La coronafobia (miedo al coronavirus) es un efecto colateral que agrava la salud mental tras la pandemia. Así lo confirma un estudio de la UNED que explora sus efectos en niños y adolescentes tras la crisis sanitaria.
La revista Frontiers in Psychology ha publicado el artículo Effects of coronavirus fears on anxiety and depressive disorder symptoms in clinical and subclinical adolescents: The role of negative affect, intolerance of uncertainty and emotion regulation strategies, que estudia el impacto del miedo al virus sobre los síntomas de depresión y ansiedad en los adolescentes y sugiere la necesidad de diseñar intervenciones psicológicas para tratar los síntomas y trastornos emocionales asociados a la pandemia.
Los problemas de Salud Mental que deja la pandemia en niños y adolescentes podrían ser más largos que la propia pandemia. Varios estudios se centran en explorar su impacto sobre la parte más vulnerable de esa población. Es el caso del trabajo publicado en la revista Frontiers in Psychology, Effects of coronavirus fears on anxiety and depressive disorder symptoms in clinical and subclinical adolescents: The role of negative affect, intolerance of uncertainty and emotion regulation strategies, cuyo autor principal Bonifacio Sandín es profesor de la Facultad de Psicología de la UNED.
El objetivo central del estudio es investigar el efecto de la coronafobia (miedo al coronavirus) sobre síntomas preexistentes de ansiedad y depresión en adolescentes. “Partíamos de la hipótesis de que los miedos son reacciones automáticas ante un peligro; constituyen una reacción primitiva ante una alarma que indica un peligro inminente. Si el peligro es incontrolable, puede dar lugar al desarrollo de ansiedad y depresión. En este caso, el peligro potencial es muy elevado, ya que se trata de un virus letal, poco conocido, e impredecible”, explica el profesor Sandín.
Su grupo ya tenía los resultados de otro estudio publicado a comienzos de la pandemia, en el cual se demostraba que los miedos al coronavirus eran muy frecuentes en estudiantes universitarios. “Se relacionaban fundamentalmente con miedos al contagio, la enfermedad y la muerte por la COVID-19, así como con problemas relacionados con el trabajo y el aislamiento social (Sandín et al., 2020, Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 25, 1-21). Los miedos al coronavirus se evaluaron a través de la Escala de Miedos al Coronavirus, de 18 ítems, elaborada por nuestro grupo”, señala.
El estudio se planteó como segundo objetivo investigar el papel que podrían jugar en los síntomas ansioso-depresivos asociados a la pandemia los factores personales, tales como el afecto negativo, la intolerancia a la incertidumbre y las estrategias de regulación emocional. “Nuestra hipótesis era que los miedos deberían asociarse a la sintomatología ansioso-depresiva de los adolescentes, aparte del efecto que puedan inducir dichos factores personales”, explica el autor.
En el estudio participó una muestra de 144 adolescentes (55 chicos y 89 chicas, de entre 12 y 18 años de edad). Todos fueron sometidos previamente a una entrevista clínica (la Mini International Neuropsychiatric Interview). La mayor parte de los adolescentes que participaron en el estudio (el 76,4%) tenían síntomas elevados de ansiedad y/o depresión, y un 34% presentaba algún trastorno de ansiedad y/o depresivo (más de la mitad presentaban ambos tipos de trastornos). Los síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión se evaluaron mediante la RCADS-30 (Revised Child Anxiety and Depression Scale—30).
“Los resultados principales, basados en series de análisis de regresión múltiple, revelaron que los miedos al coronavirus, el afecto negativo, la intolerancia a la incertidumbre y ciertas estrategias de regulación emocional (aceptación/tolerancia, rumiación, y supresión) explicaban de forma significativa la gravedad en los síntomas de los trastornos de ansiedad y depresivos. Estos resultados demuestran que una vía a través de la cual la pandemia podría generar la sintomatología ansioso-depresiva podría ser los miedos al coronavirus. Así mismo, indican que las variables personales también juegan un papel relevante”, señala Sandín.
Primeros resultados
Estamos ante los primeros resultados publicados sobre los efectos de la coronafobia en los síntomas de los trastornos de ansiedad, y también los primeros que demuestran el papel conjunto e independiente de los tres niveles jerárquicos de variables transdiagnósticas (afecto negativo, intolerancia a la incertidumbre y regulación emocional).
Algunos expertos opinan que los efectos sobre la Salud Mental de la pandemia pueden ser más largos que la propia pandemia. Bonifacio Sandín comparte la misma opinión. “Es así especialmente desde el contexto en el que se ha llevado a cabo nuestra investigación. Nuestro estudio se ha basado en una muestra de adolescentes, con edades entre los 12 y los 18 años. Esta es una edad especialmente vulnerable al estrés psicosocial, y al desarrollo de problemas de ansiedad y depresión. La cuestión es que tanto el elevado estrés psicosocial como los miedos a la COVID-19 y otros aspectos de la pandemia pueden afectar a otros problemas y trastornos emocionales (además de la ansiedad y la depresión), tales como el miedo a la enfermedad (hipocondría), el trastorno obsesivo-compulsivo, los trastornos adaptativos, y los síntomas psicosomáticos (problemas de sueño, fatiga, etc.)”.
El profesor advierte de que las personas que se encuentran en periodos tempranos del desarrollo evolutivo, como los niños y los adolescentes, son especialmente vulnerables. “Existe evidencia de que estos trastornos tempranos suelen agravarse con el tiempo, constituyen factores de riesgo de futuros trastornos mentales, e interfieren en el desarrollo psicológico normal del individuo. En definitiva, los efectos negativos de la pandemia sobre la salud mental pueden ser progresivos en el tiempo, especialmente en la población infantojuvenil”.
Este estudio señala, y coincide con otros similares ya publicados, que existe una evidencia contrastada de que la COVID-19 parece estar implicada en el desarrollo de múltiples trastornos de ansiedad y depresión, entre ellos el trastorno depresivo mayor, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático y trastornos relacionados con la sintomatología somática (fatiga, problemas de sueño, dolor de cabeza, manifestaciones cardiovasculares, etc., y trastorno de ansiedad a la enfermedad o hipocondría).
El autor principal del estudio señala que los resultados de su investigación sugieren la necesidad de intervenciones psicológicas diseñadas para tratar y prevenir en adolescentes los síntomas y trastornos emocionales asociados a la pandemia de la COVID-19. “Estas intervenciones, no solo deberían abordar directamente los síntomas de ansiedad, depresión y otros problemas emocionales, sino también los miedos al coronavirus y las variables transdiagnósticas comunes a los diferentes trastornos que pueden actuar como factores de vulnerabilidad”.