Cáncer, las abejas tienen ingrediente para nuevos tratamientos

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Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga ha comprobado que el propóleo de las abejas es capaz de detener el crecimiento de células tumorales del cáncer de pulmón y de mama.

Equipo de Apicampus junto a las colmenas instaladas en el tejado de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga.

Las bondades de un producto como la miel están más que demostradas y, desde tiempos ancestrales, este dulce líquido producido por las abejas está incorporado a la dieta en múltiples presentaciones.

Las abejas realizan una función fundamental en el medio ambiente. Ellas y otros insectos similares son los responsables de la polinización en el 70 por ciento de las plantas, y el descenso en su población podría suponer una auténtica catástrofe ambiental, que se llevaría por delante buena parte de la producción agrícola, dependiente de su actuación.

Propóleo, con propiedades antitumorales

Ahora se ha descubierto que que estos insectos inteligentes también pueden jugar un papel muy importante en la lucha contra el cáncer. Un estudio pionero de la Universidad de Málaga está analizando las propiedades antitumorales del extracto de propóleo, una resina que producen estos insectos y que emplean para sellar las grietas que se producen en la estructura de las colmenas.

Por el momento, investigadores del Departamento de Ecología y Ecología de la Universidad de Málaga, liderados por Roberto Abdala, están probando en laboratorio la capacidad de esta sustancia para detener el crecimiento de células tumorales.

Se trata de estudios muy preliminares, una primera fase de una investigación con la que se están obteniendo resultados muy interesantes, ya que se ha conseguido detener el avance de estas células malignas.

Fármacos contra el cáncer basados en la resina producida por las abejas

¿Del extracto de propóleo se podrán obtener tratamientos contra los tumores? Pues todavía es muy pronto para decirlo, porque se trata de una fase experimental in vitro, con ensayos realizados en una placa de petri, pero sí es cierto que se trata de un primer paso muy interesante, de una línea de trabajo nueva, en la que pueden abundar otros grupos más especializados en el desarrollo del conjunto de experimentos necesarios para la obtención de un tratamiento, que implicaría pruebas a una mayor escala, así como ensayos con animales, algo para lo que todavía queda mucho trabajo.

El caso es que este trabajo de la Universidad de Málaga abre una nueva línea de interés sobre las abejas y el propóleo, una sustancia empleada en farmacia desde hace mucho tiempo, por sus propiedades antibacterianas, cuyas formulaciones se comercializan en formato de esprai para afecciones de garganta, entre otras muchas. Pero no se sabía nada de su actividad antitumoral.

Estudio del polen de las abejas de la Universidad de Málaga.

Propiedades antibacterianas del propóleo

Esta capacidad antibacteriana fue lo que llevó al equipo de la Universidad de Málaga a, en un principio, probar suerte contra las células tumorales. Para el experimento eligieron células de tumores de pulmón y mama.

En laboratorio, se dispusieron en dos grupos. Por un lado, una muestra de control, en una placa de petri, solamente con células tumorales. Por otro, otro recipiente similar, con células tumorales y el extracto de propóleo.

Mientras que en la que no contiene esta sustancia extraída de la colmena, el crecimiento de las células cancerígenas se desarrolla con total normalidad, en el recipiente donde se ha añadido el extracto de propóleo se ha observado un retroceso del crecimiento de las células tumorales.

“Se forma un halo alrededor que impide el crecimiento de las células tumorales”, explica la responsable del proyecto Apicampus, en el que se enmarca este experimento, María del Mar Trigo.

Proyecto Apicampus de la Universidad de Málaga

Esta investigadora es muy cauta y quiere ir muy poco a poco con los resultados de este experimento, más que nada, dice, para no despertar falsas expectativas y no llevar a ofrecer una información que no se corresponde con la realidad, que pueda llevar a algunas personas a consumir extracto de propóleo pensando que de esa manera van a frenar su enfermedad.

“Es un experimento con resultados muy interesantes, pero se está al inicio del todo y tampoco se sabe si esto podrá derivar en nuevos tratamientos contra el cáncer. Simplemente estamos haciendo el experimento in vitro, y si hay otro equipo que desee profundizar en esta línea, le damos las pautas, para pasar a siguientes fases en la investigación”, asegura.

Este trabajo para la determinación de la acción antitumoral de este producto obtenido de las abejas forma parte de Apicampus, un proyecto multidisciplinar de investigación cuyo objetivo es promover el desarrollo de la apicultura en ambientes urbanos, aumentar la concienciación sobre la importancia de las abejas y otros insectos polinizadores y fomentar el estudio de las propiedades de los productos apícolas.

María del Mar Trigo.

Este proyecto forma parte del Plan Propio del Vicerrectorado de Smart-Campus, y cuenta con dos colmenas en el campus universitario de Teatinos, equipadas con sistemas avanzados de monitorización, que cuentan las abejas que hay en su interior, las que entran, las que salen, la producción de miel y otros productos, además de contar con unas cámaras que emiten en tiempo real a través de Youtube tanto la actividad en el interior como en el exterior de las colmenas.

Además, las propias colmenas en sí ya son experimentales, porque si bien una reúne las características de las colmenas que se pueden ver en cualquier espacio rural, otra es totalmente experimental, realizada en un material plástico que no deja residuos perjudiciales para la salud.

Botánica, Ingeniería, Biología Animal y Pedagogía en torno a las abejas

En APICAMPUS participan investigadores de varios departamentos de la Universidad de Málaga. De Biología Vegetal (Botánica), que estudia los pólenes que llegan a la colmena, a fin de conocer las fuentes de alimentación de las abejas.

De Ecología y Geología, encargados de los ensayos para conocer la acción antitumoral del propóleo.

De Biología Animal, analizan los movimientos, las distancias que recorren, para ello se las marca con pigmentos, incluso algunas llevan un microchip.

De Ingeniería mecánica, Térmica y de Fluidos, cuya responsabilidad en el proyecto es la diseñar los sensores para la monitorización de las abejas, así como del modelo de colmena urbana realizada en plástico.

Este proyecto también cuenta con una parte más relacionada con la percepción social de las abejas y el estudio del conocimiento que la sociedad tiene de los polinizadores, algo de lo que se encarga un grupo de Pedagogía.

Y también colaboran estudiantes, así como Bee Garden Málaga, empresa ambiental y multidisciplinar especializada en apicultura de origen malagueño.

Abeja de las colmenas de la UMA.

Colmenas urbanas, un refugio para las abejas

Desde que se instalaron las colmenas, en 2019, se ha conseguido conocer cómo se comportan en un entorno urbano y, la verdad, es que sus pautas son prácticamente iguales en espacios naturales. Incluso la miel, a pesar de que el Campus de Teatinos está más expuesto a la contaminación del tráfico que otras colmenas diseminadas por el campus, tiene unas concentraciones de metales pesados que están dentro de lo normal, declara María del Mar Trigo.

Este proyecto experimental de colmenas urbanas está sirviendo para conocer mejor a estos insectos tan necesarios para la vida en la Tierra, que, paradójicamente, encuentran cierto refugio en las ciudades, en cuyas zonas ajardinadas encuentran las variedades de néctar que cada vez escasean más en los entornos rurales, debido a los monocultivos, el uso de pesticidas y a la fractura de hábitats.

Además, las abejas de las ciudades podrían ejercer una labor de polinización fundamental para los huertos urbanos, al tiempo que su presencia ayuda a que la población tome conciencia de la importancia de estos insectos y otros polinizadores, que sufren una situación de declive evidente y contrastada, a pesar de que sin ellos no podríamos vivir.