A pesar de que casi el 85% afirma estar satisfecho con su propio cuerpo, más de la mitad de los universitarios de la UA cree que debería modificar su peso, normalmente para adelgazar.
Actualmente, más del 70% de los universitarios tiene un peso considerado normal según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud. Este es uno de los datos reflejados en el estudio sobre hábitos alimentarios y actitudes hacia el propio cuerpo en los estudiantes de la Universidad de Alicante, realizado por alumnado de la asignatura Trastornos del Comportamiento Alimentario del Grado de Nutrición Humana y Dietética.
Bajo la supervisión de profesores de los departamentos de Psicología de la Salud y Sociología II, la estrategia de investigación escogida ha sido la encuesta, en su modalidad de entrevista cara a cara, y una muestra de 380 individuos de un total de 23.599 alumnos y alumnas de grado y máster de la UA. Los datos obtenidos han sido comparados con un estudio previo realizado en 2003 en el mismo contexto y con la misma metodología para observar, por tanto, variaciones intergeneracionales.
“Las conclusiones constatan el avance de hábitos alimentarios más saludables entre el alumnado de la Universidad de Alicante, una mayor satisfacción con el propio cuerpo y una autopercepción más ajustada a la realidad, menos sometida a la presión del ideal de delgadez”, señalan los estudiantes autores del estudio.
Según el estudio, el almuerzo o merienda son prácticas habituales en gran parte del alumnado (más en el caso de las mujeres), y las ingestas a base de pan son las más frecuentes (especialmente entre los varones), seguidas de la fruta (en la que destacan las mujeres). “Aun así, un 40% de alumnos no suele almorzar/merendar, y más del 15% consume bollería y otros productos industriales”, insisten los estudiantes de Nutrición Humana y Dietética. Respecto a 2003, el hábito de realizar la segunda o cuarta comida del día ha incrementado visiblemente y también el consumo de fruta, del 6 al 23%. Para completar la evolución positiva en los hábitos alimentarios, el consumo de bollería y otros productos industriales ha disminuido en más de 10 puntos porcentuales.
La mayoría de los alumnos y alumnas cocina habitualmente, aunque no es muy frecuente la cocina elaborada ya que domina muy claramente el uso de la plancha. El hábito de cocinar ha aumentado sensiblemente respecto a 2003.
Por otro lado, la mitad de los encuestados visitan con cierta frecuencia restaurantes de comida rápida. “Dato alarmante pero, como contrapartida, una ajustada mayoría no los visita nunca o lo hace esporádicamente. En cualquier caso, sea por una reducción del poder adquisitivo o por la implantación de prácticas más saludables, el porcentaje de quienes frecuentan este tipo de restaurantes ha disminuido en estos últimos catorce años, fundamentalmente gracias a los hombres, que son quienes han reducido su consumo. Las mujeres lo han mantenido y ahora se equiparan a los hombres, cuando en 2003 consumían menos que ellos”, añaden.
Respecto a las dietas, cerca del 40% del alumnado las ha seguido en alguna ocasión, normalmente hipocalórica. En 2003 esta práctica era mucho más habitual entre las mujeres, pero en la actualidad las diferencias se han reducido.
La gran mayoría de los entrevistados manifiesta estar a gusto con su cuerpo. Aunque el porcentaje de hombres satisfechos es mayor, las diferencias por género no son significativas. Sí lo eran en 2003, con lo cual, se ha incrementado notablemente el porcentaje de mujeres que están satisfechas con su cuerpo.
A pesar del alto grado de satisfacción con el propio cuerpo, cercano al 85%, más de la mitad de los universitarios cree que debería modificar su peso, normalmente para adelgazar. El 40% de quienes están satisfechos cree que debería alterar su peso actual. Por sexo, para las mujeres el deseo de variación del peso normalmente implica adelgazar, mientras que para los hombres hay un relativo equilibrio entre engordar y adelgazar. “En cualquier caso, los resultados son mejores que en 2003, cuando una amplia mayoría consideraba que debía modificar su peso y muy claramente para adelgazar, especialmente las mujeres”, explican los autores del estudio.
Además, las conclusiones indican que el 9% se sometería a una operación de cirugía estética para mejorar su imagen, cuando en 2003 era alrededor del 17%. Las mujeres son claramente más proclives a realizar este tipo de intervenciones y ya lo eran en 2003, según los datos obtenidos.