Un estudio de la Universidad de Málaga demuestra que 7 de cada 10 suspenden al sistema a la hora de tomar medidas para proteger la sociedad y el planeta.
Tres investigadores de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga han analizado la opinión de la ciudadanía española sobre el capitalismo, así como el papel de las empresas con propósito para promover modelos económicos más sostenibles , demostrando que 7 de cada 10 de las personas consultadas suspenden al sistema a la hora de tomar medidas para proteger la sociedad y el planeta.
Se trata del estudio ‘Proposito y reinvención del capitalismo’, desarrollado en colaboración con CANVAS Estrategias Sostenibles, que esta tarde, a partir de las 16,00 horas, se presenta en el ‘Impact Hub Piamonte’ de Madrid, en formato híbrido.
Sus resultados evidencian que la sociedad española muestra un claro consenso en que el capitalismo, como modelo económico y social, necesita una profunda transformación hacia un sistema que se preocupe más por las personas y el planeta. Pero existe una clara desconfianza en que los organismos y entidades del actual sistema acometan el cambio necesario para avanzar hacia un nuevo modelo que aporte un impacto social y ambiental positivo y prosperidad económica.
Realizado a partir de una consulta a más de 1.000 personas con amplia representación geográfica y socioeconómica del país, este trabajo señala, además, que la ciudadanía española suspende con una media de 4 sobre 10 al sistema socioeconómico actual.
Así, las áreas en las que se detecta una una mayor preocupación son, en este orden: cuidar a las personas (tener un trabajo decente y una vida digna, el cuidado de la salud, la lucha contra la pobreza y la desigualdad social, y una educación accesible); cuidar el entorno (garantizar el agua potable, fomentar las energías limpias, cuidar los océanos y ríos, combatir el cambio climático y proteger los ecosistemas naturales); y cuidar la economía (sobre todo, buscar la equidad social y la adecuada distribución de los recursos, y a cierta distancia favorecer la industria, la innovación y el desarrollo tecnológico).
Cabe destacar que los resultados de la consulta muestran de nuevo aquí un amplio consenso, sin diferencias intergeneracionales ni socioeconómicas, aunque sí se percibe un sesgo de género: las mujeres transmiten de una forma más contundente su preocupación por los temas sociales y ambientales.
“Este tipo de investigaciones nos permite ofrecer un nuevo panorama para las organizaciones que buscan mejorar su posición estratégica en materia de sostenibilidad e impacto positivo”, afirma el investigador del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad Alejandro Álvarez-Nobell, uno de los autores de este trabajo.
La investigadora Isabel Ruiz-Mora, también del Departamento de Comunicación Audiovisual, y Belén Barroso, doctora en Comunicación en organizaciones sostenibles, además de Directora de la Fundación AlmaNatura, son las otras dos impulsoras del estudio de la UMA, en el que también han participado las consultoras Punto de Fuga y Cronopios; y colaborado DKV, IKEA, Leroy Merlin y Unilever.
Crisis de confianza
En relación al papel que pueden ejercer las instituciones y organismos, el ámbito educativo (escuelas, universidades, sistema científico) es el único que aprueba, con una media de 5,2 sobre 10: el 42 por ciento destaca su papel relevante para que el sistema capitalista se transforme hacia un modelo que vele por el impacto positivo en la sociedad y el planeta.
En el lado opuesto se sitúan los partidos y líderes políticos, así como la Iglesia y los líderes religiosos, que obtienen las puntuaciones más bajas, por debajo de 3 sobre 10. También los líderes empresariales, el sector privado en su conjunto y la Administración Pública obtienen puntuaciones inferiores a 4 sobre 10, y rozando el aprobado se encuentran los organismos internacionales, los movimientos ciudadanos y los medios de comunicación.
“Las instituciones sufren una notable crisis de legitimidad, y esto es un claro reflejo de la necesidad de fomentar nuevos modelos de liderazgo. En este contexto, los movimientos ciudadanos se consolidan como referentes de agrupación autoorganizada, frente al modelo de lo individual, que es intrínseco al sistema socioeconómico actual, y esa mayor confianza en los organismos supranacionales. La credibilidad se deposita en lo colectivo y en la relación global-local”, explica Claudina Caramuti, cofundadora y directora de desarrollo de CANVAS Estrategias Sostenibles.
Empresas con propósito: una demanda social
En el ámbito empresarial, una de las transformaciones más demandadas es el paso de compañías cuyo objetivo es exclusivamente el beneficio económico, a empresas con propósito, es decir, que equilibren su cuenta de resultados con generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. En este sentido, si bien no existe un conocimiento claro entre la ciudadanía de lo que significa una empresa con propósito, 7 de cada 10 personas considera totalmente o bastante necesario que las empresas velen por ese triple impacto social, ambiental y económico.
En cuanto a los sectores que se consideran clave para la transformación, las valoraciones medias más altas, con alrededor de 6 sobre 10, las obtienen los relacionados con energía, transporte, tecnología e industria química y farmacéutica. En un segundo bloque se sitúan sectores como la alimentación, telecomunicaciones, turismo, comercios, construcción, textil y las industrias extractivas. Y en el bloque con una valoración más baja respecto al papel que van a desempeñar en el futuro se ubican los servicios financieros, seguros y servicios profesionales.
“La ciudadanía está asumiendo un rol más activo y polinizador, alentando a las organizaciones a repensar su propósito y el sentido del éxito más allá de las dimensiones puramente financieras de sus modelos y hacia un sistema económico más inclusivo y sostenible, destaca Isabel Ruiz-Mora.
Finalmente, preguntados por dónde deben invertir las empresas con propósito, los ciudadanos eligen como primera opción, con amplia mayoría (36,2%), la creación de empleoy la prosperidad, un concepto que se repite como hilo conductor de todo el informe.