Elegir qué carrera estudiar es, sin duda, un paso de gran importancia para el desarrollo académico, profesional y personal de los jóvenes. Sin embargo, es muy común que la misma presión que ejerce tomar esta decisión, en conjunto con otros factores como la desinformación o las expectativas de la familia, ocasione que se cometan errores al momento de escoger el camino que se quiere transitar como universitario.
Una vez finalizada la EBAU o bien las pruebas de Selectividad, llega el momento de elegir el grado universitario. Según el último Informe sobre Datos y Cifras del sistema universitario español, se imparten 2.864 grados universitarios en España (el 74,6 % en universidades públicas y el 25,4 % en privadas). Sin embargo, esta variedad de oferta de titulaciones puede convertirse en una verdadera zozobra para los futuros matriculados que no tienen decidido cuál es la carrera a la que quieren dedicar sus próximos años.
De hecho, las cifras revelan que el 47,39% de los estudiantes duda qué carrera universitaria escoger tras finalizar sus estudios de Bachillerato, mientras un 44,31% sí lo tiene claro; es decir, que la mitad de los estudiantes realizan las pruebas de Selectividad sin saber qué grado estudiar.
Las cifras se corresponden en el siguiente eslabón de la cadena universitaria. Un 33% de los alumnos españoles deja sin finalizar el grado en el que se matriculó (un 21% para abandonar la universidad sin obtener un título y el 12% restante para cambiar de estudios).
Este abandono puede deberse a diversas y múltiples causas: una de ellas es la carente información previa a la elección del ámbito ya que un gran porcentaje de futuros universitarios reconoce que falta orientación y que predomina el miedo a escoger una carrera que no sea de su agrado o cuya inserción laboral no sea como habían imaginado.
Para que la elección sea más llevadera y así disminuir la posibilidad de confusión y agobio, presentamos los 10 errores que se suelen cometer y las acciones posibles para evitarlos.
1. Pensar que es la mayor decisión de vida
El primer error es creer que al elegir una carrera universitaria se está tomando la mayor decisión de vida. Esto no es cierto, al menos no en sentido absoluto e irremediable. El futuro universitario puede comenzar un grado y al año siguiente cambiar de ámbito si es que descubre que su verdadera vocación no es aquella que eligió en primera instancia. A veces se necesita probar y avanzar en el camino formativo para descubrir hacia qué dirección se quiere dedicar el futuro profesional. Más que tiempo perdido, será una experiencia ganada.
2. Sentirse obligado a ir a la universidad
En Fundación CYD somos defensores y promotores de la triple misión encomendada a la universidad: la de formar a los ciudadanos, la de garantizar la investigación científica y su transferencia a la sociedad, y la de contribuir al desarrollo económico y social. Su rol como agente de cambio y progreso es innegable, pero no por ello los jóvenes deben matricularse por inercia, sino más bien cuestionarse su verdadero propósito.
Estudiar por estudiar o ir a la universidad porque algo hay que hacer es uno de los errores más grandes. Una opción que convive cada vez más con la oferta universitaria es la de los centros de Formación Profesional. En España hay más de 3.700 centros de FP en España que brindan una formación especializada, práctica y técnica para adquirir competencias profesionales. En este post, comentamos todas las ventajas de la relación bidireccional entre universidad y FP.
3. Ceder a las presiones de los padres
Elegir qué carrera estudiar debe ser, ante todo, una decisión personal. Muchos jóvenes, queriendo agradar a sus padres, acaban por dejar de lado su vocación y eligen aquello que la familia desea. Otros, intentan continuar con la “tradición familiar” y se matriculan a la misma carrera que su padre o madre. El mejor consejo es escuchar al círculo más cercano, pero decidir por y para uno mismo. Los hijos no están obligados a cumplir con las expectativas de los padres sino que deben elegir de acuerdo a sus aptitudes, objetivos, motivaciones y aspiraciones.
4. Elegir qué carrera estudiar según los amigos
Cuando no se tienen las ideas claras es normal que en la decisión tenga un gran peso lo que hacen los amigos, sobre todo en el caso de futuros estudiantes que planifican estudiar en otra comunidad autónoma y están atemorizados por no conocer a nadie en la nueva ciudad, menos aún en la institución. Frente a esto, es mejor tener un pequeño listado de posibles grados, evaluar las universidades que los imparten y las comunidades en donde es posible estudiar, para finalmente buscar algunos testimonios cercanos de quienes ya hayan realizado esas carreras.
5. Elegir pensando solo en la empleabilidad
La salida laboral es uno de los muchos factores que se debe tener en cuenta, pero en ningún caso es el único. Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 40% de los trabajos a los que aspiran los jóvenes pueden desaparecer en los próximos 15 años. Este dato, sumado al cambiante e impredecible mercado laboral español, hace que los futuros universitarios busquen carreras cuya inserción esté garantizada. Sin embargo, la empleabilidad debe tenerse en cuenta pero no ser la única prioridad. Más bien, puede elegirse primero un grado y luego un posgrado o máster enfocado en aquella disciplina en la que el profesional quiera especializarse.
