El laboratorio de Ángela Nieto en el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto la corriente celular que asegura el correcto posicionamiento del corazón a la izquierda durante el desarrollo embrionario. Este mecanismo parece darse en todos los vertebrados, incluidos los humanos. El laboratorio de Nieto ha encontrado pruebas del mismo en embriones de pez, de pollo y de ratón.
Anteriormente, el equipo del Instituto de Neurociencias demostró que hay un flujo de células mayor que se incorporan al corazón desde el lado derecho del embrión y que empujan al tubo cardiaco hacia la izquierda desde su posición inicial en el centro. El nuevo hallazgo desvela cómo se logra esta asimetría en la señalización celular.
La posición del corazón con el polo inferior apuntando a la izquierda es fundamental para que haya una concordancia adecuada con las venas y arterias. Según los investigadores del Instituto de Neurociencias, el 50% de las alteraciones detectadas al nacer son malformaciones cardiacas y muchas de ellas tienen que ver con defectos en el posicionamiento del corazón.
Hasta 2017 se creía que la determinación de las diferencias izquierda-derecha en el embrión estaban mediadas por información procedente del lado izquierdo que se suprimía en el lado derecho. Sin embargo, gracias al trabajo publicado en la revista científica Nature en 2017 y el que se publica ahora en Developmental Cell, el grupo de Ángela Nieto ha demostrado que es la coordinación entre la información procedente de ambos lados del embrión la que determina la posición final del corazón y su desarrollo.
El equipo de investigadores de Ángela Nieto, ubicado en campus de Sant Joan d’Alacant de la UMH, ha descrito cómo se logra la asimetría en los inductores del flujo, unas moléculas que actúan como señales de posición y controlan el destino de las células en el embrión. Una oleada de moléculas atenuadoras viaja por el lado izquierdo del embrión para provocar la asimetría del flujo de células y que posteriormente desaparecen. Esta oleada de atenuadores tiene lugar en un período concreto del desarrollo, durante el cual el corazón puede colocarse en la posición correcta.