Las abejas autóctonas son capaces de polinizar hasta un 15% más de flores de cultivos como el del café. Un estudio hecho en fincas cafeteras del Valle del Cauca identificó 96 especies diferentes de abejas autóctonas, valiosas para la biodiversidad y la productividad de estos agroecosistemas. Esta es una esperanza ante la disminución del 40 % en los sistemas de producción tradicionales de café en esta región colombiana.
En Palmira se encuentran algunos de los agroecosistemas más valiosos y emblemáticos de Colombia: las fincas cafeteras. Sin embargo, en las últimas décadas los sistemas de producción de este grano han experimentado una preocupante reducción que requiere atención urgente, que podría obedecer a la expansión de monocultivos como la caña de azúcar, junto con la falta de apoyo y garantías para los caficultores.
El objetivo de la investigación desarrollada desde el Doctorado en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira ha sido examinar cómo las características técnicas, productivas, sociales y ambientales de los agroecosistemas cafeteros en esta zona pueden influir en la conservación de la biodiversidad, enfocado particularmente en abejas nativas.
En el contexto del café, aunque las plantas se polinizan de manera autónoma “la presencia de estos insectos puede aumentar la producción hasta en 15 %”, lo que destaca su importancia económica y ecológica, así lo informa la investigadora Monica Andrea Cifuentes Ibarra, quien resalta que en Colombia existen más de mil especies de abejas.
En la metodología, la estudiante del doctorado en Agroecología planteó un enfoque integral para abordar la complejidad de los agroecosistemas cafeteros. Utilizó la metáfora de un cubo con tres caras visibles para representar los diferentes aspectos analizados: la parte social, la parte ecosistémica y la diversidad de abejas como bioindicadoras.
Desde el punto de vista social realizó entrevistas con 30 caficultores locales para explorar temas como el uso del suelo, la capacidad de acción, su conciencia ambiental y los valores éticos con que guían sus prácticas agrícolas. Este enfoque participativo le permitió establecer una conexión profunda con la comunidad local, facilitando un diálogo abierto sobre los desafíos y oportunidades que enfrentan.
Respecto al aspecto ecosistémico, lo dividió en tres áreas principales: biológica, ambiental y paisajística. En el componente biológico evaluó la diversidad de plantas arbóreas que crecen en los agroecosistemas cafeteros, otorgándole un conocimiento más profundo de la biodiversidad vegetal que allí crece. Mientras que el componente ambiental se centró en el monitoreo de variables como la calidad del suelo y la temperatura, fundamentales para clasificar y analizar los datos y comprender las condiciones ecológicas.
El análisis paisajístico se realizó usando drones con los que se tomaron fotografías aéreas de las fincas, permitiendo a la investigadora analizar la influencia de los parches de bosque, las fuentes de agua cercanas y la matriz agrícola en el paisaje circundante. “Para muchos caficultores ver su finca desde una perspectiva aérea fue una experiencia reveladora que les permitió apreciar la complejidad y belleza de su entorno desde una nueva mirada”, señala la investigadora.
Abejas habitan en cafetales vallecaucanos
La diversidad de abejas fue evaluada a través de muestreos realizados entre las 8:00 a.m. y las 5:00 p.m., el resultado fue la recolección de 513 ejemplares de abejas nativas, representando 96 especies diferentes que fueron analizadas en colaboración con el Laboratorio de Abejas de la UNAL Sede Bogotá (LABUN), donde se identificaron y estudiaron sus rasgos funcionales. Esta colaboración fue clave para comprender la diversidad taxonómica y el papel ecológico que cumplen en los agroecosistemas cafeteros.
Los prometedores hallazgos revelan una notable diversidad de abejas en los agroecosistemas cafeteros de Palmira, incluyen especies que van desde las tribus de las Meliponini, conocidas como las abejas sin aguijón; las Euglossini, una de las más abundantes en el estudio; hasta la familia de las Halictidae y las Colletidae.
Los agricultores han mostrado un gran interés en conocer las especies de abejas que habitan en sus cafetales. Según la investigadora Cifuentes, “muchos desconocían la relación simbiótica que existe entre las abejas y la producción de café, pero ahora expresan un deseo creciente de aprender más sobre la biodiversidad de su entorno y cómo pueden contribuir con su conservación”.
A través de los talleres de formación, el intercambio de haceres, la introducción de colmenas como incentivo al cambio de pensamiento medioambiental y como economía alternativa que promuevan el legado intergeneracional en el campo, la tesista espera que los caficultores continúen adoptando prácticas más sostenibles y reconociendo la biodiversidad de las abejas.