El observatorio oceanográfico robótico de la UPCT puede decidir dónde explorar

La embarcación no tripulada, alimentada con energía solar y equipada con diversos equipos y sistemas de percepción sensorial, de la UPCT puede monitorizar el estado de lagunas y mares poco profundos con total autonomía, tal y como ha demostrado la tesis doctoral de Inocencio González en la UPCT, dirigida por Antonio Guerrero y Francisco José Ortiz Zaragoza. 

Esta embarcación, desarrollada en diversos proyectos de investigación en los últimos diez años por la División de Automatización y Robótica Autónoma (DAyRA), dirigida por Guerrero dentro del grupo de investigación en Ingeniería Eléctrica y Energías Renovables,  cuenta con capacidad de desplazarse autónomamente y para funcionar en modo híbrido, anclándose a fondos marinos poco profundos para analizar la calidad de las aguas en misiones de larga duración. 

La embarcación puede navegar indefinidamente usando exclusivamente energía solar fotovoltaica y ha demostrado con pruebas realizadas en el Mar Menor que su arquitectura de control para tomar decisiones de forma autónoma le permite gestionar su energía y elegir la zona más interesante a explorar, monitorizando valores físico-químicos como la salinidad, la temperatura, el oxígeno disuelto, los nitratos, los fosfatos, la densidad, el pH o los niveles de clorofila. Los investigadores estiman que tres de estos vehículos autónomos podrían analizar toda la laguna salada cada trimestre.

Denominada ASV-Boya, la embarcación funciona como un observatorio oceanográfico robótico, al proporcionar una solución novedosa y lograr una presencia autónoma permanente en lagos o aguas costeras poco profundas. Esto mejora la autonomía en el monitoreo de los parámetros de calidad del agua y evita los problemas, para el tráfico marítimo, el medio ambiente o el turismo, asociados con el despliegue de un gran número de sistemas de observación marina basados en boyas fijas.

Esta embarcación altamente especializada es novedosa porque tiene la capacidad de anclarse al lecho marino y convertirse en una “boya”, ya sea para tomar medidas en puntos específicos o para recargar sus baterías a través de paneles solares.

La difusión de esta investigación ha incluido la solicitud de una patente, la publicación de un libro, numerosos artículos en revistas y la presentación de ponencias en múltiples congresos.

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