Muchas personas sufren de enfermedades periodontales como la gingivitis a lo largo de su vida, producto de una mala higiene bucal. Aunque la mayoría puede pensar que un mal aliento o sangrado al lavarse los dientes pueden ser todas las consecuencias de aquello, diversas investigaciones han demostrado la existencia de una relación entre este tipo de afecciones y enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo a cifras del Ministerio de Salud de Chile, más del 90 por ciento de la población adulta chilena tiene Enfermedades Periodontales (EP) en algún grado de severidad, con especial prevalencia entre las personas de niveles socioeconómicos más bajos y en zonas rurales.
Esta serie de patologías afectan al tejido que protege y afirma los dientes en los maxilares, siendo enfermedades infecciosas e inflamatorias que se gatillan por cambios en la calidad y cantidad de las bacterias que habitan en la boca, y que progresan según la respuesta inmune del paciente.
En una primera etapa, la persona afectada desarrolla gingivitis, una inflamación superficial de la encía que se manifiesta normalmente por el sangrado al lavarse los dientes, pero que al progresar a periodontitis se transforma en una inflamación profunda de los tejidos de soporte dentario y de la encía, afectando al hueso. Es una enfermedad irreversible y que termina produciendo la pérdida de los dientes al destruir el hueso en el que se encuentra alojado.
Pero estas no son las únicas consecuencias que las EP pueden tener, ya que varias investigaciones han evidenciado una relación con enfermedades sistémicas, como la diabetes, y efectos adversos sobre el embarazo. Actualmente, además, se está investigando la relación entre la periodontitis y las enfermedades cardiovasculares.
Al respecto, la profesora Patricia Hernández, de la Facultad de Odontología, explicó que se teoriza que “las bacterias asociadas a la periodontitis, o parte de ellas, pueden pasar a la sangre, viajar para alojarse en órganos distantes (como vasos sanguíneos) y producir una respuesta inflamatoria, favoreciendo la aterogénesis (formación de placas fibra y grasa), el principal mecanismo causante de las enfermedades cardiovasculares”.
La académica comentó que esta materia se ha investigado en la literatura desde hace muchos años, y que incluso hace siglos se habló de la relación entre infecciones bucales que podían producir infecciones en otras partes del cuerpo, “pero se dejó de investigar hasta los años 1980, cuando se comenzó a encontrar asociaciones entre periodontitis y eventos cardiovasculares. Estos estudios han mostrado asociaciones con algunos eventos como infartos agudos al miocardio, trombosis, accidentes cerebrovasculares e incluso a un mayor riesgo de hospitalización y muerte por enfermedades cardiovasculares”.
Consultada sobre la relación entre el tratamiento de la periodontitis y la disminución de eventos clínicos cardiovasculares, la profesora Hernández comentó que “sí se ha visto que pueden modificarse los marcadores inflamatorios moleculares como la proteína C reactiva, un marcador de riesgo cardiovascular que está aprobado por la Asociación Americana del Corazón. Se ha visto que aumenta con las enfermedades periodontales y disminuye con el tratamiento de EP”.
Precisamente, su investigación ha buscado analizar la presencia de esta proteína, particularmente en mujeres chilenas que sufren de periodontitis. Esta arista permitiría contar “con un marcador inflamatorio que podría tomarse de manera no invasiva a través de un fluido proveniente de la encía, y que en el futuro podría servir como un eventual coadyuvante en la detección de riesgo cardiovascular o de inflamación general”.