La mitad de las declaraciones nutricionales de los alimentos a la venta en España no cumplen la legislación. Esta es una de las conclusiones de un estudio que ha realizado el equipo BADALI de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, dirigido por las profesoras de Nutrición y Bromatología Ana Belén Ropero y Marta Beltrá. En esta investigación, el equipo de la UMH ha analizado la prevalencia de las declaraciones nutricionales en 3.197 alimentos a la venta en España.
Según las profesoras de la UMH, es sorprendente el gran número de declaraciones nutricionales que encontraron tras analizar los alimentos, ya que alrededor de un tercio las tenían. La media fue más de tres declaraciones por alimento. Los que más las hacían eran los frutos secos y semillas, las legumbres y las bebidas no alcohólicas y los nutrientes más mencionados fueron las grasas y las vitaminas, seguidas de minerales y fibra. De todas las declaraciones nutricionales analizadas, únicamente la mitad cumplían la legislación (49% de 3.839). Los frutos secos, las semillas, los pescados, mariscos, dulces y chocolates eran los alimentos que tenían más declaraciones incorrectas.
Los alimentos empaquetados contienen ‘declaraciones nutricionales’, reguladas por la Comisión Europea (CE) en 2006, tras muchos años en situación de vacío legal. El Reglamento nº 1924/2006 de la CE recoge las más de 30 declaraciones nutricionales que se pueden hacer de los alimentos y, en ellas, no solo se destaca la presencia o ausencia de aporte energético. También, diferentes tipos de grasa, fibra, proteínas, azúcares, vitaminas o minerales. Entre las declaraciones nutricionales más populares se encuentran ‘rico en fibra’, ‘sin azúcares añadidos’, ‘con calcio’ o ‘bajo en sal’. Estas recomendaciones son habituales, según las expertas de la UMH, en cereales de desayuno, galletas, bebidas lácteas o vegetales y margarinas.
De forma paralela, difícilmente se ven declaraciones nutricionales en frutas, verduras o pescado fresco. Según las profesoras de la UMH Ropero y Beltrá, eso no significa que no contengan nutrientes importantes. Los alimentos naturales son la base de la alimentación y de ellos se pueden hacer multitud de declaraciones. Por ejemplo, de la lechuga o de la naranja se puede afirmar que no llevan azúcares añadidos, tienen bajo valor energético y no contienen grasas saturadas ni sal. Son ricas en fibra, contienen ácido fólico y vitamina C. Asimismo, las lentejas son ricas en proteínas y fibra, no tienen azúcares añadidos, son bajas en grasa y en grasas saturadas. Además, son ricas en vitamina B1, ácido fólico, B6, hierro, fósforo y zinc y contienen vitamina B2, magnesio, potasio y selenio.
Las investigadoras de la UMH explican que las declaraciones se usan con fines comerciales con el objetivo de aumentar las ventas de los productos que las llevan. La propia Comisión Europea reconoce que confieren una imagen positiva a los alimentos. Numerosos trabajos de investigación han estudiado su efecto sobre la elección de compra de los consumidores. De hecho, es más probable que estos elijan productos que llevan declaraciones. Sin embargo, pueden confundir sobre el contenido real del producto.
Algunos autores hablan de que las declaraciones confieren un “halo saludable” a los alimentos. De esta forma, los consumidores suponen que el producto que las lleva es más saludable de lo que realmente es. No obstante, las profesoras de la UMH Ana Belén Ropero y Marta Beltrá aclaran que el uso de las declaraciones solo aporta información acerca de uno de los nutrientes del alimento. El nutriente que le interesa destacar al fabricante. Para determinar si es o no saludable habría que tener en cuenta todos los nutrientes que contiene, además de su aporte energético.
Estudios recientes en Brasil, Canadá y Nueva Zelanda muestran que una gran cantidad de alimentos con declaraciones nutricionales no son saludables. Resultados similares son esperables en España. Para evitar que los alimentos no recomendables hicieran declaraciones, la CE se comprometió a establecer requisitos nutricionales adicionales. La institución estuvo trabajando en ello en 2008; sin embargo, todavía no ha conseguido materializar legislación alguna al respecto.
Enlace al artículo original (inglés): https://www.mdpi.com/2072-6643/12/10/2943