Artículo de
David Boteller Mas
Licenciado en biología (Universidad de Barcelona). Máster en investigación clínica: especialidad salud internacional (Universidad de Barcelona).
Responsable de Salud Global Lab.
Los resultados derivados de la investigación científica es lo que denominamos evidencias científicas y permiten determinar qué intervenciones son eficaces y cuáles no. Aunque existe una gran cantidad de literatura científica que recopila estos resultados, las intervenciones con eficacia científicamente demostrada no se integran de forma efectiva en la práctica médica rutinaria. A veces, la integración de este conocimiento tarda muchos años, es discontinua o no se produce. Todo ello impidió que dichas intervenciones produzcan los beneficios de salud esperados. La vacunación contra la viruela, el uso de la penicilina y la insulina o el consumo de cítricos para prevenir el escorbuto ejemplifican la lenta integración de intervenciones eficaces de lo que se conoce como ciencia de la implementación.
Paradójicamente, intervenciones con eficacia probada no se aplican en la práctica diaria, mientras que procedimientos que no están respaldados científicamente se siguen realizando.
Ante esta situación, los formuladores de políticas, los ejecutores de proyectos y otros agentes de cambio deben encontrar la manera de cerrar la brecha entre la investigación científica y su aplicación práctica. No solo se trata de identificar intervenciones con eficacia demostrada, sino también de reconocer los facilitadores y las barreras que afectan su implementación, para así incorporarlas de manera adecuada y contextualizada en la práctica rutinaria.
La ciencia de la implementación (también llamada investigación en implementación) se ocupa de reducir esta brecha (a veces llamada know-do gap) entre el conocimiento basado en evidencias científicas (“lo que sabemos que funciona gracias a la investigación”) y su aplicación posterior en la práctica diaria (“lo que hacemos”).
¿Qué es la ciencia de la implementación?
La ciencia de la implementación es una disciplina científica que promueve la incorporación sistemática de intervenciones con eficacia científicamente demostrada en la práctica clínica diaria para mejorar la salud de las personas. El término intervención es un concepto amplio. Engloba servicios, procedimientos, programas y políticas de salud.
La ciencia de la implementación puede abordar cualquier aspecto relacionado con la puesta en práctica de una intervención. A través de varias herramientas y métodos, examina en el “mundo real” qué intervenciones funcionan, cómo, por qué, para quién y bajo qué circunstancias. Ayuda a identificar y comprender los factores que facilitan o dificultan la implementación, y ofrece soluciones a los problemas para lograr la expansión de las intervenciones a gran escala. Así se consigue que las intervenciones lleguen a quienes las necesitan y cumplan el propósito para el que fueron diseñadas.
La ciencia de la implementación también contribuye a evaluar las intervenciones existentes, mejorarlas, optimizarlas o reemplazarlas, y a orientar futuras intervenciones para que sean de mayor calidad, más costo-efectivas y sostenibles a largo plazo.
¿Por qué es necesaria la ciencia de la implementación?
En muchos ámbitos científicos se trabaja en entornos controlados y con poblaciones seleccionadas para un fin. En la ciencia de la implantación, en cambio, se trabaja bajo las condiciones del mundo real y con poblaciones heterogéneas e influenciadas por factores relacionados con el contexto. Estos factores contextuales tienen un efecto directo en la intervención que se pretende implementar y, además, son complejos, diversos, se influyen entre sí y cambian con el tiempo.
Algunos factores contextuales están relacionados con el propio proceso de implementación – la claridad de objetivos, el equipo de trabajo, el interés de las partes implicadas o la disponibilidad de recursos, etc. – mientras que otros son más genéricos. Entre los factores genéricos se encuentran los factores sociales, culturales, económicos, políticos, epidemiológicos, demográficos, religiosos, medioambientales y las relaciones entre las partes implicadas en la intervención.
Los factores contextuales a menudo se pasan por alto, y aquellos que dificultan la implementación de las intervenciones pueden reducir su efectividad hasta en un 50%. Ejemplos de estos factores incluyen la falta de habilidades para llevar a cabo la implementación, la percepción en la comunidad beneficiaria de que la intervención no resuelve un problema relevante para ellos, y la falta de coordinación entre las partes implicadas, entre otros. La ciencia de la implementación destaca estos factores y las complejidades de las comunidades y sistemas de salud donde se llevan a cabo intervenciones con eficacia demostrada.
