“Los telescopios son como máquinas del tiempo. Nos muestran el universo tal como era en el pasado; desde un pasado reciente, hasta un pasado remoto, o incluso remotísimo. Las primeras imágenes del telescopio espacial Webb son extraordinarias”, aseguró el astrónomo Guillermo Abramson.
Su charla se tituló “Rojo Profundo” y tuvo lugar en la argentina Universidad de Cuyo, ante especialistas y público en general interesado en el tema. El profesor del Instituto Balseiro e investigador del CONICET fue invitado para exponer sobre los primeros resultados del nuevo universo obtenido a través del telescopio James Webb, sucesor del famoso Hubble. Son imágenes que auguran inspiración para una nueva generación, como ocurrió hace 30 años con el anterior dispositivo, ya que el Webb representa un salto en capacidad y calidad respecto a cualquier otro observatorio, tanto espacial como terrestre.
Rojo profundo
“Imagínense ustedes si los arqueólogos pudieran realmente ver cómo era, cómo funcionaba una sociedad humana, hace 10 mil, 20 mil o 100 mil años; una cosa extraordinaria con la que soñaría cualquier arqueólogo. Eso es justamente lo que pueden hacer los astrónomos usando los telescopios y, en particular, con este telescopio espacial“, deslizó al inicio Abramson, anticipando la importancia del avance científico.
En el repaso de las imágenes obtenidas por el Webb, el científico se detuvo en lo que éstas muestran y en lo que significan, tanto para la astronomía como para el público. Lo intercaló con comentarios acerca del instrumental, al cual definió como “una maravilla de la ingeniería”. Destacó que es un telescopio infrarrojo y que para poder ver las imágenes que toma de los objetos estudiados hay que transformarlas matemáticamente. “En eso hay tanto de ciencia como de arte”, precisó. También dijo que su tamaño y complejidad son enormes y que tuvo un lanzamiento impecable, aquella mañana del 25 de diciembre de 2021.
De la calidad de lo retratado, el astrónomo afirmó que “no fue una sorpresa” para quienes seguían de cerca el desarrollo del instrumento, ya que meses antes habían podido ver las imágenes monocromáticas de prueba, además de que pudieron constatar que el telescopio “funcionaba de manera perfecta”.
“Para los que veníamos siguiendo el desarrollo del Web, a lo largo de décadas, estas imágenes fueron un alivio. Porque, además, iba a tener que viajar solito hasta su sitio de observación en el punto Lagrange 2 del sistema Sol-Tierra, que se encuentra a 1.500.000 km alejándose de la tierra. Ahí está estacionado y ahí va a hacer sus observaciones, sin posibilidad de servicio alguno”, comentó el científico.
Luego se refirió a las primeras cinco imágenes que capturaron la imaginación del público y que, en su parecer, fueron elegidas “muy cuidadosamente”. Explicó que dos de ellas muestran la evolución -a gran escala- del universo y de las galaxias; mientras que otras dos nos acercan a la evolución de las estrellas: una de lo que podría llamarse un vivero de estrellas bebé y otra que es una estrella moribunda, con un “destino similar al que va a tener nuestro sol en un futuro lejano”, apuntó. Y la quinta imagen “que no es una foto”, aclaró, sino un espectro de la atmósfera de un planeta alrededor de una estrella lejana.
Entre los aspectos a destacar, mencionó, por ejemplo, el campo de profundidad que retrata el telescopio. Una imagen que el Webb logra luego de una exposición de 12 horas, al Hubble le lleva 11 días hacerlo. “Se vienen 20 años de imágenes extraordinarias”, vaticinó.
También aclaró que, además de hacer fotografía de los objetos que observa, el Web puede medir espectros de esos objetos, es decir, descomposición de la luz que emite en colores, exactamente igual que si fuera un arcoiris. “Esos espectros permiten observar una cantidad de propiedades físicas y químicas de la galaxia: podemos observar de qué están hechas, a qué distancia se encuentran, si se están moviendo, si tienen campos magnéticos”, enumeró el docente del Balseiro. Y agregó: “Estas cosas son tan ricas científicamente que el 75% del tiempo de las observaciones del universo temprano del Webb van a ser espectros y no fotos”.
Por último, Abramson adelantó que la ciencia que va a producir del Webb “recién empieza”. Y como prueba de esto, compartió con el público los interrogantes que en estos próximos años la astronomía intentará responder. A saber, ¿Cómo son estas galaxias, cuántas hay, cómo están distribuidas?, ¿Ya tienen sus agujeros negros centrales?, ¿Cómo son sus estrellas?, ¿Cómo evolucionaron químicamente?, ¿Cómo llegaron a convertirse en vías lácteas?, ¿Cómo evolucionaron a lo largo de la historia del universo? , ¿Cómo interactuaron con el hidrógeno que llenaba el espacio del cual se formaron sus primeras estrellas? ¿Qué nos puede decir sobre la naturaleza misteriosa de la materia oscura que hay a su alrededor?, ¿Cómo y cuándo se formó la estructura actual, a gran escala del universo, que es una especie de espuma toda filamentosa?.