Las organizaciones WWF y ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste) han presentado un informe que desvela el crecimiento “masivo, descontrolado e ilegal” de la agricultura de regadío en el entorno del Mar Menor. Las dos organizaciones aseguran haber realizado un análisis de ortofotografía, Sigpac, satélite y trabajo de campo que pone de manifiesto la falta de reacción a tiempo de las Administraciones públicas. Así, según han denunciado, “los vertidos y mala gestión de la agricultura intensiva han convertido este humedal –la mayor laguna litoral española- en una “sopa verde” por el exceso de nutrientes, con graves consecuencias ambientales y sociales, y para la que ahora será necesario aplicar costosas medidas de restauración”.
Aunque el entorno del Mar Menor es una de las zonas más áridas de Europa, y el crecimiento del regadío está supuestamente limitado por ley, WWF y ANSE denuncian que la pasividad de las Administraciones ha permitido multiplicar casi por diez la superficie de cultivos regados en los últimos 40 años, hasta casi 50.000 hectáreas, un crecimiento alentado por sucesivas legalizaciones.
Según el informe “La burbuja del regadío: el caso del Mar Menor”, presentado este jueves en Murcia, alrededor de un 20% del regadío en la zona es ilegal, una superficie ocupada principalmente por cultivos de hortalizas, cítricos, invernaderos y balsas de riego.
El informe ha sido elaborado por ambas organizaciones contrastando la cartografía oficial de cultivos de regadío remitida por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) con imágenes de satélite, las últimas fotografías aéreas disponibles e información recabada sobre el terreno.
Durante la investigación del informe, en el verano y otoño de 2017, y en medio de la peor sequía en décadas, las organizaciones detectaron máquinas trabajando en nuevas transformaciones a regadío, y nuevas plantaciones incluso dentro de espacios protegidos de la Red Natura 2000, presentando dos denuncias sobre parte de las ampliaciones más importantes, cuya ilegalidad ha sido confirmada por diferentes administraciones.
Las organizaciones advierten de que su trabajo es tan solo una aproximación y que la superficie real es, sin duda, mayor. Para WWF y ANSE es significativa la falta de información oficial sobre la extensión real de los cultivos de regadío ilegal en el Campo de Cartagena.
Un millar de desaladoras ilegales
La Fiscalía de Murcia estimó en diciembre de 2017 que existen alrededor de mil desaladoras ilegales en la zona, que sacaban el agua del acuífero (con alto contenido en nitratos) y la vertían aún más contaminada hacia el Mar Menor.
En los últimos años, la administración estatal –presionada por el Gobierno autonómico y los agricultores- ha promovido la llegada de más agua para el regadío, aparte de la del trasvase Tajo-Segura, dando recursos de depuradoras, pozos o desaladoras. Sin embargo, el informe de WWF y ANSE demuestra que dar más agua no ha servido para cubrir el enorme déficit hídrico de la cuenca del Segura, sino que ha contribuido a aumentarlo, creando más cultivos.
Además, las organizaciones ambientales presentes en el Consejo del Agua de la Confederación Hidrográfica del Segura han venido advirtiendo, en los últimos años, de la necesidad de adoptar medidas valientes y necesarias para el control y reducción de los regadíos, propuestas que han sido desoídas en los sucesivos planes.
Por todo lo anterior, WWF y ANSE solicitan a la Confederación Hidrográfica del Segura que plantee una moratoria a nuevos regadíos en el entorno del Mar Menor y cierre los pozos y desaladoras ilegales, así como el acceso al agua de los nuevos regadíos sin derechos. También piden una revisión de las concesiones de agua existentes para adaptarse a los recursos disponibles considerando el impacto del cambio climático en el Segura y en el Tajo, y los efectos sobre el Mar Menor, y que se controle, fomente y facilite el buen uso de agua de los agricultores legales, evitando que se mantenga la venta de agua de las nuevas grandes desaladoras de Valdelentisco y Torrevieja a los regadíos sin derecho de agua.
Aparte del impacto sobre el Mar Menor por los vertidos agrícolas, WWF y ANSE recuerdan que el crecimiento descontrolado del regadío hipoteca el futuro de todo el sector agrícola del Campo de Cartagena, que depende en gran medida de un acuífero cada vez más contaminado por nitratos y unas fuentes de agua ya sobreexplotadas. Las organizaciones remitirán su informe a la Comisión Europea por la afección a varios espacios naturales protegidos por la legislación comunitaria, así como a la Fiscalía de Medio Ambiente y a las autoridades del agua, la agricultura y el medio ambiente.