La UNED facilitará el acceso a la educación superior a jóvenes refugiados de Centroamérica

Los jóvenes contarán con una beca e estudios completa y ademán contarán con ayuda psicológica, para contribuir a su bienestar emocional y a prevenir el abandono de los estudios.

La UNED facilitará la formación superior de jóvenes estudiantes refugiados de Centroamérica que vivan en Europa o en Iberoamérica, mediante una serie de becas completas, que además incluyen atención de salud mental y psicopedagógica, para contribuir a su bienestar emocional y prevenir que abandonen los estudios.

El rector de la UNED, Ricardo Mairal, y la directora de RIDHE, Elektra Lagos, (en el centro de la imagen) firmaron el acuerdo para la puesta en marcha de estas ayudas.

El acuerdo para la puesta en marcha de esta iniciativa solidaria fue firmado el pasado viernes día 12 de enero, por el rector de la UNED, Ricardo Mairal Usón, y la directora de RIDHE, Elektra Lagos. Así, UNED se adhiere a la labor humanitaria llevada a cabo por el Programa de Educación en Emergencia (EeE) de la RIDHE, que permitirá atender a más de 200 jóvenes en situación de vulnerabilidad en los próximos cuatro años. 

Tanto Mairal como Lagos han incidido en la fortaleza de todos los jóvenes que son capaces de sobreponerse a las circunstancias adversas a través del esfuerzo y del estudio y los han definido como “ejemplos a seguir para las futuras generaciones de niños, niñas y jóvenes en situaciones de exilio forzado”. Enid González, una de las jóvenes beneficiaras de este programa, y que ha logrado graduarse en Medicina afirma que la ayuda “no solo ha sido un apoyo económico, sino también un faro de esperanza que me ha permitido e impulsado a lograr mis metas”.

Elevar la preocupación sobre la vulnerabilidad de estos jóvenes a la categoría de emergencia “es una apuesta necesaria a fin de promover el enorme esfuerzo colectivo para asegurar que la niñez y la juventud refugiada reciba una educación de manos de docentes bien formados y cualificados, a través de planes de estudio formales, actualizados y acreditados, con acceso a materiales de aprendizaje relevantes y de buena calidad” tanto para la UNED como para RIDHE. 

“Esto implica desarrollar y promulgar políticas robustas que garanticen la inclusión de la juventud refugiada en los sistemas educativos nacionales de los países de acogida. A cambio, estos países necesitan recursos económicos para poder incluir a la niñez y los jóvenes desplazada en sus sistemas. Invertir en educación es invertir en desarrollo, derechos humanos y paz. No es momento de reducir la ayuda al desarrollo en el extranjero y, con ello, recortar los recursos disponibles para educación; al contrario, es tiempo de invertir en futuros humanos es decir, en incipientes constructores, creadores y pacificadores”. En el caso de los refugiados se trata de promover una acción con vistas a que, a largo plazo, los frutos de este esfuerzo sean recogidos en sus propios países de origen.