El grupo de la UAL ‘Análisis de imágenes’ del área de informática trabaja actualmente en dos líneas de investigación. Una, liderada por el catedrático Manuel Cantón, se centra en el reconocimiento automático de estructuras oceánicas. La otra, dirigida por el doctor José Andrés Moreno, se ocupa de investigar la detección de superficies quemadas en toda la tierra.
Con la identificación de las estructuras marinas, -como corrientes, remolinos o afloramientos-, que se originan en el inmenso océano y que “son difíciles de reconocer, (por ser estructuras deformables)”, explica Cantón, se persigue obtener un conocimiento científico que tiene diversas aplicaciones: “Uno de los sensores puede medir la temperatura superficial del mar, a través de infrarrojos y esto es muy importante para los barcos pesqueros, por ejemplo los atuneros, ya que los atunes necesitan aguas cálidas para moverse y es importante conocer la temperatura de las masas de agua para dirigir a los pesqueros de unos sitios a otros”. “De hecho”, prosigue el experto, hoy muchos atuneros llevan sus propios sistemas de teledetección de temperatura”.
Pero la información que se extrae de las imágenes es muy diversa y tiene diferentes utilidades: “otros sensores miden la concentración de fitoplancton (plantas microscópicas que absorben CO2) en el océano y algunos estudios han demostrado que ha habido una disminución a nivel global, pero hay otros en los que no se observa variación global en el último siglo, aunque sí variaciones regionales”.
También hay sensores que miden la altura del mar, los altímetros, por lo que, explica el catedrático de la UAL, “el aumento del nivel medio del mar debido al derretimiento de glaciares y de los polos y la desaparición de algunas islas como en el archipiélago de Salomón ya se veía venir; este tipo de sensores, de clorofila, altitud, etcétera son muy importantes para estudiar el cambio global y hacer predicciones a largo plazo”.
Junto a la detección de fenómenos de interés en el océano, la otra faceta que es fundamental dentro del grupo es la que lidera el profesor José Luis Moreno, sobre el análisis de imágenes de satélites con infrarrojos para detectar grandes incendios. Dentro del ‘Análisis de imágenes’ se puede trabajar también en el reconocimiento de patrones, como por ejemplo verduras o piezas que circulen por una pieza transportadora. Y no sólo objetos aislados, sino también análisis de escenas complejas.
El catedrático Manuel Cantón pone este ejemplo: “Con una imagen de un aula no se trata de identificar objetos aislados sino de relacionar unos con otros y dar una descripción general de la escena, en el sentido de esto es un alumno, esto es otro, esto es una mesa, y a partir de este análisis la máquina descubre que se trata de un aula de estudiantes, probablemente universitarios”.
Y hay más. “Ya se ha avanzado bastante no sólo en la detección de caras sino de las emociones”, detalla el catedrático de la UAL, e incluso se está ya en otro paso más allá: “otra cuestión relacionada con esto, y que entra dentro del campo de análisis de patrones, es el análisis de los sentimientos”.