El reciente estudio de un equipo de investigación de la Facultad de Psicología de la UNED, dirigido por el catedrático Ángel Gómez y en colaboración de varias Instituciones Penitenciarias, muestra a través de datos empíricos los motivos por los que algunas mujeres se vinculan al terrorismo yihadista, y las posibles razones para desvincularse.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las investigaciones sobre terrorismo es la dificultad de incluir datos empíricos, debido a la complejidad para acceder a este tipo de muestras junto a la reticencia por parte de los participantes a responder a las preguntas de los científicos, lo que lleva a que menos del tres por ciento de las publicaciones en este campo incluyan dichos datos. Si se trata de trabajos que incluyen muestras de mujeres terroristas, nos encontramos con trabajos extremadamente minoritarios, ya que las mujeres terroristas son minoría, comparadas con los hombres y la dificultad de acceder a ellas es aún mayor.
Sin embargo, la perspectiva de género es fundamental en este campo. Las razones por las cuáles una persona decide entrar en un grupo terrorista, o salir, pueden ser muy diferentes. Más si cabe en grupos relacionados con determinadas creencias culturales y religiosas que dan un papel muy diferente a la mujer que al hombre.
La reciente publicación del equipo de la UNED (Gómez et al., 20022a), que aparece en el International Journal of Social Psychology, recoge los resultados de una serie de entrevistas cara a cara que se llevaron a cabo en seis prisiones españolas durante 2019 y 2020 a veinticuatro internas musulmanas, la mitad encarceladas por actividades terroristas yihadistas, y la otra mitad por delitos varios, no relacionados con el terrorismo.
Los resultados mostraron que las mujeres yihadistasexpresaron menos autoestima (valoración, percepción o juicio positivo de uno mismo), búsqueda de significado (deseo de encontrarle un sentido a la vida, que se ha encontrado como una variable relacionada con la decisión de vincularse a grupos extremistas), resiliencia (capacidad personal para superar circunstancias traumáticas), cohesión percibida del colectivo de musulmanes, y religiosidad que las no yihadistas.
Aunque no se encontraron diferencias entre los dos grupos de mujeres en el grado de conexión “visceral” con la religión o con los musulmanes (fusión de identidad), que se ha vinculado con el comportamiento extremo (Gómez et al., 2022b), cuando se les preguntaba por su percepción de fuerte conexión con la religión y con los musulmanes en el pasado (antes de entrar en prisión), en el presente, y en el futuro (cómo esperarían sentirse una vez que salgan de prisión), tanto la fusión con la religión como con los musulmanes se redujo en el presente, en comparación con el pasado, permaneciendo baja en el futuro.
Los resultados indican además que las mujeres yihadistas entran en la radicalización debido a una crisis de identidad personal y social, pero también parece que se desvinculan de la yihad motivadas por un desencanto por las expectativas no cumplidas, ya que una vez inmersas en el grupo, aquello con lo que se encuentran es bastante diferente de lo que se esperaban.
Los hallazgos de esta investigación suponen una contribución teórica y empírica única a nivel internacional, y plantean considerar las necesidades y características específicas de las reclusas yihadistas en el desarrollo de programas de tratamiento en prisión para favorecer su salida de los grupos e ideas extremistas, así como su reinserción en la sociedad.
El catedrático Ángel Gómez realiza este estudio como parte del proyecto MULTIPREV (A Multi-Theory Multi-Method Approach for Preventing and Reducing Radicalization leading to Violence), dotado con una de las becas Advanced Grant que otorga el Consejo Europeo de Investigación y cuyo objetivo es identificar los mecanismos que están relacionados con la radicalización violenta, para encontrar la forma de evitarla y ayudar a los radicales para que abandonen la violencia e integrarlos en la sociedad.