Remedios Martínez condenó la intolerancia en la presentación de su última novela

La autora, Remedios Martínez, firmando ejemplares de su novela.Remedios Martínez Anaya, profesora y novelista almeriense, presentó el pasado viernes su última obra, ‘Hierba pisada. La tragedia morisca’ en el Salón de Plenos de la Diputación de Almería. El acto, al que asistieron familiares y allegados a la escritora, fue presentado por el editor de la novela, Juan Grima, de la editorial Arráez, y el escritor y parlamentario almeriense afincado en Alicante, Francisco Pérez Baldó, que dieron paso a la esperada presentación del libro a cargo de la propia autora. ‘Hierba pisada. La tragedia morisca’, es una novela histórica que recrea los hechos acaecidos en el valle del Almanzora durante la Guerra de los Moriscos (1568-1570) a través de una serie de personajes, tanto históricos como imaginarios, bien situados en el contexto, y una narración rica y poética.

 

Según afirmó la propia autora, el fin que persigue con esta novela es que no se repita esa etapa tan triste de la historia, etapa en la que vecinos, amigos, familiares, o incluso hermanos, se mataban entre ellos debido al fanatismo de unas ideas que eran capaces de defender a toda costa. Así, Remedios Martínez afirmó rotundamente la inutilidad de la violencia, abogando por la tolerancia, y explicó que la situación actual, en la que surgen conflictos debido a las diferencias entre religiones y razas, le recuerda a la situación de los moriscos en aquella etapa histórica, por lo que ha de actuarse con racionalidad y no con fanatismo.

Francisco Pérez Baldó comparó ‘La hierba pisada. La tragedia morisca’ con ‘La mano de Fátima’, de Ildefonso Falcones, concluyendo que prefería el libro de la escritora natural de Serón, dado que “es superior literariamente y más humano, pues la forma de escribir no es tan fría”.

Remedios, que no es historiadora de formación, ha tenido que estudiar a fondo los sucesos ocurridos en la provincia durante esa etapa histórica para poder escribir con rigor acerca de estos hechos.

La novela trata de los conflictos entre dos grandes religiones, la cristiana y la islámica, un tema que no deja de estar presente en la actualidad. “Es una novela en la que no hay buenos y malos por el hecho de pertenecer a una u otra religión, sino que en los dos bandos había, como lo hay en todos los ámbitos de la vida, gentes generosas, otras egoístas, traidores…”, afirmó la autora.

“Una de las conclusiones que se pueden entrever en este relato es la torpeza humana que nos lleva a la intolerancia, a despreciar a los que son diferentes o piensan de distinta forma, y a la obsesión de los poderosos de todos los tiempos por controlar los pensamientos y sentimientos, lo más sagrado del ser humano. No quisiera que se me malinterpretara pensando que justifico a los musulmanes, porque en algunos aspectos en la actualidad parecen estancados en la Edad Media, y especialmente es intolerable la situación de las mujeres en las sociedades islámicas, pues son consideradas personas de segunda categoría (…) También condenan a los homosexuales y a otros colectivos que consideran herejes (…) Todas estas deformaciones del islam, que nos alarman y escandalizan, precisamente por ello, son las que más se ven, y quizás por eso nos hemos formado unos estereotipos demasiado rígidos que nos impiden conocer el verdadero espíritu de esta religión”.

‘Hierba pisada’ presenta personajes muy representativos de la época, como Abén Humeya, el Marqués de los Vélez o don Juan de Austria, a los que la autora ha tratado de desmitificar y presentar con sus defectos y virtudes, con sus pasiones, grandezas y miserias. A este respecto, señalaba la autora algunos pasajes en los que se retrata a Abén Humeya, el noble morisco que se unió a la sublevación de los moriscos en las Alpujarras. Este noble, cuyo nombre cristano era Fernando de Válor y Córboba, y de nombre musulmán Muhammad ibn Umayya, se convirtió en el principal dirigente de la insurrección y fue proclamado rey gracias a la influencia de su tío. Por eso, en Hierba pisada, Remedios Martínez hace una caricatura muy peculiar de este personaje, cuando lo retrata diciéndose a sí mismo que a veces parecía que su tío era la cabeza pensante y él simplemente el cuerpo ejecutor.

Pero los verdaderos protagonistas de este libro no son los que provocaron las guerras con su codicia y su ambición, sino los que sufren a causa de ello. De esta manera, a través de las peripecias de cada uno de estos personales, podemos conocer los rasgos más significativos de las sociedades morisca y castellana de la época del reinado de Felipe II y sus relaciones, expuestas con honestidad y objetividad y alejadas de cualquier maniqueísmo.

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