Un esguince de tobillo es una de las lesiones más comunes, y no solamente entre deportistas. Un traspiés, un tropezón, una pequeña caída o incluso una pisada extraña puede provocar la extensión de ligamentos que se produce en esta lesión.
La recuperación tras esta lesión suele ser sencilla, a veces basta con un vendaje, pero pueden quedar algunas secuelas que afectan a la estabilidad, tal y como se ha descrito un grupo de la Universidad de Castilla-La Mancha en un artículo científico, que ha dado con la solución para minimizarlas.
Qué aconseja la UCLM para mejorar la estabilidad tras un esguince de tobillo
Desde la UCLM se recomienda añadir cuñas externas a las plantillas ortopédicas para evitar la inestabilidad y las reincidencias tras sufrir un esguince de tobillo. La investigación se ha llevado a cabo en la Facultad de Ciencias de la Salud de Talavera de la Reina, que imparte el Grado en Podología, con el apoyo del Laboratorio de Rendimiento y Readaptación Deportiva de la Facultad de Ciencias del Deporte de Toledo.
El objetivo de este estudio, publicado por la revista Scandinavian journal of medicine & science in sports. “fue evaluar los beneficios inmediatos del uso de cuñas pronadoras de retropié con diferentes alturas (0.0, 0.3, 0.4 y 0.6 cm) en las ortesis plantares de individuos con inestabilidad crónica de tobillo, tanto en aquellos con pie normal como en aquellos con pie supinado”, explica la investigadora Inés Palomo Fernández, que firma la publicación junto a los también profesores de la UCLM Laura Martín Casado, Félix Marcos Tejedor, Alberto Aldana Caballero y Fernando Jiménez Díaz y al profesor de la Universidad de Almería Jacobo A. Rubio Arias.
Qué factores ha analizado este equipo de la UCLM
El equipo evaluó “tanto el equilibrio dinámico en una prueba específica como el mecanismo de respuesta refleja de los músculos peroneo largo, peroneo corto y tibial anterior en la inversión del tobillo a 30º”, explican. Los resultados del estudio mostraron beneficios con el uso de cuñas externas de retropié con alturas de 0.3 cm y 0.6 cm, independientemente del tipo de pie. “Estas cuñas mejoraron el tiempo de reacción de los músculos estabilizadores del tobillo y favorecieron el equilibrio en personas con inestabilidad crónica de tobillo”, señala la profesora.
En este sentido, los investigadores recomiendan añadir este tipo de cuñas en las plantillas ortopédicas “para evitar la inestabilidad y recidivas de esguinces de tobillo propio de los pacientes que sufren inestabilidad crónica de tobillo con pie neutro o supinado”.