 de junio de 1859 en Lucena (Córdoba) y que murió  “etico” cuando apenas contaba 40 años de edad. Un guitarrista que dio una vuelta de tuerca fundamental a la guitarra flamenca de la época y cuya memoria bien merece tantos homenajes y reconocimientos como los merecen Antonio el Sevillano, Antonio Mairena y Manolo Caracol.

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