Un equipo de investigación de la Universidad de Almería (UAL) ha descubierto un efecto inesperado en un tipo de probióticos que se toman durante el embarazo y que podría desaconsejar su consumo. Los primeros indicios descubiertos en ratas apuntan a que alteran el neurodesarrollo del feto.

El uso de los probióticos durante el embarazo es una práctica que se ha extendido en los últimos años. Estos productos actúan sobre el sistema intestinal de la madre, donde generan interacciones con la microbiota que repercuten positivamente en su salud y en la del futuro bebé.
Cuál es la cara oculta del consumo de los probióticos durante el embarazo
Sin embargo, un hallazgo reciente realizado por un equipo de investigación de la UAL pone en cuestión los beneficios para el gestante asociados a un tipo de probióticos, es más, podrían incluso ser peligrosos y afectar a su neurodesarrollo.
Este descubrimiento se ha realizado en el marco de un estudio interdisciplinar sobre la relación entre el autismo y la exposición al clopirifos, un pesticida organofosforado prohibido en la actualidad, pero que ha sido ampliamente utilizado en agricultura y también en entornos domésticos, sobre todo en Estados Unidos, por su capacidad para acabar con hormigas y termitas.
El equipo de investigación, integrado por científicos de los grupos de Neurociencia clínica y experimental y de Métodos avanzados de resonancia magnética nuclear y catalizadores a base de metales, estudiaba el efecto de los probióticos Lactobacilus plantarum y Lactobacilus brevis en ratas wistar embarazadas y en sus crías gestantes.
Probióticos frente al efecto negativo de los plaguicidas
Esta investigación partía con el objetivo de comprobar si los probióticos basados en estas bacterias ejercían un efecto protector frente a la exposición al plaguicida, relacionado desde 2014 con el desarrollo de trastornos del espectro autista. Y se planteó de esa manera porque en estudios previos se había comprobado que el uso de probióticos para tratar los problemas gastrointestinales habituales de las personas con autismo, también tenían un efecto positivo sobre la sintomatología de este trastorno.
«Nosotros decidimos exponer a las madres a probióticos durante la gestación y a los pesticidas, con la idea de comprobar si un cambio en la microbiota materna podría ejercer algún efecto protector del feto ante la exposición a este pesticida», explica el investigador principal del grupo de neurocientíficos que han participado en este estudio, Fernando Sánchez Santed.
Tras los ensayos realizados con ratas wistar en los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Almería, el equipo comprobó la existencia de una «interacción bastante compleja» entre la exposición a los probióticos y al clopirifos. Concretamente, han observado que el probiótico atenúa la acción del pesticida y, sorprendentemente, también ocurre lo contrario; los efectos del probiótico se neutralizan en parte por la intervención del clopirifos. Se establece una especie de ‘empate técnico’ entre las acciones descritas para los dos compuestos.

Cuál es el efecto inesperado de los probióticos sobre el neurodesarrollo del feto
«Pero lo que más nos ha interesado, es que en los animales controles no expuestos a clorpirifos y sí a probióticos se producen cambios, que no se han descrito hasta ahora, y que no sabemos si son beneficiosos o no», advierte Sánchez Santed. Las ratas cuyas madres consumieron probióticos durante el periodo de gestación mostraron cambios en el comportamiento, en la interacción social durante la adolescencia y también «modificaciones en la expresión génica».
Las crías presentaron una ganancia de peso corporal mayor, un adelanto en el desarrollo general y motor, así como cambios en genes relacionados con el neurodesarrollo.
Qué alteraciones se han descrito a nivel molecular
A nivel molecular, los estudios han permitido detallar una alteración en el funcionamiento del neurotransmisor GABA, en el receptor de glutamato y en el transportador iónico de membranas KCT2, responsable de meter y sacar cloro de la célula. Esta serie de transformaciones muestran alteraciones en el neurodesarrollo de los embriones.
Durante el desarrollo prenatal normal, el neurotransmisor GABA es excitatorio, es decir, se encarga de que haya más cloro en el interior de las células, y fomenta el desarrollo del sistema nervioso. Sin embargo, ante la presencia del probiótico, este neurotransmisor cambia su manera de actuar y pasa a ser inhibitorio, de forma que se encarga de expulsar el cloro de las células, e interrumpe los procesos neuronales.
El problema radica en que, si bien este cambio es natural y esperable, se da en la fase postnatal y no cuando el feto está todavía en el interior del cuerpo de la madre.

Alteración de los tiempos naturales del desarrollo
«Si nosotros adelantamos ese proceso de inhibición del GABA estamos modificando los tiempos naturales del desarrollo. Y una de las cuestiones que se han observado es que en los autistas hay alteraciones en el equilibrio GABA – glutamato. Nosotros planteamos que es posible que sea peligroso usar según que probióticos en determinado momento del desarrollo».
Los resultados obtenidos en este estudio son poco concluyentes e invitan a profundizar mucho más sobre esta cuestión. Por ello, el equipo de Sánchez Santed ha solicitado un proyecto de investigación más amplio al Ministerio de Ciencia, en el que analizará con mayor precisión los efectos de los probióticos en el neurodesarrollo de los gestantes, a fin de poder emitir un juicio asentado sobre más datos, dado lo delicado del tema en el que, por un lado está la salud de los gestantes y, por otro, los intereses económicos de las empresas comercializadoras de este tipo de productos.
El grupo de investigación de Neurociencia clínica y experimental lleva años estudiando el efecto de los plaguicidas organofosforados sobre el neurodesarrollo y su relación con la aparición de trastornos del espectro autista. Así como también los efectos de la contaminación en el desarrollo del cerebro, que le ha llevado a identificar modificaciones en la producción de dopamina y serotonina. Ahora, con esta investigación sobre la acción de los probióticos da un paso más en su línea innovadora que lo sitúa en puestos de referencia.