Por qué el cambio climático nos roba el sueño

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Expertos del grupo CRONOLAB de la Universidad de Murcia advierten de los efectos negativos para la salud que tiene el incremento de las temperaturas nocturnas asociado al cambio climático y la dificultad para dormir.

El impacto del cambio climático es difícil de cuantificar todavía, porque cada vez se descubren nuevas alteraciones en la forma de vida de la sociedad actual, que van desde el consumo energético más elevado para combatir los rigores del verano (cada vez más largo, por cierto), hasta ciertos ajustes en los cultivos. Estos son solamente un par de ejemplos, porque la lista es enorme.

Por qué el cambio climático afecta al sueño

Sin embargo, lo que pocas personas sospechaban hasta ahora es que el cambio climático iba a dar un golpe directo al descanso de las personas. La nueva realidad climática se ha convertido en un factor nuevo de disrupción del descanso, que se suma a los ya existentes propios del mundo digital, para romper los ciclos circadianos y tener un sueño de menor calidad.

La sucesión de olas de calor este verano ha tenido pocos precedentes. Han contribuido a que este verano haya sido uno de los más calurosos de los últimos años, con unas noches tórridas, que han dificultado el descanso y la capacidad para alcanzar un sueño profundo. Y, lo peor de todo, es que los expertos afirman que esta tónica será la que se implantará en los próximos años.

Se puede afirmar sin miedo a equivocarse que el cambio climático nos quita el sueño. Y no porque se esté pensando en la cantidad de espacios naturales que ya no volverán a ser igual, o en los cientos o miles de especies que tienen que echar, literalmente, monte arriba, en busca de ambientes más frescos. Nos quita el sueño porque las noches de verano son incompatibles con el buen descanso. Hace demasiado calor. Y estas alteraciones en el sueño las paga nuestra salud.

“Por cada grado más de temperatura, el tiempo de sueño efectivo se va reduciendo”, explica el director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, Juan Antonio Madrid.

Evolución de las temperaturas mínimas.

Qué temperatura permite conciliar bien el sueño y descansar adecuadamente

Este especialista llama la atención sobre las consecuencias del cambio climático para el sueño, asociadas al incremento de las temperaturas mínimas. “Proporcionalmente sube más la temperatura nocturna que la del día, precisamente la que necesitamos para poder dormir adecuadamente”, afirma.

Para el sueño se necesita una temperatura más baja, que facilite el enfriamiento natural del cerebro de hasta 0,7 grados centígrados, la condición idónea para descansar adecuadamente por las noches.
El organismo sigue lo que los expertos llaman el ritmo circadiano, con el que se prepara para las fases de sueño y vigilia. Este ciclo influye sobre la temperatura corporal, de forma que se mantiene una tendencia al alza hasta las ocho de la tarde, más o menos, cuando se alcanza el pico de temperatura diario. A partir de ahí se inicia una curva descendiente, hasta alcanzar el mínimo de temperatura natural en torno a las seis de la mañana, cuando comienza a tomar temperatura para estar listo para el inicio de la actividad diaria.

Cómo baja la temperatura del cuerpo antes de dormir

Para bajar la temperatura, se dilatan los vasos sanguíneos de las manos, de la cara, de las orejas y también de los pies, explica Juan Antonio Madrid.

Todos estos mecanismos coordinados por el reloj biológico que los seres vivos llevan dentro, hacen que fluya más sangre y que se disipe el calor hacia el exterior, de manera que se consigue bajar la temperatura del cerebro para que se inicie el proceso de reparación nocturno.

“Pero si la temperatura en la habitación es muy elevada, a partir de 25-27 grados, esa disipación de calor no es eficiente, nos cuesta mucho. Y si la temperatura está por encima de 30 grados, es que directamente no podemos bajar la temperatura del cerebro y nos costaría mucho dormir”, dice este investigador de la Universidad de Murcia en relación a las noches más que tórridas de este verano.

La calidad del sueño está directamente relacionada con la temperatura en la habitación y las facilidades que se le pongan al organismo para bajar la temperatura del cerebro. Y, ciertamente, lo que ha ocurrido desde el mes de junio no es precisamente el escenario ideal para tener un sueño reparador.

Grupo CRONOLAB de la Universidad de Murcia, con Juan Antonio Madrid (tercero por la derecha).

Por qué es tan importante un descanso de calidad

La calidad del sueño va mucho más allá de que al día siguiente se tengan las energía necesarias. Durante el sueño se produce un proceso de reparación de todo el organismo, que es fundamental para mantener unos niveles de bienestar óptimos.

Si este ‘paso por el taller’ de cada noche es superficial, la reparación del organismo se centrará solamente en las partes esenciales. De manera que, a la larga, surgirán problemas de salud asociados a un mantenimiento incorrecto del cuerpo, si se sigue con el símil del taller.

Juan Antonio Madrid se queja de que “el error de nuestra sociedad es considerar el sueño como tiempo perdido, y esta idea tenemos que cambiarla. Hoy sabemos que durante el sueño se limpia el cerebro, que se va llenando de proteínas y elementos tóxicos que afectan a las neuronas. Y en el sueño se limpia, de forma que si no dormimos bien esos elementos se acumulan y acaban teniendo consecuencias”.

Qué problemas de salud están asociados a la alteración del sueño

Además, varios estudios firmados por el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia ha constatado algunos efectos de la alteración de los ritmos circadianos. La cronodisrupción incrementa la incidencia de alteraciones de memoria, de enfermedades cardiovasculares, de hipertensión y de algunos tipos de cáncer, como el de mama y colorrectal.

“Sabemos que se produce un envejecimiento acelerado, trastornos metabólicos, con un incremento de la posibilidad de padecer diabetes u obesidad. Y también trastornos anímicos de tipo depresivo. Afecta al sistema inmune. Y también estamos viendo que el trastorno de los ritmos biológicos está detrás de casos de infertilidad”, añade Juan Antonio Madrid.

El efecto del sueño robado por las noches de calor es mucho más serio de lo que en un principio se cree, y está siendo otra de las muchas consecuencias que trae consigo el cambio climático. Porque aunque en España se esté acostumbrado a altas temperaturas, la sucesión de olas de calor de este verano supera nuestros límites.

Y lo peor de todo, es que parece que lo de este verano no va a ser un caso aislado, sino que se convertirá el patrón para los próximos años, según se describe en los modelos de cambio climático manejados por los expertos. Así que habrá que ir preparándose.