Detectar en el tiempo los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 -y con ello evidenciar parte de la respuesta inmunológica en las personas que han recibido las vacunas Sinovac y Pfizer-BioNTech en Chile, fue el objetivo de una ambiciosa investigación desarrollada de manera conjunta por académicos del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) albergado en la U. de Chile, y de la Facultad de Medicina del plantel público, junto a la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud; la cual es una de las primeras comparaciones poblacionales en el mundo entre ambas las vacunas Pfizer y Snovac, desarrollada desde las perspectivas de la movilidad y la epidemiología.
Con un despliegue en 37 ciudades de todo el país -específicamente en 28 de los 29 Servicios de Salud de todo el territorio nacional- este estudio de detección de anticuerpos IgG contra SARS-CoV-2 consideró a más de 60 mil personas, cuyas muestras fueron tomadas en estaciones ubicadas en puntos estratégicos basados en la información de movilidad de las grandes ciudades chilenas que ISCI en conjunto con ENTEL Ocean procesan desde hace más de un año. Con información totalmente agregada y anonimizada, se pudo seleccionar sitios con alto volumen de tráfico que permitiesen obtener una muestra altamente representativa de cada territorio.
En abril del 2020, el ISCI suscribió una alianza con la empresa de telefonía Entel para, en conjunto, trabajar con datos de movilidad y entender de qué manera se iban comportando las personas frente a las cuarentenas. Con cerca de 4 millones de datos diarios, los investigadores pudieron -junto con desarrollar informes periódicos respecto del impacto real de las cuarentenas en la reducción de desplazamiento- definir dónde instalar las estaciones de toma de muestra, lo que sirvió – tras un trabajo conjunto con la subsecretaría de Redes Asistenciales- de base para el estudio actual.
A diferencia de lo que ocurre con indagatorias que analizan la efectividad de las inoculaciones, es decir, el desempeño de la vacuna en condiciones reales en la población en términos de casos y su gravedad, comparando cohortes vacunadas y no vacunadas, el estudio “Seropositividad Dinámica de IgG en Chile tras el despliegue de una vacuna de virus inactivado (CoronaVac) y una vacuna mRNA (BTN162b2): un estudio centinela de vigilancia”, analiza la evolución en el tiempo de los anticuerpos a nivel poblacional. En efecto, mediante la aplicación de tests rápidos para la detección de anticuerpos IgG contra SARS-CoV-2, el estudio identifica la dinámica de estos a medida que transcurre el tiempo desde la inoculación de las primeras y segundas dosis, en ambos tipos de vacunas. Además, el estudio permite analizar si la positividad se ve afectada por diferencias etarias, de género o por comorbilidades.
El reporte incluyó los datos de 64.813 personas evaluadas, hasta el 2 de julio de 2021, y dentro de los principales resultados muestra que la positividad general de IgG para los receptores de Sinovac alcanzó el 77% después de la vacunación completa con dos dosis, mientras que una sola dosis de dicha vacuna produjo niveles bajos de positividad de IgG, con un 28,1%. En tanto, la seropositividad en los receptores de la vacuna Pfizer-BioNTech superó el 95% después de dos dosis y el 80% después de una dosis de la vacuna.
Junto a esto, por grupo etario, se observaron niveles de positividad significativamente más bajos para ambas vacunas entre los participantes de 60 años o más respecto a aquellos menores de 40 años y, para Sinovac, para hombres en comparación con las mujeres y para personas con diabetes y enfermedad crónica cardiaca.
Como destaca el académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Dr. Miguel O’Ryan, los resultados muestran que “tanto las personas que recibieron las vacunas Sinovac como los que recibieron Pfizer tuvieron una respuesta muy robusta a IgG medido por el test en el dedo al cabo de dos semanas de la segunda dosis: 75% para Sinovac y arriba de 90% para Pfizer, lo cual se condice muy bien para los ensayos de fase clínica de ambas vacunas hechos previamente, pero esto es en la vida real”.
Con estos datos a la vista, advierte, “hay que ser muy cauto con la interpretación porque eso no significa que las personas que han recibido Sinovac al cabo del tiempo estén necesariamente sin protección, porque estamos midiendo solamente un elemento de la respuesta inmune contra el virus y con una técnica”. Estos datos, dice O’Ryan, “proveen más evidencia para sugerir que un refuerzo de vacunación, fundamentalmente en el caso de Sinovac”. Al mismo tiempo, confiere evidencia inmunológica que la vacunación con dos dosis de Pfizer mantiene altos niveles de anticuerpos IgG aún a 20 semanas post segunda dosis.
“Es muy importante contar con información científica sobre el comportamiento de la inmunidad en personas inoculadas con distintos tipos de vacunas en nuestro país, puesto que nos entrega insumos muy relevantes para tomar decisiones con pertinencia local respecto del manejo de la pandemia”, indicó por su parte el subsecretario Alberto Dougnac.
Mientras, el académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Juan Pablo Torres, dice que es importante “tener los datos al momento de considerar los tipos de vacuna que pueden ocuparse para estos tipos refuerzo: es importante tener y generar evidencia respecto de la seguridad y el tipo de respuesta inmune que existe frente a esa tercera dosis de refuerzo, tanto en las personas que sean candidatas a recibirla, como en aquellas que la reciben para ver su comportamiento en el tiempo”.
Por su parte, el académico U. de Chile y director del Instituto Sistemas Complejos de la Ingeniería (ISCI), Leonardo Basso, plantea que los resultados del estudio “muestran claramente que las dos vacunas generan respuestas, y eso es una gran noticia que es consistente con que el proceso de vacunación ha logrado detener el número de contagios en circunstancias más complejas de la pandemia, dada la circulación de una variante más contagiosa y de cuarentenas mucho menos efectivas”. Asimismo, señala que “el estudio muestra las diferencias en el tiempo, es decir cómo cambia el IgG respecto de cuándo una persona se vacunó, y de qué manera es distinto para cada vacuna, para gente con comorbilidad, para mayores de 60 años, por lo tanto, puede indicar dónde priorizar terceras dosis”.
Y, agrega Denis Saure, académico U. de Chile de ISCI, que en la medida que se pueda “establecer algún tipo de correlación, entre protección contra el virus y positividad IgG, se puede hacer un monitoreo dinámico, rápido y escalable y eso es lo que estamos haciendo con este estudio, estamos estableciendo esa relación, estamos primero levantando la base, bueno si es que de verdad hay información en esta positividad IgG, cómo está evolucionando esta positividad en la población”.
Primera publicación made in Chile en The Lancet ID
El estudio fue aceptado en la importante publicación científica. Para Leonardo Basso, la dimensión de la muestra y la solidez de los resultados permitieron que se publicará el documento. “Está información es sólida, tiene el enorme valor de haber sido levantada en asociación entre la academia y el Estado, y no sólo es relevante para Chile, es relevante para todos los países que han basado su estrategia de vacunación en Sinovac”, aseveró.
Por su parte, para el académico Miguel O’Ryan, la investigación tiene un impacto más allá de nuestro país, dado que al “mostrar a todos los países del mundo que están usando vacunas COVID, que hay que estar mirando la respuesta diferencial en el tiempo, ir evaluando las diferentes vacunas y eventualmente ver si hay que adaptar la estrategia complementaria a la sola incorporación inicial de la vacunación, que es lo clave”. También es clave sostener esta vigilancia inmunológica en la población, especialmente para evaluar el efecto de las dosis de refuerzo en el tiempo, y comenzar la evaluación de poblaciones pediátricas a la luz del eventual inicio de la vacunación en este grupo.