Al igual que España, Chile está atravesando una de las crisis hídricas más duras desde que hay registros. Fruto del cambio climático, esta sequía está provocando alteraciones a todos los niveles, incluso en el terreno, como muestra el caso del edificio Cocón, en peligro de derrumbe por deslizamientos en el suelo, que se convierte en una lección sobre los efectos del cambio global en nuestro bienestar.
El paso del sistema frontal por la chilena Región de Valparaíso dejó, entre sus consecuencias, un gran deslizamiento que cortó avenida Borgoño, la ruta que une Concón y Viña del Mar. La remoción de tierra, que se registró la noche del martes, mantiene en riesgo de derrumbe a un edificio residencial construido en el campo dunar característico de este terreno.
El académico del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la U. de Chile, Felipe Ochoa, explica que en la zona de Concón en la que se produjo el socavón predominan los sedimentos eólicos (sedimentos depositados por el viento en la antigüedad), principalmente compuestos por arenas. “En particular, en esta zona, dichas arenas presentarían cierto grado de cementación, además de contener la posible presencia de suelos finos como limos o arcillas. Estos tipos de suelo, en general, presentan desafíos importantes a la hora de construir sobre ellos, sobre todo en condiciones de alta humedad y pendiente”, afirma.
Por qué se produce un deslizamiento de tierra
Un deslizamiento de tierra se produce cuando la fuerza de gravedad actúa sobre la masa de suelo moviendo material ladera abajo de manera violenta. “La gravedad es capaz de mover la masa de suelo, pues el material se ha vuelto inestable, disminuyendo su resistencia muy probablemente por las fuerzas de agua interna actuando sobre el suelo, desestabilizándolo. Esta es una situación que, cuando se da, puede ocurrir a diferentes escalas y en zonas de ladera durante eventos de lluvia intensa, en la cual los suelos aumentan de manera importante sus niveles de saturación. Ha ocurrido en zonas de montañas y zonas costeras, y ahora ocurrió en Concón, en un sector construido donde habita gente, por supuesto, generando incertidumbre y alarma entre la población”, sostiene el especialista en suelos y estructuras.
“Los estudios forenses arrojarán más detalles respecto a los factores preponderantes que gatillaron está situación, en vista del tipo de suelo de la zona, permitiéndonos entender los mecanismos que generaron esta falla”, agrega.
De acuerdo al académico, la construcción de infraestructura en zonas con laderas es factible de realizar, pero tomando los resguardos necesarios, pues conlleva desafíos ingenieriles mayores que en un terreno horizontal. “Conocer en detalle la geología y el tipo de suelo es fundamental, precisamente para evitar deslizamientos y derrumbes. En este contexto, es importante tener las consideraciones adecuadas respecto a la buena salud de los sistemas de refuerzos, drenajes y diseño estructural de los sistemas de fundación que permitirán tener la infraestructura segura en un terreno competente”, explica.
Los deslizamientos de tierra pueden ocurrir en zonas de ladera independiente de si hay construcciones, aumentando el riesgo durante eventos meteorológicos fuertes, ya que los suelos se debilitan con la humedad. “En general, todas las zonas en las cuales se construye infraestructura presentan un cierto grado de exposición ante eventos inesperados que puedan gatillarse por fenómenos naturales o bien por acciones humanas. En zonas de ladera, y sobre todo en periodo de lluvias intensas, este riesgo aumenta”, indica el experto.
Por otra parte, plantea que es difícil predecir este tipo de eventos sin un adecuado monitoreo y observación de los sectores de mayor preocupación. En este sentido, señala que “lo importante es que tan pronto se adviertan indicios de inestabilidades se tomen las medidas necesarias, lo más rápido posible, para proteger la vida e integridad de las personas”, subraya.