Encuentran una alternativa sostenible a base de huesos de oliva para los combustibles tradicionales

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Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén en colaboración con la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest (Hungría) ha desarrollado un método que emplea levadura en la obtención de biocombustible para vehículos a partir del hueso de aceituna.

El grupo de investigación de la UJA que ha llevado a cabo el estudio.

Además de su uso en automoción, los investigadores apuntan las aplicaciones alimentarias y farmacéuticas de otras sustancias obtenidas con este método, como el xilitol -sustituto del azúcar para personas diabéticas– y compuestos antioxidantes, que pueden emplearse para desarrollar productos antimicrobianos.

En la actualidad, la mayoría de la biomasa del olivar normalmente se desecha o se quema. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Jaén proponen una técnica que emplea dos tipos de levaduras para aprovechar al máximo este residuo.

Los bioproductos obtenidos de este proceso sustituyen a otros recursos procedentes de fuentes fósiles. Por ejemplo, los antioxidantes que extrae el grupo de investigación servirían para reemplazar los derivados del petróleo con los que se elaboran algunas cremas hidratantes, el xilitol al azúcar de los chicles y el bioetanol, mezclado con gasolina, serviría para desarrollar combustible para vehículos.

Los expertos explican que anteriormente desarrollaron una técnica en dos pasos para obtener xilosa, solución desde la que se produce xilitol. En este trabajo, añaden otros dos tratamientos con los que ‘potencian’ la producción de este xilitol, y además proponen la obtención de bioetanol y antioxidantes.

Primero, extrajeron los antioxidantes del hueso de aceituna con una solución acuosa a 130 grados centígrados durante 90 minutos. Luego, separaron distintos productos, como la glucosa o la xilosa, azúcares habituales en los chicles, con ácido sulfúrico diluido. Este proceso también eliminó todos los microorganismos perjudiciales para la levadura.

El grupo TEP-233: Ingeniería Química y Ambiental, que ha llevado a cabo esta investigación, enfoca su labor en encontrar alternativas al petróleo con materias primas de origen local.