Un equipo de investigación de la Universidad de Murcia ha descubierto que el clima, la exposición a la luz solar o la disponibilidad o no de ciertos nutrientes según la época del año de nacimiento tienen un efecto en el bienestar físico y en la salud de las poblaciones, y que incluso puede influir en la estatura.
Los resultados de esta investigación, publicada en la revista Economics and Human Biology ydirigida por el investigador de la Universidad de Murcia (UMU), José Miguel Martínez Carrión, muestran que el final del verano y el otoño fueron épocas más favorables para la estatura de los nacidos en las mismas y los meses de invierno los menos propicios. Los hallazgos se basan en poblaciones de la España rural anteriores a la modernización. En este sentido, países de bajo ingreso y en desarrollo podrían ser los más afectados por su dependencia del clima para la obtención de recursos y alimentos que afectan a la mejora del estado nutricional y la salud.
En qué época había que nacer para alcanzar más estatura
En las poblaciones del pasado, previas al desarrollo económico y la industrialización de los años 1960-70, el final del verano y el otoño eran la época de mayores rendimientos agrícolas, con disponibilidad de recursos económicos para la provisión de proteínas animales. Ejemplo de ello eran las matanzas de cerdos, que se producían generalmente en otoño. Los datos sugieren que estas poblaciones rurales se beneficiaron de la disponibilidad de frutas, verduras frescas y micronutrientes tan necesarios como las proteínas animales y fundamentales para el crecimiento infantil.
“Las madres que dieron a luz al final del verano y el otoño tuvieron acceso a abundante comida y frutas y verduras frescas durante el tercer trimestre del embarazo, el período de mayor crecimiento del feto. Además, estuvieron más expuestas a la luz solar y, por tanto, se beneficiaron de la exposición a la vitamina D”, explica Martínez Carrión.
Tal y como señalan los investigadores, existe una amplia literatura sobre los efectos positivos de esta vitamina y de la radiación solar ultravioleta durante el embarazo y el crecimiento posnatal. Los resultados de la investigación de la UMU son consistentes con otros estudios realizados, principalmente en China y países en desarrollo, que sugieren que los niños que nacieron en los meses de verano y otoño tenían menos probabilidades de presentar retraso en el crecimiento que los niños que nacieron en el invierno.
¿Con qué datos se ha realizado esta investigación?
Estudios previos del grupo de Historia Económica de la UMU habían señalado las relaciones entre el clima y la talla durante los procesos de desarrollo económico e industrialización. La nueva investigación, con datos del reclutamiento militar de una población agraria de la España interior para el siglo XX, pone de manifiesto el impacto que los ciclos climáticos mensuales y estacionales pueden tener en el bienestar físico y la salud de las poblaciones.
Esta investigación encuentra, no obstante, limitaciones, al estar basada en poblaciones de reclutas masculinos de una población de la España interior. Por ello, “se requiere más investigación, con datos de hombres y mujeres y más estudios de campo, con poblaciones más diversas y de diferentes áreas climáticas, que permitan apoyar estas conclusiones y avanzar en las complejas relaciones del clima y la altura humana, dada la importancia que adquiere el cambio climático en los últimos tiempos”, destaca el experto.
Realizada dentro del proyecto MANIDES, la investigación forma parte de la tesis doctoral de Begoña Candela y han colaborado, además, Salvador Ramallo (Becario Fulbright Investigación Predoctoral en la New York University), ambos del programa de doctorado interuniversitario de Economía (DEcIDE) de la Escuela Internacional de Estudios de Doctorado, y José Cañabate (profesor del IES ‘Isaac Peral’).