El investigador José Antonio Díaz Gómez, alumno de la Escuela de Doctorado de Humanidades, Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad de Granada (UGR), ha estudiado y sacado a la luz los datos de la documentación del Cristo de la Misericordia, una de las obras más importantes de la imaginería granadina y mundial, que fue encargado por la familia del abogado de la Real Chancillería Juan de la Barreda al artista bastetano asentado en Granada José de Mora. Su fecha de hechura fue 1688 y el encargo se firmó por 2.000 reales. Además, el artista recibió de los Clérigos Regulares Menores, como pago complementario en especie, seis pinturas “de gran valor”.
Díaz Gómez acaba de defender su tesis en la UGR sobre el patrimonio de las órdenes del Oratorio de San Felipe Neri y de los Clérigos Regulares Menores, desvela que el crucificado fue encargado a José de Mora para presidir la capilla funeraria de la familia propietaria en la iglesia de San Gregorio Bético. La Desamortización de Mendizábal estuvo a punto de provocar la pérdida de la imagen o su traspaso a manos privadas. La misma investigación ha desvelado que el párroco de la cercana iglesia de San José aprovechó el periodo de dos años que tuvo la Junta de Bienes Nacionales para realizar el inventario de los bienes de los conventos expropiados para que el Cristo de la Misericordia pasase a su templo, donde ahora es venerado.
La investigación realizada en la UGR también detalla que, desde un primer momento, se reconoció la gran valía de la imagen, que descansaba sobre una cruz lisa. Fue en 1740, cuando los letrados de la Real Chancillería quisieron fundar una hermandad con la imagen como titular, cuando los clérigos menores impusieron la realización de una nueva cruz más fuerte. En 1741, la actual cruz de taracea se adosó a la gran obra de arte.
Esa fue la condición para poder crear la hermandad y poder utilizar el crucificado de Mora en altares de cultos, toda vez que, por su gran valía, no se autorizaba sacarlo en procesión. La imagen comenzó a ser procesionada a comienzos del siglo XIX, tras la retirada de las tropas francesas de Granada. Actualmente, procesiona una copia por puntos de Barbero Gor. La imagen original preside una capilla en la iglesia de San José, remodelada hace dos décadas con la colaboración de la Duquesa de Alba.
Uno de los grandes hitos artísticos de la Escuela granadina
La talla del Cristo de la Misericordia, único crucificado de gran formato conocido en la producción del escultor del rey José de Mora, se presenta como uno de los grandes hitos artísticos de la Escuela granadina y, más aún, del arte Barroco español.
Se trata de un modelo que constituye todo un referente en el plano de la escultura nacional e internacional, como lo han venido poniendo de manifiesto los tratados y estudios artísticos que se han ocupado de este ámbito desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Tanto es así, que el estudio de esta pieza goza de una frecuente aparición en los manuales de Historia del Arte.
A pesar de haber marcado un punto de inflexión en la escultura granadina, se trata de una obra de arte de la que se desconocían por completo sus orígenes. En consecuencia, la historiografía contemporánea había lanzado diversas hipótesis carentes del respaldo de la documentación histórica.
¿En qué periodo realizó Mora el Cristo de la Misericordia? ¿Qué circunstancias rodearon la realización de una escultura única? ¿Cuáles fueron sus modelos? ¿Cuál ha sido el papel de esta pieza en sus más de tres siglos de historia? Todos estos interrogantes quedan resueltos gracias a la investigación doctoral realizada por Díaz Gómez, cuyas respuestas a estas cuestiones quedan reflejadas en un artículo científico que acaba de ser publicado en la revista De Arte de la Universidad de León.
Con esta aportación, quedan documentados los orígenes de esta relevante escultura, fijados definitivamente en el año 1688, coincidiendo con el periodo de madurez artística de José de Mora en Granada.
Junto a ello, se clarifican todos los aspectos que motivaron su creación, así como sus posteriores vínculos con la sociedad y la instituciones de Granada, desde donde deriva la creación posterior de otras piezas estrechamente ligadas a esta talla, como su cruz de taracea, para acabar convirtiéndose en una potente fuente de inspiración que aún hoy sigue trascendiendo las fronteras locales.