El año 1907 comenzó con la matanza de Río Blanco (México), donde fueron masacrados centenares de obreros con sus mujeres y niños por reclamar condiciones humanas en las fábricas, y terminó con la matanza de la escuela Santa María de Iquique (Chile), con centenares (algunos hablan de miles) de obreros y familiares muertos por razones parecidas.
En Buenos Aires fueron los inquilinos de los “conventillos”, donde se hacinaban la mayoría de los inmigrantes llegados de todas partes, los que se manifestaron contra el aumento de los alquileres, protagonizando la “huelga de las escobas”. Familias enteras apretujadas en una habitación con una cocina y una letrina comunes (origen sudamericano de los actuales pisos compartidos). Como los hombres no podían faltar al trabajo, fueron las mujeres las que se lanzaron a las calles con sus escobas (para barrer a los caseros) las que agitaron los barrios.
Y luego se creen que el feminismo lo descubrieron nuestros jóvenes políticos. La única víctima de la represión policial, un obrero anarquista, fue vengado por otro obrero ucraniano que se cargó al jefe de policía que dio la orden. Ejemplo de la lucha globalizada.
Así estaban las cosas por aquella parte del mundo, mientras nacía Frida Kahlo y en este lado del océano Picasso pintaba “Las Señoritas de Avignón”.
Un amigo me ha enviado un interesante y documentado trabajo (Lazos Olvidados de Solidaridad Hispanoamericana: la Ayuda a Málaga por la “Riá” de 1907) del historiador Pedro Luis Pérez Frías, sobre la catastrófica inundación de Málaga de septiembre de 1907, conocida como la “riá”, y que la dejó prácticamente incomunicada.
Como la presencia de argentinos en la ciudad era importante ya por aquellos años (por lo visto la intención de invadirla no es un fenómeno nuevo) y algunos fueron afectados por la inundación, al conocerse la noticia los diarios “El Correo Español” y “La Prensa” de Buenos Aires se movilizaron para recaudar fondos de ayuda, que serían confiados para su distribución al periodista malagueño, diputado y senador vitalicio y ex Ministro de Educación y Bellas Artes, Andrés Mellado.
El fundador del periódico malagueño “El Popular”, Pedro Gómez Chaix (concejal, diputado y senador republicano), también presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, toma fuerte protagonismo en las tareas de organización y distribución de las donaciones.
Cómo habrá sido recibida la importante y rápida contribución argentina, que “El Popular” editaba: “Pero a dónde el latido intenso y profundo de nuestra gratitud debe dirigirse especialmente, no solo como malagueños, sino como españoles, es hacia esa tierra noble y agradecida, dechado de cultura y de libertad, que se llama República Argentina; hacia Buenos Aires donde una colonia numerosa de españoles, honra y orgullo de la madre patria, sigue a todas horas, en todo momento, en toda ocasión el latido de vida de esta pobre España (…) pródigos y generosos los argentinos, en íntima y plausible solidaridad los naturales del país con los españoles allí residentes, que hacen una patria común de la Argentina y España, acuden con largueza al socorro de todas las calamidades y desdichas que aquí padecemos; lo que ahora han hecho por Málaga no es más que la repetición de lo que antes hicieron por otras poblaciones españolas y con motivo de nuestra lamentable catástrofe, han vuelto a materializarse.
España entera debe gratitud a la República Argentina; y hoy Málaga, aparte de esa deuda que ya como ciudad española tiene contraída, obligación y deuda de gratitud que debemos de pagar con amor eterno y haciendo público nuestro agradecimiento hacia esos hermanos de raza y compatriotas, hemos de agradecer doblemente los afectos y las consideraciones que nos guardan en aquella feliz región de América Latina.
Sean estas líneas expresión fiel y sincera de reconocimiento a nuestros hermanos argentinos y compatriotas residentes en aquella envidiable, noble y progresiva República”.
Como también llegaron partidas económicas de otros lugares de Latinoamérica, el Ayuntamiento de Málaga decidió nombrar a algunas calles del Limonar y La Caleta con los países que participaron en la ayuda.
Luego que se cubrieran las necesidades básicas y urgentes a los damnificados, la Sociedad Económica Amigos del País propuso la construcción de un barrio obrero para los vecinos de la Trinidad y el Perchel que habían perdido sus viviendas, y que incluyera una escuela pública. El proyecto se encomendó al arquitecto Fernando Guerrero Strachan, llegando una importante donación de Tampa, Florida (EEUU) y otro de Tegucigalpa (Honduras), junto con aportes de españoles de otras ciudades que se sumaron a la importante colecta organizada por el diario porteño La Prensa. El senador Rafael María de Labra se volcaría también al proyecto.
Para la construcción del futuro barrio, auspiciado conjuntamente por la SEAP de Málaga y La Prensa de Buenos Aires, presididos por Pedro Gómez Chaix y Ezequiel P. Paz respectivamente, se le compraron unos terrenos a la duquesa de Fernán Nuñez. Se denominaría barrio de América, su calle principal llevaría el nombre de La Prensa y las aledañas Tampa, Honduras y Salta, que persisten en la actualidad.. La proyectada plaza Buenos Aires desapareció en alguna actuación urbanística.
Historia olvidada, historia ignorada ¿Para cuándo su recuperación?, se pregunta Pérez Frías.
Después de esta muestra de fraternidad, la República Argentina siguió con su imparable desarrollo hasta convertirse en uno de los diez países más desarrollados del mundo, mientras España, luego de unos años de vaivenes políticos, entró en el túnel oscuro de la Guerra Civil y una gris y prolongada posguerra, hasta que después de 1975 unos políticos que había entonces organizaron una nueva nación, ingresó en la Unión Europea y se transformó en uno de los países con mejor nivel de vida que atrae a inmigrantes de todo el mundo, muchos argentinos.
Paralelamente la república sudamericana entró en caída libre colapsando en 2001 (el corralito). Mejor lo dejamos así.
Echar la vista atrás de vez en cuando nos aclara de dónde venimos y a dónde podemos ir a parar, si no sabemos cuidar lo que heredamos.
Artículo de Andrés Montesanto, médico, escultor y escritor de Málaga.