La Unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Junta de Andalucía ha intervenido en una finca del municipio almeriense de Senés una serie de artes prohibidas de caza para la captura de fauna silvestre.
El dispositivo de vigilancia se puso en marcha tras tener conocimiento los agentes, durante el desarrollo de una de las labores de prevención de la caza furtiva que realizan habitualmente, de que el propietario de la finca en cuestión utilizaba métodos ilegales para la captura de animales.
Tras la actuación policial han sido intervenidos tres cepos metálicos cuya tenencia, uso o venta está expresamente prohibidos. Estas trampas ilegales, que estaban destinadas a la captura de jabalíes, cabras montesas o zorros, son muy peligrosos para cualquier persona que los pueda pisar accidentalmente.
Estos cepos son el método menos selectivo que existe para la caza y, debido a sus dientes afilados, algunos animales no consiguen escapar y mueren desangrados junto a la trampa sin que nadie los reclame, mientras que otros tiran hasta desprenderse y pueden perder una pata.
También han sido incautados seis cepos red para captura de perdices que posteriormente se venden a una media de 175 euros el ejemplar; seis cepos tipo ballesta que permiten la caza indiscriminada de cualquier especie de ave, incluso de aquellos ejemplares incluidos en los listados de especies amenazadas y catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción. La caza de aves mediante la utilización de estos cepos, también conocidos como ballestas, perchas o costillas, es un método expresamente prohibido, en particular por tratarse de métodos no selectivos.
Por último, se han intervenido una jaula trampa para córvidos-urracas, para captura de aves mediante reclamo; dos jaulas trampa, para capturar pequeños mamíferos y dos lazos corredizos de alambre acerado que, colocados en lugares de paso de mamíferos, suponen un grave riesgo para la fauna silvestre por ser un medio de caza masivo y no selectivo, a lo que se suma que constituye en ocasiones un modo cruel y lento de provocar la muerte de un animal.
Los lazos suelen colocarse ocultos entre los matorrales en senderos marcados por las pisadas de los propios animales. Pueden ser de acero, para piezas de caza mayor, o nylon, para conejos y perdices.. También suelen caer accidentalmente animales domésticos como perros y gatos.