El Virus Respiratorio Sincicial (VRS) es una infección viral que afecta al sistema respiratorio, siendo especialmente peligrosa para los grupos más vulnerables de la población, niños y personas mayores. La enfermedad puede manifestarse con síntomas que varían desde leves a graves y, en los casos más extremos, puede desencadenar complicaciones respiratorias severas que requieren hospitalización e incluso pueden poner en riesgo la vida de los pacientes.
Ante esta enfermedad, han surgido dos estrategias que han sido validadas recientemente: la vacuna para embarazadas y el uso de anticuerpos monoclonales en recién nacidos. Así lo asegura el vicerrector de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Juan Pablo Torres, académico del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Oriente y reconocido experto en VRS. “Ambas estrategias son revolucionarias. Nunca habíamos tenido disponible algo así y los estudios, muy serios y validados científicamente (de los laboratorios Pfizer y Sanofi), muestran que la protección de terminar hospitalizado o tener un cuadro complejo es cercana en ambos casos al 75 u 80%, aproximadamente”.
El pediatra e infectólogo publicó recientemente un artículo científico junto a especialistas internacionales en la revista especializada Frontiers in Pediatrics acerca de cómo manejar de mejor manera estas nuevas estrategias de prevención que significarían el fin de esta crisis estacional que colapsa los servicios de salud y estresa a las familias chilenas con niños pequeños o recién nacidos. “Debiera ser un fin a la Campaña Invierno, tal como la conocemos, porque van a haber casos, pero de una manera mucho más manejable si se aplica cualquiera de las dos estrategias: vacunar a las madres o poner el monoclonal a los niños al nacer. Pero vamos a tener dos herramientas que son efectivas en proteger y en terminar este problema de estrés de la Campaña Invierno por el VRS”, adelanta el profesor Torres.
– ¿Sería un avance trascendental en la salud nacional?
Sí, esto va a ser una de los grandes cambios. Es un notición respecto a lo que pasa con la infección respiratoria en los niños y obviamente en el VRS, porque va a marcar un antes y un después. En este sentido, el paper es una declaración, un consenso de un grupo mundial de expertos en VRS. Vino a raíz de dos cosas que son bastante claras: uno, el impacto que tiene la infección por este virus y que ha tenido históricamente. De alguna manera, es el virus que todos los años producía una “pandemia” en la pediatría: exigía al sistema, aumenta el número de casos, sube la cantidad de hospitalizaciones y -obviamente- estresa el uso de camas de cuidados intensivos pediátricos.
Es un virus que, por lo demás, no teníamos ninguna posibilidad de prevenirlo. Se constituye por lejos en el virus que más problemas nos causa año a año y más hospitalizaciones provoca en los niños más pequeños en el mundo y, lamentablemente, también hay mortalidad asociada. En nuestro país no es tan alta, pero en países de bajos ingresos es lo que más mata a niños, sobre todo a los menores de dos años. Entonces, es de alto impacto y no teníamos mucho que hacer.
Lo que empieza a cambiar ahora, en este momento -y es espectacular- es que empiezan a aparecer claramente al menos estas dos estrategias de prevención contra el VRS que van a dar un giro, una movida de aguja muy importante respecto a la situación en que vivimos con el virus respiratorio.
– ¿Podría ser esta la última temporada con hospitales repletos?
Nosotros podríamos tener disponibilidad, por ejemplo, de los monoclonales para el próximo año en Chile, eso es una realidad. Si el Ministerio de Salud (Minsal) toma la decisión pronta, podrían estar disponibles a un costo bastante razonable comparado con el costo que tiene para el país la Campaña Invierno.
– ¿Cómo se relaciona su última publicación científica respecto a este tema?
Esta publicación, que hicimos con un grupo muy grande de los principales expertos de VRS de diferentes continentes, era para tener un poco de racionalidad sobre este desafío, de cómo poner las cartas sobre la mesa para tomar una decisión respecto a la disponibilidad de estas medidas de prevención: en cómo los países van a poder disponer de estas dos estrategias que son tan importantes; en cómo se irá vigilando y midiendo el impacto que tengan estas medidas, para tener datos y poder utilizarlas de la manera más eficientemente posible, y para poder también ir viendo en cómo tender hacia un uso lo más universal posible de esas estrategias, para que realmente tengan un impacto en la mayor población vulnerable o la más expuesta, que son claramente los menores de seis meses.
– Han estado trabajando con el poder de los datos para la toma de decisiones ¿Cómo ha sido esta alianza entre facultades?
Desde la pandemia existe una fuerte alianza entre las Facultades de Medicina e Ingeniería de la U. de Chile, en especial con el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), liderado por Leonardo Basso, también de la Universidad. Y, a raíz de eso, se ha avanzado con el Ministerio de Salud en marzo para poder, de alguna manera, hacer un aporte respecto a todos los modelos de predicción y de manejo de datos que se hizo durante la pandemia para el SARS-CoV-2, analizándolos de manera similar para la Campaña Invierno.
Así que estamos trabajando activamente con el Minsal en modelos predictivos y también en la entrega de datos de una manera mucho más potente para que sea útil. En base a eso, sabemos que después de la vuelta a clases siempre hay un aumento de casos. Ya no solo del VRS, que empieza a bajar, sino que de otros virus, principalmente influenza o metaneumovirus u otros virus respiratorios.
– ¿Cuáles han sido las predicciones para esta Campaña Invierno 2023?
Lo que vimos este año es que la curva de contagio fue mucho más precoz y mucho más alta que los años anteriores. Lo que era esperable, las predicciones lo mostraban ya con claridad desde comienzos de mayo. En esa fecha ya se sabía cómo venía la Campaña Invierno. Ahora, los datos empiezan a mostrar los peaks que puede haber tras el retorno a clases. Probablemente serán bastante menos intensos y complejos que la situación que tuvimos entre mayo y junio de este año, que realmente fueron altos. También hubiera sido deseable una mayor preparación, con más comunicación de riesgo y más acción en la gestión de camas, ya que sabíamos que venía intenso.
Las prediccionesión que se conocían desde fines de abril y comienzos de mayo fueron bien certeras. Sabíamos que venía una Campaña Invierno muy dura, que venía anticipada y que, además, iba a partir disímilmente entre diferentes regiones, primero en el sur y después se iba a ir hacia la Región Metropolitana. De julio a septiembre la Campaña Invierno debería ser menos intensa, en parte porque muchos niños ya se contagiaron previamente. Una de las oportunidades es que este manejo de datos ayude a las autoridades sanitarias a una mejor toma de decisión, por ejemplo, frente a nuevas alternativas de prevención
– ¿Cuáles son los siguientes desafíos con miras al próximo período?
Aquí el desafío es qué va a pasar el próximo año y qué harán nuestras autoridades teniendo los datos, sabiendo lo intensa que fue esta Campaña, respecto a la prevención del VRS y sabiendo que existen estas dos estrategias: o vacunar a las madres embarazadas para que le transmita anticuerpos a sus recién nacidos en los primeros seis meses de vida, que es cuando más se enferman gravemente de VRS. O bien, hay otra estrategia que es inyectarle al recién nacido los anticuerpos monoclonales específicos para VRS, y quedan protegidos con una sola dosis por más de seis meses.
Esos son los desafíos que vienen en toda la región y por eso era importante que nos reuniéramos los expertos para tener alguna posición en la que, además, incorporemos una de las lecciones que se aprendieron de la pandemia, que es disponibilizar estas vacunas o estrategias de prevención de forma racional y equitativa.