Mitos en torno a las medusas: ni pican ni les gusta el agua caliente

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Las medusas son unos organismos con 500 millones de antigüedad tan molestos para los bañistas en las playas como necesarias para las especies de su cadena trófica 

Aunque se sigue estudiando si su proliferación tiene que ver con el cambio climático, sí existe relación entre el aumento de la temperatura del agua y una mayor facilidad de reproducción en la misma zona al verano siguiente

La gravedad de las irritaciones que producen sus tentáculos depende de cada especie y de la reacción del cuerpo de cada persona. Conviene evitar remedios caseros como el vinagre, el alcohol, el amoniaco o incluso la orina, ya que pueden potenciar aún más su capacidad urticante

Playa ocupada por medusas. Foto de Alfonso Aguilera.

“La proliferación de medusas en las costas españolas cada verano reaviva el debate sobre la posible influencia del cambio climático”, afirma Juan Diego López Arquillo, buzo científico e investigador de la Universidad Europea de Canarias. “La climatología juega un papel relevante, ya que afecta el régimen invernal de lluvias y eso puede influir en la reproducción y supervivencia de estas criaturas marinas, pero no es ni mucho menos el único. La contaminación y la sobreexplotación pesquera también se han convertido en factores determinantes”, explica López Arquillo. 

El experto ayuda a desmontar algunas creencias falsas en torno a estos organismos y cita como ejemplo el hecho de que se presente a la famosa carabela portuguesa como una medusa cuando en realidad no lo es. “Tampoco es verdad que proliferen únicamente en aguas templadas o calientes”, añade. “Es verdad que hay más especies que se reproducen más fácilmente en temperaturas más elevadas y por eso se ven más en el litoral mediterráneo, pero existen especies de cnidarios que se adaptan muy bien al frío y se encuentran con frecuencia en el Atlántico o el Cantábrico”, asegura. 

Las medusas no pican

Otra información inexacta es que las medusas pican. “Lo que ocurre es que los bañistas pueden rozar las células urticantes de sus tentáculos, conocidas como cnidocitos, y sufrir una irritación más o menos severa dependiendo de la especie y de la piel de cada persona”, precisa el profesor López Arquillo. En esos casos, conviene limpiar la zona afectada con agua salada y usar alguna crema con corticoides si así lo recomendaran los servicios de emergencia. Lo que no se debe hacer nunca es recurrir a remedios caseros como el vinagre, el alcohol, el amoniaco o incluso la orina, ya que pueden potenciar su capacidad urticante.