6. Escoger lo que parece fácil o según la nota de corte
Son muchos los jóvenes que, por un lado, buscan carreras sin demasiadas complicaciones, o bien otros que consiguen buenas notas de corte y se apuntan a grados que en realidad no les interesan demasiado, simplemente porque creen que “es un desperdicio” apuntarse a un grado con nota más baja. En ambos casos, el error es el mismo: elegir una carrera “fácil” o “difícil” no debe ser el fin sino más bien matricularse a una carrera que motive y en la que cada uno pueda visualizarse como profesional.
7. Creer que hay carreras que garantizan el éxito
El miedo al fracaso se manifiesta con frecuencia en los adolescentes debido a la ansiedad y el estrés de un futuro incierto, lo que hace que la tolerancia a la frustración de este grupo sea prácticamente nula o muy baja. Ante esta situación, los futuros universitarios evitan carreras que supongan sobrellevar una situación difícil o inestable, bien sea económica o social. Pero ojo: No existen las carreras de éxito, hay personas que con su esfuerzo y dedicación consiguen el éxito. Lo importante es saber que ningún camino está asegurado sino que los grandes logros se consiguen porque detrás hubo enormes esfuerzos.
Aunque parezca trillada, la recomendación es entusiasta: No hay una fórmula mágica para elegir qué carrera estudiar y cuya compensación económica sea fácil y rápida de lograr, pero si el futuro estudiante tiene entusiasmo por lo que quiere hacer, convicción al realizarlo y compromiso para conseguir las metas que se proponga, el éxito vendrá asegurado.
8. Dejarse llevar por las tendencias y las demandas
Cada año afloran titulaciones que se ponen de moda entre los alumnos así como también profesiones que despuntan como las más solicitadas en el mercado laboral. Estos dos factores hacen que las elecciones realmente no se correspondan con las intenciones iniciales de los estudiantes, así como tampoco con sus capacidades y habilidades.
La recomendación es complementar los informes que revelan las profesiones del futuro y las tendencias del mercado laboral con indicadores que responden a lo que se demanda de una titulación universitaria. Uno de ellos es la preferencia de la titulación incluido en nuestro Ranking CYD, el cual expresa el número de estudiantes que demandan una titulación como primera opción en relación al número total de plazas ofertadas. Este indicador de la dimensión enseñanza y aprendizaje se complementa muy bien con la nota de corte.
9. Dejar la decisión para el final
Elegir qué carrera estudiar necesita tiempo, calma, reflexión y conocimiento para que, con una amplia oferta de titulaciones bajo radar, sea posible decidir de manera inteligente y sopesada. La recomendación es no dejar para último momento la decisión sino más bien dedicar tiempo a analizar, comparar y evaluar opciones.
Desde las ferias educativas que se celebran en distintas ciudades (y también de manera online) en las que se brinda la información más completa sobre propuestas de formación universitaria, pasando por los test de orientación vocacional o la ayuda que pueden brindar los tutores u orientadores educativos, existen herramientas que ayudan a ordenar la información para luego analizar y comparar alternativas. En nuestro caso, proponemos el Ranking CYD como herramienta idónea para que los estudiantes decidan qué carrera estudiar, en qué universidad y bajo qué modalidad.
10. No informarse lo suficiente
El último error se relaciona y engloba en cierto sentido a los demás. Si hay algo en lo que los estudiantes no tienen excusa es en la falta de información respecto a la oferta de titulaciones que dispone el sistema universitario español. Primero, porque todas las universidades tienen jornadas de puertas abiertas para que los preuniversitarios puedan conocer el centro y aclarar dudas.
Segundo porque existen páginas como la del Ministerio de Educación y Formación Profesional que ofrecen estadísticas e informes actualizados respecto al sistema universitario. Y tercero, porque se encuentran herramientas online como es el Ranking CYD que sirven para ordenar la información por ámbitos o universidades para que a cualquier joven le sea fácil elegir qué carrera estudiar sin basarse en estereotipos, prejuicios, ideas generalizadas u opiniones de los afectos sino más bien en información contrastada.
Nuestra recomendación es dedicar tiempo a evaluar alternativas, comparar universidades, analizar diferentes áreas formativas y si hace falta recorrer las fichas de universidades con sus datos institucionales o bien dirigirse directamente a su web corporativa para conocer un plan de estudios o el enfoque teórico/práctico que tiene el grado. Elegir qué carrera estudiar no es tarea fácil, pero al conocer los factores que confunden el camino es más fácil evitar caer en estos errores y encontrar el grado correcto.
Artículo elaborado por la Fundación CYD