En la Sala del Cinquecento del Palazzo Vecchio, en Piazza della Signoria de Florencia, se llevó a cabo hace unos días el acto oficial de entrega de los archivos personales de los escritores Claudio Magris, doctor honoris causa por la Universidad de Murcia, y de su esposa Marisa Madieri al Gabinetto Vieusseux, en un acto en el que estuvieron presentes el alcalde de Florencia y la rectora de aquella universidad.
El profesor de la Universidad de Murcia, Pedro Luis Ladrón de Guevara, experto en la obra de Claudio Magris, que fue reconocido con el premio Príncipe de Asturias en 2004, encontró entre los papeles del escritor, un viejo manuscrito que creía perdido y que constituye el primer relato de un Magris todavía adolescente, fechado en los años 50.
Durante su discurso, Magris tuvo estas palabras para el profesor de la Universidad de Murcia: “Si no hubiese existido esta idea, y si no hubiese habido otro amigo, Pedro Luis Ladrón de Guevara, profesor de literatura italiana de la Universidad de Murcia, escritor, poeta, narrador, al que debo muchas cosas, con la capacidad de un sabueso, me ha restituido, encontrando las cosas que yo no encontraba en aquel viejo garaje que yo había destinado a biblioteca, porque la función de los archivos es la de salvar las cosas y la memoria que están ligadas a esas cosas, y las personas que están legadas a esta memoria […] De alguna manera se me ha restituido una parte de mi vida”.
Por su parte, Ernestina Pellegrini, Catedrática de Literatura Italiana de la Universidad de Firenze y editora de los dos volúmenes de la obra completa (Mondadori), añadió que “si el archivo Magris y los papeles de Marisa Madieri han llegado en el modo ordenado actual debemos agradecérselo públicamente al profesor Pedro Luis Ladrón de Guevara, de la Universidad de Murcia. Pedro es un verdadero compañero de viaje, de estudio. Y mientras estaba con él en Trieste, hace algunos meses, salió a la luz de un cajón del despacho de vía Carpaccio el primer relato autógrafo de un Magris adolescente, un relato cuya trama sucede en el fondo del mar y donde se plantean problemas radicales, sobre el sentido de la vida, estos son los milagros y las maldiciones de los traslados, algo se pierde y algo se encuentra, como escribió Magris en Danubio, en 1986, la literatura es una especie de traslado, de la vida a la carta, de la carta a la vida”.