El hecho de llevar a cabo con éxito una intervención en un lugar concreto no garantiza que la misma intervención vaya a funcionar en otro lugar con una población distinta. Para asegurar el éxito de una intervención, además de considerar las evidencias científicas, es necesario conocer el contexto antes de implementarla. Por ejemplo, conocer cómo se organiza un sistema de salud, es decir, el reparto de funciones y tareas entre gobiernos locales, ONGs, proveedores y sanitarios es especialmente importante a la hora de implementar una intervención sanitaria.
Los resultados de la investigación en implementación generan las evidencias necesarias para mejorar la calidad de las intervenciones existentes, respaldar la formulación de nuevas intervenciones, como programas o políticas de salud, y facilitar la ampliación de las intervenciones a gran escala. En este último aspecto, la ciencia de la implementación pone especial atención al diseño de soluciones para superar los obstáculos que dificultan la implementación y el despliegue de intervenciones, asegurando que produzcan los resultados esperados.
Estas soluciones suelen estar dirigidas a superar barreras relacionadas con el abastecimiento de suministros, la adopción de comportamientos, la asimilación de procedimientos para fortalecer los sistemas de salud, y la aceptación de medicamentos, diagnósticos o medidas preventivas.
En el contexto de las enfermedades infecciosas en países con escasos recursos, esto puede implicar diseñar estrategias culturalmente adaptadas para la aceptación de vacunas, asegurar cadenas de suministro robustas para medicamentos esenciales, y desarrollar programas de formación continua para los trabajadores de salud en el terreno.
Cuál es su papel en la salud pública
La ciencia de la implementación tiene un papel clave en la salud pública. Facilita la traducción de los resultados de investigaciones y ensayos clínicos en prácticas y políticas efectivas, abordando la brecha entre la evidencia científica y la práctica real. Esta ciencia optimiza la implementación de intervenciones de salud pública, asegurando la eficiencia en el uso de recursos y la efectividad en alcanzar a la población objetivo. Además, permite adaptar intervenciones a diferentes contextos culturales, económicos y sociales, promoviendo su relevancia y aceptación. La evaluación continua y sistemática de intervenciones permite identificar áreas de mejora, mientras que la identificación y superación de barreras específicas ayuda a reducir desigualdades en salud.
La ciencia de la implementación tiene múltiples utilidades, incluyendo el diseño, implementación y evaluación de intervenciones basadas en evidencia, así como el desarrollo de políticas de salud efectivas. También proporciona capacitación y herramientas a los profesionales de la salud pública y fomenta la colaboración entre investigadores, profesionales y responsables de políticas. Además, desarrolla métodos para monitorear y evaluar programas de salud, identificando desafíos y oportunidades para mejorar, y permite la escalabilidad de intervenciones exitosas. Ejemplos prácticos incluyen la implementación de programas de vacunación, la prevención de enfermedades crónicas y la respuesta a pandemias, asegurando que las intervenciones sean efectivas y bien aceptadas por la población.
En resumen, la ciencia de la implementación es fundamental para asegurar que las intervenciones y políticas de salud pública sean efectivas, eficientes y equitativas, maximizando así su impacto positivo en la salud de las poblaciones.
La ciencia de la implementación es crucial para cerrar la brecha entre el conocimiento basado en evidencias científicas y su aplicación en la práctica clínica diaria. Al identificar y abordar los facilitadores y barreras contextuales, esta disciplina permite la integración efectiva de intervenciones con eficacia demostrada, especialmente en entornos de recursos limitados y en el manejo de enfermedades infecciosas. La investigación en implementación no solo mejora la calidad y efectividad de las intervenciones existentes, sino que también orienta el desarrollo de nuevas estrategias más costo-efectivas y sostenibles. En última instancia, la ciencia de la implementación asegura que las intervenciones de salud lleguen a quienes más las necesitan, optimizando los resultados en salud y cumpliendo su propósito en distintos contextos.