Tradicionalmente, las lagunas efímeras han sido poco valoradas. Estos ecosistemas, formados en zonas inundables, tras un episodio de lluvias intenso, son pequeños, tienen agua durante periodos de tiempo muy cortos y no se corresponden con la imagen de los lagos propios del norte de la Península Ibérica o de otras regiones europeas. Por estos motivos, están entre los ecosistemas mediterráneos más amenazados. Pero todavía se enfrentan a un problema mayor, y es la dificultad para localizarlas, especialmente cuando no tienen agua.
Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Jaén ha elaborado una metodología avanzada, con la que se pueden localizar estos ecosistemas acuáticos de manera mucho más precisa y en tan solo unas horas.
Cómo es la metodología para localizar humedales temporales
La tecnología para localizar humedales temporales se basa en un sistema informático que habitualmente se emplea para el estudio de dinámicas de fluidos y que, tras añadirle las condiciones que debe reunir el terreno para que se formen estas charcas, es capaz de localizar en un mapa todos los lugares en los que se podría formar una laguna efímera tras un episodio de lluvias.
El desarrollo de esta metodología, publicada en la revista Remote Sensing, ha sido fruto del trabajo de un equipo del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente (CEACTEMA) Universidad de Jaén, compuesto por las ecólogas Raquel Jiménez Melero y Gema Parra, y los ingenieros Francisco José Pérez-Latorre, Patricio Bohórquez e Inmaculada González-Planet. Y supone una herramienta avanzada para la gestión y conservación de estos entornos que deja anticuado las técnicas que había para la localización de estos espacios acuáticos y que se puede aplicar a cualquier lugar del mundo.
Cómo se ha desarrollado este sistema avanzado para detectar lagunas efímeras
«Nosotros hemos introducido en el programa informático cómo serían las características de una zona inundable, las de un evento de lluvia intenso; también datos sobre la elevación del terreno y sus características de infiltración. Entonces el sistema te dice qué zonas reúnen las condiciones para albergar estas lagunas efímeras», explica Raquel Jiménez.
Para el desarrollo de esta metodología ha sido fundamental el inventario de charcas o lagunas temporales de una franja del Alto Guadalquivir, en la provincia de Jaén, realizado durante décadas por investigadores e investigadoras de esta universidad. Esta información ha servido para la validar la eficacia del sistema, que ofrece una fiabilidad del 80% a la hora de situar en un mapa las charcas del entorno de prueba.
Qué resultados se obtienen con esta tecnología para localizar zonas inundables y charcas efímeras
Los resultados han sido bastante positivos, porque con esta metodología se detectan incluso las concentraciones de agua de origen artificial, con origen en cambios en el terreno provocados, por ejemplo, en la construcción de una carretera; así como las lagunas temporales que ya han dejado de existir, bien porque se encuentran colmatadas de sedimentos o porque han sido drenadas.
Esta metodología supone un avance destacado con respecto a la técnica empleada hasta ahora, que se basa en el uso de imágenes por satélite y con la que solamente se pueden detectar las lagunas que tengan agua en el momento de tomar la imagen, y no esas otras muchas charcas que están secas o cubiertas por vegetación.
Qué papel ambiental desempeñan los humedales temporales
Desde el punto de vista ambiental, estas charcas están consideradas como puntos calientes de biodiversidad, incluso cuando están secas. Su importancia radica en la cantidad de servicios ecosistémicos que ofrecen, como actuar a modo de reservorio de agua y contribuir a la recarga de los acuíferos; contribuir a suavizar la temperatura de su entorno cercano; además, previenen las inundaciones, al actuar como un freno natural a la avenida de agua.
Las lagunas temporales funcionan también como sumidero de carbono, pero su verdadero valor desde el punto de vista ecológico viene por que estos espacios albergan un 70% más biodiversidad que los alrededores. El problema, afirma Raquel Jiménez, que se trata de lo que se conoce como «criptobiodiversidad», porque son organismos que no se ven a simple vista, la mayor parte de ellos invertebrados, algas y otro tipo de plantas, «organismos a los que el ser humano no le echa cuentas, a pesar de que contribuyen a cerrar todos los ciclos biogeoquímicos», añade la investigadora de la Universidad de Jaén.
Cómo se comportan los organismos que habitan estas charcas temporales
La biodiversidad que encuentra cobijo y se desarrolla en estas charcas está adaptada a la falta de agua. Entierran sus huevos en ellas y pueden permanecer en el entorno décadas o incluso siglos, a la espera de que se den las condiciones adecuadas y se desate una explosión de vida que pocas veces se ve en los entornos naturales de la cuenca mediterránea.
A qué amenazas se enfrentan estos ecosistemas
Estos ecosistemas se encuentran altamente amenazados y, paradójicamente, su principal enemigo no es el cambio climático y la falta de precipitaciones, ya que estos factores han venido a dar el toque de gracia a una situación de fragilidad extrema provocada por la acción humana.
La zona estudiada por este grupo de la Universidad de Jaén está llena de olivares y la pérdida de suelo en estos cultivos se convierte en un factor determinante en la desaparición de las lagunas temporales. Los sedimentos que se llevan el viento o las lluvias entran en las charcas y las sepultan. Cuando eso ocurre, «también se entierra la capa de sedimento del banco de huevos activos de los invertebrados», explica Raquel Jiménez, y no pueden salir de su letargo cuando vuelven las lluvias.
Otra acción todavía más letal para estos entornos, y que está relacionada con la falta de conocimiento de su importancia, es la protagonizada por algunos agricultores que, al ver la charca seca, añaden ese espacio al terreno de cultivo. Entonces provocan la desaparición total e instantánea del humedal, aunque con el tiempo, esa zona volverá a inundarse, por la propia dinámica de las avenidas de agua.
Estas lagunas temporales, convertidas en puntos calientes para la biodiversidad y fuente de servicios ecosistémicos, se encuentran en serio peligro, y esta metodología desarrollada por la Universidad de Jaén para localizarlas viene para contribuir a su conocimiento y conservación, a fin de evitar la destrucción de unos espacios propios de la cuenca mediterránea que, si bien no tienen la solera de los grandes lagos, sí que ofrecen un conjunto de servicios ecosistémicos fundamentales para los entornos donde se encuentran.