El vino aparece en las grandes obras literarias

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Image“Las 800 obras literarias más universales contienen más de 1.600 citas vinculadas al mundo del vino”. Este fue el punto de partida con el que Manuel Becerril González ‘enganchó’ a los estudiantes en la primera ponencia del curso de verano de la Universidad de Almería sobre ‘El vino, mosaico de actividades’.

Con una conferencia titulada ‘El vino en la historia de la literatura’, el escritor y catedrático de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense, dio un repaso a la presencia del vino en los documentos históricos y literarios de todas las épocas, pero centrándose especialmente en los documentos del mundo antiguo, hasta la Biblia y el Corán.

En primer lugar, Manuel Becerril desgranó la aportación de los escritores antiguos a la cultura del vino. Por su ponencia desfilaron el griego Herodoto (primer escritor, aventurero y periodista de la historia); el cartaginés Mago (quien dejó un legado de información sobre el vino todavía vigente); los romanos Catón y Quinto Horacio Flavio; el romano nacido en Cádiz, Lucio Columela (escribió ‘De Re Rustica’, doce tomos de los que cuatro están dedicados a las artes del vino. Sus conocimientos son perfectamente aplicables hoy día, según apuntó Becerril); Plinio ‘El Viejo’ (escribió ‘in vino veritas’); Galeno de Pérgamo (dejó sobre papel los beneficios del vino para la salud). 

Después de los autores clásicos, según explicó Manuel Becerril, dos libros históricos relevantes contienen numerosas citas relacionadas con el vino: La Biblia y el Corán“Más de 600 veces se cita el vino en la biblia”, subrayó el escritor y catedrático. De esas cientos de citas, Becerril González destaca dos relatos: El arca de Noé y el primer milagro de Jesucristo.  

En relación a la historia del arca de Noé, es muy significativo que “lo primero que hace Noé después de la tormenta es plantar una viña, y a continuación se emborracha y se desnuda”. En segundo lugar, a juicio del ponente, no debe ser casualidad que “el primer milagro de Cristo sea convertir el agua en vino” en el transcurso de una boda. 

En cuanto al Corán, Manuel Becerril puso de relieve las contradicciones del libro sagrado del Islam, que en sus páginas “describe los aspectos positivos y negativos del consumo de vino”. Por un lado “el Corán prohíbe el vino y lo convierte en pecado” y por otro “a los temerosos de Dios se les premia con una viña y un vergel”.

El ponente, experto en la historia del vino, también puso sobre la mesa algunos datos curiosos. Por ejemplo, el primer vino del que se tiene constancia científica es del año 8.000 antes de Cristo y se encontró en unas ánforas antiguas en Georgia. “Era la Edad de Piedra, y había todavía mamuts sobre la tierra”, sostuvo con vehemencia Becerril. 

En esta línea, descubrió cómo las zonas donde se cultivaron viñedos por primera vez fueron los Montes Zagros y la región del Cáucaso. A España, este cultivo llega con los fenicios, en el año 1.100 antes de Cristo. Antes había llegado a lugares como Egipto, Grecia o Italia.Sobre la expansión del vino hasta llegar a los cinco continentes Becerril González expuso un resumen muy completo, recorriendo la aportación al fomento de la cultura del vino de los sumerios, persas, egipcios, griegos, romanos, y así hasta nuestra era.En todo este proceso de expansión territorial, el ponente aportó diversas anécdotas históricas. Alguna de las más celebradas fue la aportación de los egipcios, quienes hicieron los primeros “censos de viñedos y clasificaciones de los vinos”, así como las primeras “etiquetas”, que revelaban aspectos de interés como la “añada, origen de producción, mención de calidad, nombre del propietario y nombre del vinatero jefe”. En este sentido, el faraón Tutamkamon, “gran conocedor de los vinos” murió con 19 años y “fue enterrado con 36 ánforas de vino, 24 de ellas etiquetadas”.  

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