Esta es la conclusión a la que llegaba el profesor y rector de la Universidad de Murcia, José Orihuela, en una conferencia celebrada en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
Mostrando su faceta divulgativa y docente, Orihuela defendió que se puede encontrar la misma belleza detrás de una fórmula matemática que en un cuadro, en una balada o en un poema. Para evocar a este ‘arte’ nos deleitó con otras formas de expresión como la pintura de Goya, la oda de Bernardo López García o la balada número uno de Chopin.
Con el título El lenguaje de la ciencia constató que ‘la matemática’ puede ayudarnos a comprender cualquier aspecto de la vida, desde el cosmos hasta la nanociencia. Para ello, nos acercó a ejemplos tan clarificadores como el camino que recorre el oxígeno hasta llegar a los pulmones, las fluctuaciones del mercado en la bolsa, la formación de las galaxias; o tan divertidos como la opción a compra de un conocido futbolista
Todas las fórmulas que explican estos fenómenos nos ayudan a comprender cómo funciona nuestro mundo. Un chispeo de cultura con el que conquistó al público al tiempo que se adentró en las experiencias de las figuras más importantes de la historia de las matemáticas. Desde Fourier, pasando por Gauss y su famosa curva que cubría los billetes alemanes; o Georg Cantor, matemático que murió loco tras intentar ponerle fin al infinito.
Tampoco faltó a la cita Einstein y sus teorías, como la que explica cómo las motas de polen se desplazaban por el agua, o el papel de Alan Turin y John von Neumman, como el científico práctico y teórico en la creación de la computación de la computación.
También nos contó la curiosa historia que hay detrás de la ecuación de Kolmogorov, en la que fue clave la figura de Doblïn. Un matemático judío que participó en la Segunda Guerra Mundial con el bando francés y que acabó suicidándose a los 25 años, no sin antes dejar como legado la resolución de dicha ecuación. Aunque no fue hasta el año 2000 cuando el mundo conoció su avance.
En la otra parte del mundo Kiyoshi Ito, matemático japonés, obtuvo la misma fórmula 25 años después, sin haber tenido ningún contacto con el francés ni con sus resultados. Lo sorprendente es que Ito perteneció a la Academia de las Ciencias de Francia sin saber que ‘bajo sus pies’ estaba depositado el documento que guardaba el gran hallazgo de este científico que paso desapercibido por la historia.
Una charla cargada de anécdotas, familiar y con un predominio de lo visual, a través de la que consiguió sumergir a los asistentes en la belleza de las matemáticas como el verdadero lenguaje de la ciencia.
La próxima conferencia programada por la Unidad de Cultura Científica en el mismo espacio cultural será el 6 de junio de la mano de José Manuel López Nicolás, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia y creador del conocido blog de divulgación Scientia.