Durante el proceso de limpieza del cuero bovino para elaborar carteras, calzado o chaquetas, se suele utilizar sulfato de cromo, un químico altamente contaminante que, desechado por el alcantarillado, llega hasta ríos sin un debido tratamiento, lo que incrementa el riesgo de toxicidad en humanos y animales. Este proceso podría ser mucho más limpio, si se pone en marcha un sistema para eliminar la contaminación, que emplea materiales totalmente naturales.
El lavado del cuero debe pasar por tres fases: limpieza de la piel cruda en agua para retirar pelos y carne; curtir, mejorar su textura aplicando sal de cromo; y engrase y secado. La sal de cromo tiene dos compuestos: el cromo trivalente, que es menos tóxico y fácil de diluir en el agua, y el cromo hexavalente, que es más tóxico y difícil de filtrar. Aunque ambos se emplean en las curtiembres, el último representa un riesgo para la salud humana, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS) existe evidencia científica de que una alta exposición a este material puede alterar el material genético y producir cáncer.
Cuál es la solución para eliminar la contaminación por cromo fruto del encurtido de pieles
Una solución para eliminar la contaminación por cromo resultante del proceso de encurtido de pieles es el uso de esferas de arcilla natural conocida –como bentonita–, que en pruebas realizadas en laboratorio adsorbió el 90 % el cromo presente en el agua, lo que las convierte en una alternativa idónea de purificación de afluentes.
Ximena Muñoz Martínez, magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) ha desarrollado esta estrategia. Centró su estudio en una curtiembre de Belén (Nariño), con el fin de eliminar el cromo (trivalente y hexavalente) de las aguas residuales del lavado de cuero, usando esferas orgánicas de arcilla.
“Tanto en Colombia como en el mundo está permitido arrojar estos residuos del lavado de cueros en mínimas concentraciones, a 1,5 partes por millón, pero esta industria alcanza las 5.000 partes por millón, un porcentaje elevado, lo que hace que el químico se disuelva con menos facilidad en el agua generando problemas de salubridad en ríos y quebradas”, menciona la investigadora.
Las descargas a los tubos de alcantarillado no son nuevas, ya que la técnica del lavado es un proceso que 80 familias de Nariño realizan de forma artesanal o rudimentaria, sumergiendo el cuero en tanques o piscinas con este químico de color azul.
“Lo máximo que se ha hecho en este municipio es ubicar una especie de rejillas al final del tubo para retirar grumos o sobras, pero el cromo permanece allí”, menciona la magíster Muñoz.
Arcilla con potencial
Para la investigación se tomaron 5 litros de la muestra pura del residuo azul antes de desecharlo y se llevaron al laboratorio de la UNAL para filtrarlos en tres torres o cilindros llenos, con más de 200 esferas de arcilla orgánica.
Esta arcilla orgánica es bentonita, es decir una muestra de suelo que se genera especialmente por ceniza volcánica de tono café, al humedecerla se pone viscosa y suele usarse para fabricar lodos y recubrir construcciones; además se caracteriza por su capacidad de adsorción para mezclar industrialmente con cosméticos o alimentos.
A su favor también se encuentra que es un material económico y eficaz con respecto a otros procesos electroquímicos, o el uso de carbón activado.
Además de elaborar las esferas con la arcilla y ponerlas una sobre otra, la investigadora modificó su estructura molecular, en este caso mezclándolas con sal de amonio, ya que la arcilla natural solo absorbe el cromo más suave (trivalente), y al mejorarla atrae el cromo más alto (hexavalente).
Método económico y eficaz
El método consiste en poner el líquido residual de color azul en un frasco, el cual se lleva por medio de una manguera a que pase o se filtre por las tres torres de esferas de arcilla, primero las no modificadas, que son de tonalidad gris, que redujeron el cromo trivalente en un 93,5 %.
Posteriormente se repitió el proceso de adsorción, pero esta vez con el cromo hexavalente, el más tóxico, obteniendo una capacidad de adsorción del 99,2 %. El líquido entregado al final de cada proceso fue casi transparente con muy poca turbidez.
El método demostró que sí es posible implementar otras técnicas de adsorción más económicas y ecológicas, debido a que se puede hacer un mejor proceso de disposición de los encapsulados que absorbieron el cromo.
Este proyecto formó parte del grupo de investigación en Procesos Químicos, Catalíticos y Biotecnológicos, liderado por las profesoras Nancy Rocío Sanabria y Gloria Inés Giraldo, del Departamento de Química de la UNAL Manizales, el cual está en la categoría A 1 de Minciencias por sus aportes científicos en el territorio, en este caso en el municipio de Belén (Nariño).