Los jóvenes de la reserva indígena ticuna-uitoto, en Colombia, han construido sus identidades alrededor de diferentes discursos indígenas y no indígenas, siguiendo el crecimiento de la capital del Amazonas, en el que coinciden factores como un importante sector turístico, un fuerte incremento poblacional y un mayor acceso a nuevas tecnologías como internet y telefonía móvil.
La bióloga Sandra Marín Galeano, magíster en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que “además algunos de estos jóvenes forman parte de la tercera generación de migrantes; sus parientes llegaron a este lugar por diferentes razones, para encontrarse y habitar un espacio común: la comunidad de San José, ubicada a 6 km de Leticia”. “Esta convivencia no ha estado exenta de conflictos internos sobre cómo alcanzar un equilibrio entre las costumbres tradicionales y las occidentales”.
Qué influencias reciben los jóvenes indígenas
“Los jóvenes de la comunidad de San José Kilómetro 6 están fuertemente influenciados por la denominada era de la globalización de la información y las comunicaciones, con todo lo que ello implica, como las representaciones estereotipadas de adolescentes promedio, la música de moda, ropa, formas de hablar, de gesticular y de caminar. Han olvidado el valor de llevar un bolso de chambira (palma tradicional de la Amazonia), aretes de palo de sangre y demás objetos tradicionales”.
Sin embargo, “esto no necesariamente implica una pérdida de su identidad cultural, porque estas nuevas formas de expresión se tejen con los conocimientos identitarios dando como resultado mezclas o hibridaciones culturales”.
¿Mantienen conexión con las tradiciones?
Anota que hace unos años la convivencia y el comportamiento de los jóvenes de comunidad se realizaba en torno al trabajo colaborativo y en equipo, la adquisición de conocimientos tradicionales por parte de los abuelos y sabedores. Ahora existe una desconexión de las tradiciones y el valor por el saber ancestral que representa el adulto mayor en la comunidad.
“Ahora la individualidad forma parte del comportamiento de los jóvenes, quienes además tienen cada vez mayores facilidades para acceder a las nuevas tecnologías”. Algo similar ha sucedido con el cuidado del cuerpo, por ejemplo, un aspecto fundamental que ha ido mutando con el paso del tiempo y es a su vez clave para comprender la noción de persona.
“Estas poblaciones han transformado muchos de los discursos y prácticas culturales, incorporando nuevas sustancias para alimentar, cuidar y sanar a las personas. Ahora los consejos del pastor de la iglesia tienen muchísima importancia, de igual manera las cremas y productos que se venden en las revistas de catálogo, y muchas veces los consejos ya no vienen solo de los abuelos y de sus padres sino también de la música que se escucha”.
En este sentido, la bióloga destaca la forma de cuidar/curar el cuerpo de los jóvenes de la comunidad de San José, relacionada con los sistemas de saberes provenientes de sus parientes cercanos, madres, padres, abuelas, abuelos, pero a su vez por los sistemas de saberes de la sociedad mayoritaria, provenientes en su mayoría de la escuela, las redes sociales, la cercanía a la ciudad de Leticia, entre otras.
Qué impacto tiene el turismo en su cultura
En los últimos años Leticia se ha consolidado como el principal destino turístico de selva del país. Junto con los visitantes nacionales y extranjeros llegan también costumbres, acentos y visiones del mundo diferentes que empiezan a formar parte del entorno de los jóvenes indígenas de la región.
En relación con la educación, “hay quienes desean ser partícipes de la sociedad dominante, y desean adquirir todo ese legado de conocimientos que propone la educación universal, pero sin que ello implique dejar de ser indígena”.
La magíster menciona que la proximidad a la cultura occidental también está acercando a los jóvenes al consumo de sustancias psicoactivas, de bebidas alcohólicas, a la prostitución, a las redes de trata de personas.
Cómo se sienten los jóvenes indígenas
Como producto del choque cultural, al distanciarse de la cultura propia y no contar con las mismas posibilidades de acceso a sus derechos que la sociedad mayoritaria, la juventud indígena (niños, niñas y adolescentes) experimenta sentimientos de frustración y desesperanza que en ocasiones pueden derivar en suicidios.
En su opinión, las instituciones gubernamentales tienen el gran reto de diseñar estrategias que permitan abordar las problemáticas juveniles para proponer intervenciones asertivas con esta población en escuelas, comunidad y otros niveles regionales. Por ejemplo, promoviendo proyectos de revitalización de lenguas indígenas permitiendo a las personas recordar historias, mitos, cantos y expresiones propias de sus culturas.
Escuchando a los jóvenes
La investigación contó con la participación de tres generaciones distribuidas en: 7 jóvenes entre 16 y 19 años, 2 adultos (padre y madre) entre 37 y 39 años, 5 adultos de la tercera edad, abuelos y abuelas de los jóvenes participantes con edades entre los 63 y 70 años, pertenecientes a las etnias cocama, ticuna y muinane.
Mediante el método de observación participante se registraron las vivencias, sus formas de resistir o relacionarse con otras culturas, sus emociones a partir de diferentes sucesos enmarcados en la cotidianidad. También se utilizó la auto-etnografía, estrategia de investigación que incorpora las referencias a la actividad etnográfica, y por otra parte la propia biografía del investigador.
“Usé esta técnica para formular la idea de investigación porque me permitió tomar momentos importantes de mi experiencia con los jóvenes y de las personas de la comunidad”, señala.
De igual manera, aprovechando su doble rol, docente de ciencias naturales e investigadora, la magíster congregó a los jóvenes para la realización de cinco foros de discusión y un taller focal en torno a diferentes películas con temáticas como juventud urbana, juventud indígena, problemas de juventud, amor y relaciones entre pares de edad en contextos urbanos e indígenas.