Artículo de
Sebastián Sánchez y Juan Antonio Sánchez
Investigadores del grupo de Edafología Aplicada de la Universidad de Almería,
descubridores de un inmenso cráter provocado por el primer gran objeto extraterrestre caído en España.
Para Henry Jay Melosh, los cráteres de impacto representan uno de los eventos extraplanetarios, que más han contribuido a los procesos de renovación y alteración de la corteza terrestre. Ya que la enorme energía que desarrolla la onda de choque del cuerpo impactador, genera una presión y temperatura, que al impactar, bien en la superficie terrestre o marina, puede llegar a vaporizar dicha superficie, proceso que transcurre en tan solo siete minutos y medio. Obviamente, no lo podemos reproducir en el laboratorio, por lo que su estudio requiere de algunas técnicas y metodologías muy específicas.
Sin embargo, hoy día, este fenómeno catastrófico y destructivo, tiene una cara B, en la que se definen algunos aspectos no destructivos, donde lo biológico y lo geológico se dan la mano y tienen sus consecuencias. Gordon. R. Osinski considera en sus trabajos, que los eventos de impacto de meteoritos son y han sido un factor geobiológico fundamental, que ha jugado un papel importante y nos ha acompañado en la evolución del planeta a todo lo largo de su historia. Dichos aspectos, ocurren después de la catástrofe, de algunos de ellos los autores ya tienen algunos indicios y los exponemos a continuación, ya que constituyen por si solos, la justificación, continuidad y ampliación del estudio de un cráter de impacto en Almería.
Por qué estudiar los cráteres provocados por objetos llegados del espacio
Recientemente se ha publicado un artículo científico en el que se describe un posible cráter de impacto en Alhama de Almería. El trabajo ha sido publicado en acceso abierto en la revista Meteoritics & Planetary Science, y de él se extrae la importancia de estudiar las formaciones generadas por el impacto de objetos extraterrestres.
El poder proseguir y financiar el estudio de estos fenómenos asociados a un impacto, después de la catástrofe, creemos que es relevante por varios motivos; por una parte, nos introducimos en una nueva disciplina, las Ciencias Planetarias, que puede introducirse poco a poco en nuestras Universidades, por otra, abre numerosas puertas para que la comunidad científica, y sobre todo, para que los jóvenes investigadores puedan encontrar nuevas perspectivas que aún no se han planteado en nuestro territorio, que implicaría diferentes ámbitos académicos; Geología, Biología, Geofísica, Geoquímica, Microbiología, Patología, Bioquímica, Astronomía, Astrobiología etc.., y sin tener que desplazarse a la Luna o Marte.
Qué cambios geológicos origina un gran meteorito
Por un lado, el impacto puede generar fracturas profundas por debajo del cráter, y afectar a parte de la corteza continental, por lo que su proximidad con rocas más calientes y profundas de la corteza, puede dar lugar a su vez a importantes anomalías geotérmicas en el lugar de impacto. Hoy día su detección y localización se determina por diferentes métodos geofísicos y sensores remotos.
La fracturación y/o el plegamiento de la roca que ha sido impactada, también pueden dar lugar a la formación de una roca almacén para hidrocarburos, formándose entonces un reservorio de petróleo y/o gas, como por ejemplo son los cráteres de: Red Wing Creek, Avak y Ames (Dakota del Norte, Alaska y Oklahoma, respectivamente, EE.UU.) y el de Campeche (Chicxulub, México).
Esta fractura, si se combina con la circulación del agua subterránea puede generar un importante complejo hidrotermal parecido a las cámaras magmáticas y al vulcanismo. De esta manera, el agua profunda se calienta y durante su ascenso disuelve los elementos minerales presentes, tanto de las rocas profundas como de las adyacentes. Esta circulación del agua por fenómenos de convección, hace que el agua se enriquezca en determinados elementos que pueden ser de diferentes afinidades, y que al aflorar a la superficie dichos elementos precipiten y constituyan un yacimiento inducido por un impacto.
Este es el caso de los yacimientos de Uranio y Hierro de los cráteres de Ternovka (Ucrania), de Uranio de Carswell (Canadá), y de Uranio y Oro en el cráter de Vredefort (Sudáfrica), la zona aurífera más rica del mundo. Un ejemplo un tanto especial, lo encontramos en el cráter de Sudbury (Canadá), que contiene los yacimientos más grandes del mundo de minerales de Niquel-Cobre y Azufre.
Por otro lado, también existen depósitos de minerales singenéticos inducidos por el impacto, es decir aquellos que se formaron en el mismo impacto, a partir de la composición mineralógica que tenía la roca, como pueden ser minerales de carbono, grafito o carbón (en nuestro caso el material que ha sido afectado por el impacto han sido Micasquistos grafitosos), dichos minerales de carbono, al sufrir estas altas presiones y temperaturas sufren una transformación de su estructura cristalina y dan lugar a la formación de nuevos minerales como diamantes y nanodiamantes, ejemplos de diamantes de impacto derivados de rocas carbonosas o de grafito, son los impactos de los cráteres de Popigai (Siberia) o de Zapadnaya (Ucrania).
Qué cambios biológicos se originan con el impacto
El hidrotermalismo resultante y posterior de un impacto, pudo ser un proceso en la evolución de nuestro propio planeta, que jugó un papel importante en el origen de la vida, esta fase hidrotermal puede llegar a durar hasta cien mil años, tiempo estimado que tardaría en enfriarse un cráter después del impacto. Esta fase hidrotermal, produce determinados efectos en los hábitats profundos del subsuelo que hoy día se discuten en la ciencia, ambientes extremos, en donde estos microorganismos pueden soportar, la acidez, salinidad, temperatura altas y la falta de luz y oxígeno.
Los impactos también pueden generar respiraderos hidrotermales tanto subaéreos como submarinos, y abundantes fuentes hidrotermales en diferentes entornos sedimentarios próximos al lugar del impacto, que pueden continuar activos a día de hoy, un ejemplo serían los actuales balnearios de Alhama de Almería, Sierra Alhamilla, Baños de Alfaro, etc…, situados en el lugar del impacto, y que podrían utilizarse como como fuente de energía geotérmica.
Qué se sabe del cuerpo impactador
En lo referente a la naturaleza, composición, tamaño y procedencia del cuerpo que impacta, los aspectos geológicos y biológicos quedan íntimamente ligados.
Durante la fase de excavación del cráter, tanto el propio cuerpo que impacta, como el material geológico que ha sido fundido por la energía del impacto, puede ser expulsado a gran distancia, y sus características mineralógicas, geoquímicas y patrones de abundancia, nos pueden ayudar a responder a esta cuestión, como por ejemplo, el caso tan de moda hoy de los trabajos realizados de Abraham Loeb.
En el aspecto biológico de la naturaleza del impactador, la expulsión, el transporte y la llegada de compuestos básicos de la vida a la Tierra, pueden entregar y/o generar muchos de los ingredientes químicos necesarios para la vida, unas veces en sustratos catalíticos del medio sedimentario como pueden ser las arcillas, y otras, estando presentes en el propio impactador. Los compuestos orgánicos básicos para la formación de vida (Aminoácidos, proteínas etc..), parecen ser abundantes en los asteroides y meteoritos conocidos.
Los impactos de estos objetos cósmicos, no sólo habrían traído las semillas para la vida temprana de nuestro planeta, sino que también podrían haber abonado, favorecido e interactuado durante la fase hidrotermal, colaborando en la evolución de determinados microorganismos, que a día de hoy tampoco sabemos si están activos.