Los sellos de denominación de origen distinguen la procedencia de productos alimentarios y le otorgan un valor comercial mayor, vinculado a las condiciones naturales o ambientales de donde fueron producidos. Eso ocurre con vinos, productos cárnicos, frutas… sin embargo, certificar la denominación de origen de la miel de abeja es muy complicado, porque las abejas se mueven libremente por el entorno. Sin embargo, un algoritmo sí puede ayudar a identificar la procedencia del polen empleado por las abejas.
Con ayuda de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), un grupo de expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) analizó cerca de 4.800 fotografías de polen tomadas en los apiarios de las regiones de Tundama y Márquez, en Boyacá, importantes provincias del departamento y que comprenden municipios como Duitama o Paipa.
Cómo se identificó el origen del polen de las abejas
“Las muestras fotográficas de polen, que se tomaron en un entorno estandarizado para que no hubiera problemas en la interpretación del algoritmo, permitieron predecir el origen geográfico de cada muestra de polen, lo cual representa un avance crucial en tiempo y esfuerzo que no se había caracterizado antes en el país. Esto permite conocer el apicultor específico de la zona y la ubicación del apiario”, explica el matemático Juan David Leal Campuzano, magíster en Ciencias – Matemática Aplicada de la UNAL, uno de los investigadores del proyecto.
“Algo muy curioso es el color del polen, pues aunque en general se cree que es completamente amarillo, realmente tiene matices increíbles de tonos café, lo que dificulta la caracterización instantánea del lugar de procedencia y retarda los procesos de obtención de los sellos de calidad, por lo que el algoritmo es una gran ayuda”, comenta el experto.
Añade que, “el desempeño de identificación del algoritmo es muy alto, y de cierta manera es pionero en cuanto al polen, puesto que la mayoría de investigaciones se especializan o se dirigen hacia la miel y sus derivados como producto alimenticio, o en industrias de limpieza, por ejemplo”.
Según la Secretaría de Fomento Agropecuario de Boyacá, en 2018 existían alrededor de 2.100 apicultores distribuidos por todo el país, con Boyacá y Cundinamarca como los departamentos más importantes.
En estas zonas no solo se comercializa la miel sino también el polen, que se apelmaza y transporta en las corbículas de las abejas –pequeños bolsillos que tienen en sus patas traseras–, en las que llevan el material por cada planta.
Además en estos lugares la polinización tiene un impacto base para la agricultura, ya que mejora cultivos frutales como el de manzana, durazno, pera y curuba, entre otros, que forman parte del sustento económico de muchas familias de la zona.
Según el investigador Leal, esta industria va en ascenso y es importante para la mayoría de apicultores de Boyacá, por lo que es crucial conseguir el sello de calidad que otorgan centros como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), ya que les permite a los productores tener mayores beneficios económicos.
Qué información aporta el origen del polen
“Conociendo el origen geográfico es posible identificar los componentes nutricionales del polen de la zona; por ejemplo, si se sabe que es de Duitama, ya se pueden conocer sus valores alimenticios y generar la etiqueta del producto para su sello de calidad, que es clave para los entes estatales y privados que regulan la calidad de los productos de la apicultura”, indica.
Las abejas son polinizadores determinantes en la naturaleza, y son las especies más importantes al hablar de equilibrio de ecosistemas y de reproducción, crecimiento de plantas, que son base en la cadena alimenticia. Una especie en particular, la abeja domesticada (Apis mellifera), es crucial para este proceso en el mundo, y en Colombia se roba el protagonismo en departamentos como Boyacá y Cundinamarca; el polen de esta llamativa abeja fue el que se capturó en fotografías.
Todo el proceso de creación del algoritmo se realizó en el lenguaje de programación Python, que permite crear redes neuronales artificiales, que son cadenas de información que se van ajustando según los datos, en este caso de las imágenes proporcionadas.
“Este método implementado en Boyacá se puede aplicar en cualquier lugar del país, y de hecho serviría para tener un panorama general de la situación nacional del polen, ya que no existen muchos estudios, por lo que se tomaron como referencia modelos de países como Chile o Puerto Rico, que se han interesado más por este tipo de problemáticas”, concluye el investigador.